Blanqueada de LA
(Foto; Lanzador Mariano Rivera)
Mariano Rivera hizo que todo un estadio se rindiera a sus pies y lanzó impecable en su último Juego de Estrellas. En una noche emotiva que se amoldó al libreto, el relevista lanzó en el octavo inning de la victoria 3-0 de la Liga Americana frente a la Nacional. A meses de retirarse de las Grandes Ligas, Rivera, de 43 años, acaparó las miradas en un momento conmovedor. Jim Leyland había garantizado que el líder histórico de rescates iba a lanzar como fuese y cumplió con su palabra al enviarlo al montículo en la parte baja del octavo episodio con una ventaja de tres carreras.
¿Por qué no en el noveno para el rescate? Quizás Leyland no quiso tomarse riesgos en el caso que la Nacional pudiera remontar con un rally.
Así las cosas, Rivera caminó lentamente hacia el montículo del Citi Field, mientras los jugadores de ambos equipos aplaudían de pie desde las escalinatas de las cuevas. El hombre con el número 42 en la espalda estuvo un largo rato sin nadie en el terreno para recibir la ovación.
Rivera procedió a sacar el inning con un 1-2-3. Fue su novena aparición en un Juego de Estrellas y se despide sin haber permitido una sola carrera. Fue consagrado como el Jugador Más Valioso del partido. Un elevado de sacrificio de José Bautista, una roleta remolcadora de J.J. Hardy y un doble de Jason Kipnis produjeron las carreras del triunfo de la Americana, que puso fin a una racha de tres derrotas en el clásico de mitad de temporada.
Luego que Matt Harvey y Max Scherzer pusieron en marcha el juego con dominante pitcheo, la Americana logró fabricar una carrera en el cuarto inning ante Patrick Corbin. Miguel Cabrera abrió el episodio con un doble entre el bosque central-derecho, avanzó a tercera con un sencillo de Chris Davis y anotó con el elevado de Bautista al central. La carrera cortó una racha de 17 ceros seguidos de la Americana, que se remontaba a un jonrón de Adrián González ante Cliff Lee en Phoenix hace dos años.
La segunda anotación entró en el quinto cuando Adam Jones inició el inning con un doble y luego cruzó el plato con la roleta de Hardy. En la octava, Kipnis puso el 3-0 al disparar un doble con dos outs para remolcar desde tercera al venezolano Salvador Pérez. El juego comenzó con un susto tremendo para los Yanquis cuando Harvey golpeó a Robinson Canó en la pierna derecha en el segundo turno. El segunda base tuvo que salir del partido, pero una radiografía arrojó negativo y el diagnóstico fue de un moretón en el cuádriceps derecho.
Scherzer se combinó con Chris Sale, Félix Hernández, Matt Moore y Grant Balfour para lanzar pelota de un hit en los seis primeros inning. El solitario imparable de la Nacional en ese lapso fue un sencillo de Carlos Beltrán con un out en la cuarta entrada.
El clásico de mitad de temporada batió un récord de asistencia en el Citi Field de Nueva York, con 45,186 espectadores. Los Mets fueron anfitriones del juego por primera vez desde que se disputó en el Shea Stadium en 1964.
La Liga Nacional buscaba su cuarta victoria en fila, luego de haber perdido los primeros siete juegos desde que se decidió que el ganador del juego obtiene la ventaja de local en la Serie Mundial.