JUAN MARICHAL Y SU FAMILIA‏


Beisbolista dominicano exaltado al Salón de la Fama Internacional, nos cuenta las claves de su historia de éxito.

Una persona que te reciba en su hogar, sin conocerte, ya de por sí tiene sus méritos. Te das cuenta, al hablar con él, que esta percepción quedó chiquita.

Él es simpático, jovial, positivo y honesto, y fiel amante de su familia. Ese es el Don Juan que quizá no percibas en las fotos o a través del teléfono.


Hablamos de todo. De sus viajes, de Sosa, Guerrero y Martínez (haciendo referencia a tres grandes dominicanos del béisbol de Grandes Ligas); de sus hijos, nietos, su esposa (su gran amor de más de 51 años); de la victoria de los Heat sobre los Spur (por cierto, él iba a Miami); de lo que le encanta comer: “todo lo criollo, un buen sanconcho, siempre me lo guardan cuando regreso de viaje; pero también me encanta el cocido y el rabo 'encendío'. Cuando viajo pruebo otros sabores, pero en mi tierra lo mío es la comida criolla, pero en pocas cantidades debido a mi diabetes. Ahora tengo que comer más saludable y siempre entre 1:30 p.m. a 2:00 p.m., cuando se trata del almuerzo”.

'Manico', como le dicen en su pueblo natal Laguna Verde, Montecristi; o 'Dominican Dandy', como fue apodado en las Grandes Ligas, debido a su elegante estilo al vestir, es más sencillo de lo que podamos pensar. Siempre soñó con ser pelotero, pero no esperó a que el éxito lo encontrara. “Yo salí a buscarlo, porque nada es imposible. Uno no debe esperar que las cosas sucedan”. Esta es una de las grandes lecciones que nos deja en esta edición de Mentores de vida.

De Laguna Verde salió a los 17 años, con destino hacia la capital. Estuvo en las Fuerzas Armadas por 14 meses.

Lo firmaron como lanzador y se fue hacia los Estados Unidos, sin saber una pizca de inglés. Sin embargo, ese no fue su mayor enfrentamiento al llegar a suelo norteamericano. “Lo que más me sorprendió fue la discriminación. Ver al país más desarrollado del mundo, con lo que yo considero ignorancia; ver cómo una persona odia a otra simplemente por el color de su piel, me afectó mucho”, recuerda. Por ello casi decide regresar a RD.

 Sin embargo, la promesa que le hiciera a su mamá, y el deseo de alcanzar el sueño que había deseado para sí, fueron más fuertes que cualquier otra cosa. Tan así, que al sol de hoy, es el único dominicano exaltado al Salón de La Fama del Béisbol de Cooperstown, por su desempeño, sobre todo, con los Gigantes de San Francisco. Esa es la segunda gran lección que Don Juan nos deja en estas páginas: no renunciar ante los obstáculos.

Lejos del béisbol, incursionó en la política como Secretario de Estado de Deportes, en el primer mandato del ex presidente Leonel Fernández; además de dedicarse a la profesión que más le gusta: ser padre, abuelo y, más recientemente, bisabuelo.

A meses de cumplir los 75 años, Don Juan dice estar pleno y feliz. Lo único que le queda en su bucketlist, es ver a sus nietas más pequeñas y su bisnieta, jugar juntas.

Esa misma felicidad la comparte con nosotros. Setenta y cinco años de sabiduría, resumidos en varias páginas, para todos nosotros.

“No piensen en la palabra imposible. Háganse de cuenta que esa palabra no existe en el diccionario. Si yo pude recorrer todo éste trayecto (dónde nací, donde me críe y dónde llegué), no hay nada imposible”.

"Me enamoré de mi esposa cuando ella era una jovencita. Hoy, 51 años después, sigue siendo uno de mis mayores soportes”.

Claves del éxito

1. Saber que hay alguien superior. Soy muy devoto de Dios, soy católico, voy a la Iglesia, creo mucho en la religión. Aconsejo mucho a mis hijos a que crean en el Señor. Me digo: yo nací ahí, en ese campito, tuve la oportunidad de recorrer tanto mundo y llegar donde llegué, eso no lo hice yo solo; el Señor me acompañó durante todo ese trayecto. Si tienes fe, puedes lograr tantas cosas.

2. Rodearte de amor. Mi familia es uno de mis grandes teosoros. Soy feliz porque me rodea esa aura de amor. Creo que por eso aceleré mi retiro de las Grandes Ligas. Mis primeras cuatro niñas, yo digo que no las disfruté plenamente en su crecimiento. Y después que me retiré, en el 80 y el 81, llegaron dos más, y tuve todo el tiempo para disfrutarlos a plenitud. Pero me hubiera gustado tener todo el tiempo para disfrutar con mis primogénitas. Ellas me llenan de orgullo, las respeto, me han llenado de nietos. Cada vez que tengo a todos mis hijos a mi alrededor le doy gracias al Señor por todo ese amor.

Cuando me va mal...

Me ayuda el consultar a los que me quieren: mi esposa, mis hijas, mi hijo, un amigo... Ellos pueden ayudarte a ver las cosas distintas. Además, a veces uno se siente un poco triste, y un buen consejo te ayuda a crear ese ánimo para seguir luchando, olvidar y tratar de que lo negativo no vuelva a suceder.

La fórmula para entender a las mujeres

Siempre estar de acuerdo con ellas (risas). Hombres, llévense de mí, de esta forma se sale de ciertas complicaciones. Siempre estar de acuerdo con lo que desean, con lo que dicen... esa es la clave.

Cuatro pasos para lograr nuestros sueños.
1. Saber lo que quieres. En mi caso, desde pequeño supe que quería ser pelotero, yo soñaba con eso.

2. Buscar el éxito. No puedes esperar a que llegue. Uno debe de tratar, luchar para que las cosas se den. Y siempre, siempre, enfocado en lo positivo.

3. No desenfocarse. Al llegar a EE.UU., y enfrentarme a la discriminación, al racismo, pensé dejarlo todo. Sin embargo, recordar por lo que estaba ahí, me ayudó a no desesperarme.

4. Cero miedo. La confianza me ayudada a concentrarme, en que podía dominar al contrario, cuando sentía algún tipo de presión en el juego. Nunca tuve miedo, a los buenos bateadores les tenía respeto, pero no miedo.

La imagen, algo muy importante

En San Francisco, un periodista me apodó como el 'Dominican Dandy', según él, por mi forma de vestir. Y es que una persona elegante siempre luce bien. Cuando ves a alguien bien vestido, automáticamente hay cierto respeto.

“Te puedes hacer rico  sacándote la lotería, pero trabajando honradamente hay que sacrificarse mucho. Ese es uno de los factores que puede ayudarte a lograr todos tus deseos, y llegar a obtener la felicidad completa”

Para que un matrimonio perdure con el tiempo...

Debe haber comprensión, respeto mutuo, y por supuesto, amor. Cuando éstos no existen, las cosas sencillamente no funcionan.

Un consejo para ser un padre 10

Amor, respeto, darle buenos consejos a los hijos; ayudarlos en lo que puedan. Hacerlos ver lo correcto, lo bueno y lo malo, pero sólo guiarlos, no imponiendo.

uando regreso de viaje; pero también me encanta el cocido y el rabo 'encendío'. Cuando viajo pruebo otros sabores, pero en mi tierra lo mío es la comida criolla, pero en pocas cantidades debido a mi diabetes. Ahora tengo que comer más saludable y siempre entre 1:30 p.m. a 2:00 p.m., cuando se trata del almuerzo”.

'Manico', como le dicen en su pueblo natal Laguna Verde, Montecristi; o 'Dominican Dandy', como fue apodado en las Grandes Ligas, debido a su elegante estilo al vestir, es más sencillo de lo que podamos pensar. Siempre soñó con ser pelotero, pero no esperó a que el éxito lo encontrara. “Yo salí a buscarlo, porque nada es imposible. Uno no debe esperar que las cosas sucedan”. Esta es una de las grandes lecciones que nos deja en esta edición de Mentores de vida.

De Laguna Verde salió a los 17 años, con destino hacia la capital. Estuvo en las Fuerzas Armadas por 14 meses.

Lo firmaron como lanzador y se fue hacia los Estados Unidos, sin saber una pizca de inglés. Sin embargo, ese no fue su mayor enfrentamiento al llegar a suelo norteamericano. “Lo que más me sorprendió fue la discriminación. Ver al país más desarrollado del mundo, con lo que yo considero ignorancia; ver cómo una persona odia a otra simplemente por el color de su piel, me afectó mucho”, recuerda. Por ello casi decide regresar a RD. Sin embargo, la promesa que le hiciera a su mamá, y el deseo de alcanzar el sueño que había deseado para sí, fueron más fuertes que cualquier otra cosa. Tan así, que al sol de hoy, es el único dominicano exaltado al Salón de La Fama del Béisbol de Cooperstown, por su desempeño, sobre todo, con los Gigantes de San Francisco. Esa es la segunda gran lección que Don Juan nos deja en estas páginas: no renunciar ante los obstáculos.

Lejos del béisbol, incursionó en la política como Secretario de Estado de Deportes, en el primer mandato del ex presidente Leonel Fernández; además de dedicarse a la profesión que más le gusta: ser padre, abuelo y, más recientemente, bisabuelo.

A meses de cumplir los 75 años, Don Juan dice estar pleno y feliz. Lo único que le queda en su bucketlist, es ver a sus nietas más pequeñas y su bisnieta, jugar juntas.

Esa misma felicidad la comparte con nosotros. Setenta y cinco años de sabiduría, resumidos en varias páginas, para todos nosotros.

    “No piensen en la palabra imposible. Háganse de cuenta que esa palabra no existe en el diccionario. Si yo pude recorrer todo éste trayecto (dónde nací, donde me críe y dónde llegué), no hay nada imposible”.

    “Me enamoré de mi esposa cuando ella era una jovencita. Hoy, 51 años después, sigue siendo uno de mis mayores soportes”.

Claves del éxito

1. Saber que hay alguien superior. Soy muy devoto de Dios, soy católico, voy a la Iglesia, creo mucho en la religión. Aconsejo mucho a mis hijos a que crean en el Señor. Me digo: yo nací ahí, en ese campito, tuve la oportunidad de recorrer tanto mundo y llegar donde llegué, eso no lo hice yo solo; el Señor me acompañó durante todo ese trayecto. Si tienes fe, puedes lograr tantas cosas.

2. Rodearte de amor. Mi familia es uno de mis grandes teosoros. Soy feliz porque me rodea esa aura de amor. Creo que por eso aceleré mi retiro de las Grandes Ligas. Mis primeras cuatro niñas, yo digo que no las disfruté plenamente en su crecimiento. Y después que me retiré, en el 80 y el 81, llegaron dos más, y tuve todo el tiempo para disfrutarlos a plenitud. Pero me hubiera gustado tener todo el tiempo para disfrutar con mis primogénitas. Ellas me llenan de orgullo, las respeto, me han llenado de nietos. Cada vez que tengo a todos mis hijos a mi alrededor le doy gracias al Señor por todo ese amor.

Cuando me va mal...

Me ayuda el consultar a los que me quieren: mi esposa, mis hijas, mi hijo, un amigo... Ellos pueden ayudarte a ver las cosas distintas. Además, a veces uno se siente un poco triste, y un buen consejo te ayuda a crear ese ánimo para seguir luchando, olvidar y tratar de que lo negativo no vuelva a suceder.

La fórmula para entender a las mujeres

Siempre estar de acuerdo con ellas (risas). Hombres, llévense de mí, de esta forma se sale de ciertas complicaciones. Siempre estar de acuerdo con lo que desean, con lo que dicen... esa es la clave.

Cuatro pasos para lograr nuestros sueños.
1. Saber lo que quieres. En mi caso, desde pequeño supe que quería ser pelotero, yo soñaba con eso.

2. Buscar el éxito. No puedes esperar a que llegue. Uno debe de tratar, luchar para que las cosas se den. Y siempre, siempre, enfocado en lo positivo.

3. No desenfocarse. Al llegar a EE.UU., y enfrentarme a la discriminación, al racismo, pensé dejarlo todo. Sin embargo, recordar por lo que estaba ahí, me ayudó a no desesperarme.

4. Cero miedo. La confianza me ayudada a concentrarme, en que podía dominar al contrario, cuando sentía algún tipo de presión en el juego. Nunca tuve miedo, a los buenos bateadores les tenía respeto, pero no miedo.

La imagen, algo muy importante

En San Francisco, un periodista me apodó como el 'Dominican Dandy', según él, por mi forma de vestir. Y es que una persona elegante siempre luce bien. Cuando ves a alguien bien vestido, automáticamente hay cierto respeto.

“Te puedes hacer rico  sacándote la lotería, pero trabajando honradamente hay que sacrificarse mucho. Ese es uno de los factores que puede ayudarte a lograr todos tus deseos, y llegar a obtener la felicidad completa”

Para que un matrimonio perdure con el tiempo...

Debe haber comprensión, respeto mutuo, y por supuesto, amor. Cuando éstos no existen, las cosas sencillamente no funcionan.

Un consejo para ser un padre 10

Amor, respeto, darle buenos consejos a los hijos; ayudarlos en lo que puedan. Hacerlos ver lo correcto, lo bueno y lo m

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