EL PRD AL BORDE DEL ABISMO POLÍTICO‏

Por José Tomás Paulino

El Partido Revolucionario Dominicano sigue colocado en el ojo del huracán, su situación interna se complica cada vez más, la ruptura de negociaciones con Hipólito Mejía hecha por Miguel Vargas Maldonado son una clara señal de que esa organización política está en el camino, sin vuelta atrás, de la división definitiva.

La ríspida postura del presidente del PRD sorprendió a pocos. Desde que estalló la crisis nunca ha asumido un comportamiento sereno, sensato y abierto hacia el diálogo y la concertación, es lo que deben hacer los líderes. Miguel siempre jugó al amagar y no dar, siempre se comunicó por la vía verbal y no con documentos escritos, eso le permitía desmentir con asombrosa facilidad cualquier declaración pública sobre propuestas de negociación y acuerdos revelados por Mejía.


Olvidó Vargas Maldonado que en un proceso de negociación siempre hay que ceder para obtener algo a cambio. Es muy improbable, por no decir imposible, alcanzar, como llaman los más experimentados autores en negociación de conflictos, un acuerdo de ganar, ganar.

Para asombro de no pocos, la actuación del ex presidente Hipólito Mejía ha sido más transparente y conciliatoria. Ha sido firme, ha planteado sus posiciones  por escrito. Roto el diálogo, en forma definitiva, decretado por Miguel, el camino se torna más escabroso y el futuro del partido blanco más sombrío. El está consciente de que, agotadas todas las vías institucionales, la única instancia extra partido para dirimir las controversias es el Tribunal Superior Electoral, donde Miguelito, como le llama Hipólito,  ha recibido ganancia de causa en todos los recursos elevados por Mejía y sus adeptos.

Quizás, seguro de esa carta bajo la manga, no se inmuta ante una intimación hecha por 90 miembros de la Comisión Política para que convoque, con carácter de urgencia, a ese organismo y le sugieren una agenda de solo dos puntos: fijar la fecha de la convención que renueve la dirigencia de los organismos partidarios este año y aprobar una línea de oposición al gobierno.

 De acuerdo a los estatutos y reglamentos del PRD, los cargos dirigenciales deben ser renovados cada cuatro años, eso implica que la permanencia de Miguel Vargas en la Presidencia termina el 19 de julio próximo. Cauto y audaz se adelantó en proponerle a Mejía una salida negociada en la que él se quedaría en su puesto y exigía la mitad de los demás cargos de dirección política, la candidatura presidencial y la mitad del total de candidaturas para las elecciones del 2016.

Una concesión que Hipólito no estaba en condiciones de aceptar y así se lo hizo saber en una comunicación pública, en la que recordó que las posiciones deben ser elegidas en convenciones democráticas. -
El Partido Revolucionario Dominicano sigue colocado en el ojo del huracán, su situación interna se complica cada vez más, la ruptura de negociaciones con Hipólito Mejía hecha por Miguel Vargas Maldonado son una clara señal de que esa organización política está en el camino, sin vuelta atrás, de la división definitiva. La ríspida postura del presidente del PRD sorprendió a pocos. Desde que estalló la crisis nunca ha asumido un comportamiento sereno, sensato y abierto hacia el diálogo y la concertación, es lo que deben hacer los líderes. Miguel siempre jugó al amagar y no dar, siempre se comunicó por la vía verbal y no con documentos escritos, eso le permitía desmentir con asombrosa facilidad cualquier declaración pública sobre propuestas de negociación y acuerdos revelados por Mejía.

Olvidó Vargas Maldonado que en un proceso de negociación siempre hay que ceder para obtener algo a cambio. Es muy improbable, por no decir imposible, alcanzar, como llaman los más experimentados autores en negociación de conflictos, un acuerdo de ganar, ganar.

Para asombro de no pocos, la actuación del ex presidente Hipólito Mejía ha sido más transparente y conciliatoria. Ha sido firme, ha planteado sus posiciones  por escrito. Roto el diálogo, en forma definitiva, decretado por Miguel, el camino se torna más escabroso y el futuro del partido blanco más sombrío. El está consciente de que, agotadas todas las vías institucionales, la única instancia extra partido para dirimir las controversias es el Tribunal Superior Electoral, donde Miguelito, como le llama Hipólito,  ha recibido ganancia de causa en todos los recursos elevados por Mejía y sus adeptos.

Quizás, seguro de esa carta bajo la manga, no se inmuta ante una intimación hecha por 90 miembros de la Comisión Política para que convoque, con carácter de urgencia, a ese organismo y le sugieren una agenda de solo dos puntos: fijar la fecha de la convención que renueve la dirigencia de los organismos partidarios este año y aprobar una línea de oposición al gobierno. De acuerdo a los estatutos y reglamentos del PRD, los cargos dirigenciales deben ser renovados cada cuatro años, eso implica que la permanencia de Miguel Vargas en la Presidencia termina el 19 de julio próximo. Cauto y audaz se adelantó en proponerle a Mejía una salida negociada en la que él se quedaría en su puesto y exigía la mitad de los demás cargos de dirección política, la candidatura presidencial y la mitad del total de candidaturas para las elecciones del 2016.

Una concesión que Hipólito no estaba en condiciones de aceptar y así se lo hizo saber en una comunicación pública, en la que recordó que las posiciones deben ser elegidas en convenciones democráticas.
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