Olga Lara: “La primera vez que me presenté en televisión me quería morir”

Olga recuerda con alegría lo tímida que era, sin embargo, hoy como psicóloga, imparte charlas para ayudar a los demás a vencer el miedo escénico

Por Evelyn Irizarri

Aunque dudó a la hora de iniciar la universidad, hoy asegura que fue la mejor decisión de su vida.

Tan pronto comenzó a revivir a la niña que creció bajo el cuidado y los mimos de su abuela, las lágrimas corrieron por su rostro. En sus ojos retozó su niñez y evocó los hermosos atardeceres de su Azua querida. Pero fue un poco más tarde, cuando su nombre comenzó a hacer historia en el mundo del espectáculo.

Olga Lara, junto a su archirival Vickiana, eran las indiscutibles reinas de los escenarios nacionales. El tiempo fue pasando y la madurez las situó en otros escenarios de la vida. Olga decició matricularse en la universidad y hoy en día, va ganando espacio como psicóloga, pero aclara que “una persona no deja de ser una cosa para pasar a ser otra, no. Lo que uno hace es incorporar los conocimientos que tenía antes con los nuevos aprendizajes. Como psicóloga sigo utilizando la música y sigo componiendo”.

1. La grandeza de mi madre

Frente a mi casa vivían las Altagracianas, que era una institución religiosa,compuesta por señoras jóvenes, interesadas en ayudar a la comunidad. Frente a esas personas yo crecí, vivía con mi mamá y con mi abuelita. Mi abuelo era escritor, en mi casa había libros por todas partes, mi tía y mamá eran profesoras. Crecí en una familia que importantizaba mucho el conocimiento. Cuando mi papá se separó de mi mamá yo apenas tenía un año de vida y mi mamá, una mujer muy valiente, muy fajadora, afronta la realidad de que éramos tres mujeres solas y ella era la proveedora, la que salía a la calle a buscar el dinero para que mi abuelita, ella y yo pudiéramos subsistir.

2. Mis primeros escenarios

En las veladas del colegio San José, de Azua, siempre estaba en el escenario interpretando las canciones de Navidad, para el Día de las Madres y de los Padres. Siempre que había alguna celebración ahí estaba yo en el escenario. Las Altagracianas pedían que yo cantara en los actos que ellas organizaban. Mis primeros escenarios fueron la iglesia y el colegio de las monjas.

3. Un trío muy especial

Mi mamá, Estela Soto, tenía que ir al colegio y al liceo nocturno a trabajar como profesora de Inglés, le decían “la teacher”. Mi abuelita hacía la especie de mamá-abuela, porque cuando yo regresaba del colegio, ella era la que estaba ahí. Era una persona muy tierna, muy correcta, encantadora y especial, pero también era la dura, la que corregía.

4. El armario de mi abuelita

Mi abuelita, Osema Ortiz, tenía una promesa de vestir de blanco. Yo recuerdo su pequeño armarito, que se componía de los zapatos con los que iba a la iglesia los domingos, las sandalias que se ponía cuando estaba en la casa y unos zapatos para cualquier ocasión que no fuera tan formal como la iglesia, ni tan informal como estar en la casa. Unos seis o siete vestidos blancos, los de más gala para ir a la iglesia y los demás para la cotidianidad. Lo recuerdo con admiración respeto y reverencia, su armario denotaba a una mujer sencilla, con grandes valores familiares.

5. Me casé y salí de Azua

A los 16 años me casé, duré ocho años casada. De ese matrimonio nace mi hijo Tony, una gran alegría para mi vida, desde ese momento y en todos los momentos. Entonces guardé en un rincón muy preciado la música y la guitarra por unos años. Mi esposo era funcionario público, fue síndico varias veces, una persona muy querida en su pueblo, era secretario de Estado y tenía que viajar mucho a la capital y nos quedamos a residir aquí y decidí continuar mis estudios. Estudié un secretariado ejecutivo bilingüe en el Domínico-Americano y me gradué. Fui secretaria de don Ángel Miolán y profesora de inglés para niños en el colegio Calazans.

6. Comienza mi carrera

Luego de mi divorcio, trabajaba en una financiera. En ese tiempo me encuentro con Frank Natera y me aconseja que me dedique a la música. Yo me dirijo donde el maestro Bienvenido Bustamante por sugerencia de él. Todo lo que me dijo el maestro Bustamante me dio la valentía que me faltaba, para llamar a Yaqui Núñez del Risco, para quien tengo un agradecimiento eterno. Él me presentó en el Show del Mediodía, pero esas primeras presentaciones no fueron buenas, porque yo estaba muy nerviosa. Eso me enseñó que no importa cómo te vaya la primera vez. Fíjate, ahora yo doy charlas para superar el miedo escénico y el primer día que me presenté en televisión, me quería morir.

7. El programa Fiesta

Cuando surgió el programa Fiesta, en Teleantillas, era grabado y uno tenía esa seguridad de que si algo salía mal, lo volvían a grabar. Entonces como me había ido muy mal en vivo, le escribí una carta a Yaqui Núñez diciéndole que en ese momento mi lugar no era el Show del Mediodía, porque ese era un programa para cantantes profesionales y yo no lo era. Me fui a Teleantillas y recuerdo que Santiago Lamela Heler estaba en el camerino muy ocupado, firmando unos documentos y me recibió, y me dice: “Usted es Lara”, (porque Yaqui me había puesto Lara), le había gustado más mi apellido. Le respondí que sí y le pasé una tarjetita que decía: Olga Lara, Secretaria Bilingüe. Entonces me dijo: “pero tú te llamas Olga Lara” y me preguntó ¿qué tú dices que haces?, le respondí: “canto, toco un poco de guitarra y compongo canciones”, y me dice: “¿todo eso?” Me pidió que cantara algo. Saqué mi guitarra y le interpreté una canción. Cuando terminé me dice: “muy bien, te quedas en el elenco, vete donde Manuel Tejada que te prepare algunas canciones”.

8. ¡Oye a esta, dizque Olga Lara!

Un día salí de cantar, abordé un carro público y veo que el chofer tiene en el tablero dos fotografías, una de Olga Lara y otra de Vickiana, entonces yo lo miro y le digo: ¡ay! ¿ y a usted le gustan esas artistas? y me dice que sí. Entonces le digo, ¿las dos?, y me dice: “sí. Una me gusta por sensual y la otra por romántica”. Cuando me desmonto, le digo: “gracias por lo que a mí respecta, porque yo soy Olga Lara”, y él se me queda mirando y me dice: “¿Olga Lara, en un carro público? No mi hija, no te guilles. ¡Oye a esta, dizque Olga Lara!

9. Un reinado...compartido

Cuando llegó la ceremonia de los premios El Dorado, Vickiana y yo estábamos nominadas como Revelación del Año. Nos dieron el premio a las dos. Ahí surgió toda una rivalidad, se dividió el público y la prensa. Como nunca fue algo personal, a nivel de promoción nos favoreció a las dos. El renglón Cantante del Año, era tan esperado como El Soberano. Hoy en día esa chispa a los premios le ha hecho falta.

10. Bonito recuerdo

Cuando estaba iniciando mi carrera, de un periódico enviaron a un periodista a hacerme una entrevista y él se negó, diciendo que él no iba a entrevistar a una artista que cantaba canciones cursis. Años después él me llamó y me dijo que quería hacerme una entrevista y yo acepté encantada, lo recibí aquí en mi casa. Él llegó, se sentó y me dijo: “yo tengo una deuda contigo. Una vez me enviaron a hacerte una entrevista y yo me negué, porque no te concedía esa importancia y valor para yo molestarme. Hoy, por mi gusto, porque quiero, te vengo a hacer esta entrevista, porque creo que te lo mereces.

Todavía siente el cariño de los dominicanos

La vida me fue llevando por diferentes caminos. Luego de haber tenido una carrera hermosa de más de 15 años, opté por la vida familiar. Hoy, a pesar del tiempo, aún quedan muchos fans, a los cuales no puedo dejar de enviar un fuerte abrazo y todo mi cariño por el cariño que ellos me han profesado siempre, en especial a los muchachos de la página Ciudad Corazón; a Ramón Paredes, que me abrió mi primera página en Internet y a Ezequiel Martínez, que me sigue todavía hasta hoy. Él va a los lugares donde imparto charlas, las graba y las sube a Youtube.
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