Volvamos a Soñar con la Carretera San Juan-Santiago
El Licenciado Danilo Medina Sánchez, el político sanjuanero más exitoso en la historia de esa provincia agrícola, se comprometió en reiteras ocasiones a que, de llegar al poder, construiría la carretera San Juan-Santiago, que será la genuina y verdadera Carretera Cibao-Sur, porque uniría las capitales del sur (San Juan) y del norte (Santiago).
El prominente político sureño llegó a proclamar que esa obra sería “el metro de su gobierno”. Extrañamente, aposentado en el palacio de gobierno, el Presidente Medina echó hacia atrás, anunciando que su administración no haría esa carretera transregional, lo que sembró frustración y desaliento entre los sanjuaneros, que estaban confiados en la palabra de su ungido.
Los sanjuaneros y santiagueros estaban ilusionados, porque creían fervorosamente que había llegado la hora de que esa vía de comunicación se acometiera, tras un siglo de estar siendo demandada por el liderazgo de ambas provincias.
Que en el siglo XXI, San Juan y Santiago, dos provincias limítrofes, estén distanciadas por más de cuatrocientos kilómetros, es un contrasentido, un absurdo. Con los adelantos tecnológicos de que disponen las ciencias de las ingenierías, se puede perfectamente atemperar el impacto medioambiental, que produce una obra de infraestructura de esa envergadura. Todas las obras de infraestructura producen daño ambiental. Pero científicamente hay procedimientos que contribuyen a aminorarlo significativamente. Además, el desarrollo tiene un costo.
El liderazgo social, económico, profesional y político de Santiago y San Juan simpatiza con la idea de construcción de esta carretera, mientras sectores del Distrito Nacional recelan del proyecto, porque temen a un aumento en la fluidez del intercambio económico norte-sur.
Son conocidas las aprehensiones de gobernantes en torno al Cibao y el poder político. Ulises Heureaux, por ejemplo, solía decir que si a los cibaeños le daban un “chin de poder, se lo tomaban todo”. Trujillo tenía los mismos temores, por eso no fue partidario de la construcción de esa carretera. El Presidente Ramón Cáceres sí estuvo de acuerdo con la construcción de esa vía, lo mismo que Antonio Guzmán, Hipólito Mejía y Leonel Fernández. Pero ninguno dio el paso fundamental de construirla o al menos iniciarla.
La aspiración de que se construya la carretera San Juan-Santiago se mantiene firme, por su pertinencia e importancia estratégica. Retomemos la lucha y movilización social para lograrlo, a fin de tener una vía de comunicación expedita para el intercambio comercial, turístico, cultural y social.
Rubén Moreta
El autor es Profesor UASD.
04 Mayo, 2019.
El prominente político sureño llegó a proclamar que esa obra sería “el metro de su gobierno”. Extrañamente, aposentado en el palacio de gobierno, el Presidente Medina echó hacia atrás, anunciando que su administración no haría esa carretera transregional, lo que sembró frustración y desaliento entre los sanjuaneros, que estaban confiados en la palabra de su ungido.
Los sanjuaneros y santiagueros estaban ilusionados, porque creían fervorosamente que había llegado la hora de que esa vía de comunicación se acometiera, tras un siglo de estar siendo demandada por el liderazgo de ambas provincias.
Que en el siglo XXI, San Juan y Santiago, dos provincias limítrofes, estén distanciadas por más de cuatrocientos kilómetros, es un contrasentido, un absurdo. Con los adelantos tecnológicos de que disponen las ciencias de las ingenierías, se puede perfectamente atemperar el impacto medioambiental, que produce una obra de infraestructura de esa envergadura. Todas las obras de infraestructura producen daño ambiental. Pero científicamente hay procedimientos que contribuyen a aminorarlo significativamente. Además, el desarrollo tiene un costo.
El liderazgo social, económico, profesional y político de Santiago y San Juan simpatiza con la idea de construcción de esta carretera, mientras sectores del Distrito Nacional recelan del proyecto, porque temen a un aumento en la fluidez del intercambio económico norte-sur.
Son conocidas las aprehensiones de gobernantes en torno al Cibao y el poder político. Ulises Heureaux, por ejemplo, solía decir que si a los cibaeños le daban un “chin de poder, se lo tomaban todo”. Trujillo tenía los mismos temores, por eso no fue partidario de la construcción de esa carretera. El Presidente Ramón Cáceres sí estuvo de acuerdo con la construcción de esa vía, lo mismo que Antonio Guzmán, Hipólito Mejía y Leonel Fernández. Pero ninguno dio el paso fundamental de construirla o al menos iniciarla.
La aspiración de que se construya la carretera San Juan-Santiago se mantiene firme, por su pertinencia e importancia estratégica. Retomemos la lucha y movilización social para lograrlo, a fin de tener una vía de comunicación expedita para el intercambio comercial, turístico, cultural y social.
Rubén Moreta
El autor es Profesor UASD.
04 Mayo, 2019.