Lo que no ve el Intrant.


El Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre, INTRANT, ha protagonizado múltipes eventos de carácter administrativo y noticiosos; en los noticiosos, sobre todo en los hacedores u orientadores de opinión ha recibido gran simpatía, aunque no así en la mayoría de la población y sectores incomprendidos y afectados por la brusquedad y desproporción que provocan las acciones, carentes de contrapesos y viabilización.

Los ejemplos, fluyen a raudales, multas, contravenciones, incautaciones, gastos de recuperación de los mismos, daños y descomposiciones de vehículos, son el pan nuestro de cada día en las calles; multas diversas y múltiples a personas que inclusive, no se han montado jamás en el lado izquierdo de un vehículo de cuatro ruedas o más. Personas,  como un sobrino nuestro, que al ir a renovar su licencia a Barahona, no lo logró, por aparecer con siete sanciones, aplicadas desde puntos del país, que no ha visitado .

Ahora y hacen semanas, con los camioneros, a quienes en nuestras organizaciones de transportes, le nombramos como las ruedas del país, han venido titulares  periodísticos resaltando el enorme volumen de multados, como si fuera esto, el meollo del asunto y solución, olvidándose de plano que la solución no es de fuerzas, si no que más bién es de educación y facilitación para que el ciudadano cumpla con lo normado; el presidente de la Federación de transporte dominicano, licenciado Ricardo de los Santos, coincidencialmente del mismo apellido de la incumbente del INTRANT ha tenido que lanzarse a las calles, pero también a los medios de comunicaciones a defender el derecho de miles de ciudadanos, de clase media baja y muy baja, incomprendidos por las fuerzas de la autoridad, sector económico éste, de vital importancia en el día a día nacional, transportando más del cincuenta por ciento de todo insumo, producto de uso y consumo, pero también de lo que llega al país y lo que sale.

Ahora con los neumáticos se está armando la de Troya, en términos relativos, porque al aplicar las normas, demuestra por escrito el presidente de los transportistas, que se sanciona en términos diferentes a lo establecido ó escrito, presentándose una situación de aparente desacuerdo entre las partes, y nada más diferente a la realidad que eso, sucede y viene a ser, que si a la autoridad le interesa y conviene un neumático bueno sano  , también al transportista, con mayor necesidad y razón,  habidas cuentas de que al asumir el transportista el compromiso de la carga, solamente gana llevándola  a tiempo pactado y sin contratiempo en el camino, todo lo demás, perjudica al dueño del transporte y su conductor, imagínese usted, una Volqueta con 30 metros cúbicos de Asfalto varada por gomas a cincuenta kilómetros de su destino, enfriándose y endureciendose el mismo, con un contrato de transporte que atribuye responsabilidad del mismo en caso de perderse, al que lo traslada,  decenas de miles de pesos no pueden ser arriegados alegremente por quien lo transporta.

Hay que regular efectivamente esta condición de transporte, pero no pagando justos por pecadores, ni tampoco con exageraciones, los descalsos del neumático no son todos ni la mayoría, son la minoría, y para que se ajuste mejor, el estado, que manda al INTRANT, tiene que flojar la tuerca con los impuestos a las gomas o ruedas vehiculares, para lograr un mejor calsado en los vhículos, dicho, en un lenguaje popular.

POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA,

NEIBA PROVINCIA BAHORUCO, REPUBLICA DOMINICANA.

4 DE MAYO 2019.
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