Recordemos el Costo de la Patria. Dr. Dario Nin


A PROPÓSITO DEL MES DE LA PATRIA, RECORDEMOS SU COSTO

El año pasado invité a una serie de instituciones gubernamentales, a diputados y senadores para que juntos desarrollemos una gran jornada nacional en la que, a través de conferencias y talleres, demos a conocer a lo largo y ancho del territorio nacional, el Costo de la Patria.

En varios medios digitales se publicó el artículo que más adelante reproduzco.

Ahora que estamos en el Mes de la Patria, vuelvo a insistir y le invito a usted, para que juntos demos a conocer al mayor número posible de dominicanos, el costo que en sudor, sangre y lágrimas tuvo esta Patria. Empecemos recordando lo que hace un año publiqué.

“Estando en Queens, en el Estado de New York, el promotor de mis seminarios allí, el señor Miguel López Rodríguez, me presentó al jefe de su oficina en el negocio de bienes raíces. Y, me comentó que éste no cree en la Independencia Dominicana.

Él no se explica; Que cómo “dos o tres gentes” y con un sólo trabucazo, pudieron lograr la independencia del País.

Esa óptica es la misma que tienen millones de dominicanos que no han profundizado en ese proceso.

La escuela se limita a decir que la independencia se logró el 27 de febrero de 1844. Nos aprendemos eso y a repetir esa oración que queda solitaria, vacía y sin sentido.

Cuando hablan de batallas posteriores lo relatan como hechos aislados y el dicente no vincula mentalmente esos hechos como consecuentes de la declaración de la Independencia.

A la verdad pareciera una misión imposible lograr la independencia dominicana, vista como la he descrito.

Quiero destacar que la Independencia Dominicana fue muy sui géneris, muy especial; porque mientras las demás naciones americanas se independizan de la metrópolis europea, nosotros nos independizamos de una colonia independizada años antes; justamente a nuestro lado, que no tenía que venir en barcos a invadirnos o traer sus milicias para someternos.

Lucía como una misión imposible la Independencia Dominicana, pues Haití, se reporta para la época como una verdadera potencia económica, quien contaba con un ejército bien estructurado o articulado; de los cuales, en respuesta a la declaración, envió unos veinte mil hombres, contra un puñado de decididos criollos descalzos y mal pertrechados.

Vista como lo reporta el ciudadano al que hice referencia, la Independencia Dominicana contada así, es un cuento de hadas; que sólo se cree por la fuerza de la realidad del hecho consumado.

Pero…, el asunto no fue tan simple. En verdad la Independencia Dominicana, costó sudor, sangre y lágrimas, proceso que se extendió por doce años y catorce batallas. La Primera de ellas en Neyba en la Fuente del Rodeo (11 de marzo 1844) y la última el 24 de enero de 1856, en Sabana Larga, cercano a Dajabón.

¡Atención maestros…!, cuando hablen de la Independencia Dominicana, hacedlo diciendo que fue un proceso doloroso que nos costó sudor, sangre y lágrimas que empezó con esa intención el 27 de febrero de 1844, que su primera gran defensa fue el 11 de marzo de ese año y terminó el 24 de enero del 1856. ¡Doce años y catorce  batallas! Así entenderá el valor que tiene esta Patria legada y por la cual esta generación no ha pagado nada.

Ah…, perdón, otra cosa: Decirle también, que, así como nacimos de ese proceso, podemos morir en cualquier momento por procesos inverso. Adviértales que la Patria empezó a morir ya; por el desamor y el irrespeto que tenemos a sus símbolos, por el irrespeto de las autoridades a las leyes y a la Constitución y que es la misión suya como maestro motivarlos a que el legado de Nuestros Héroes, no se pierda. Ínstele a que abran sus corazones siembren ahí la Patria, con conocimiento pleno que es el único lugar en el mundo en donde no se es extranjero. que irrigue esta siembra con su sangre y les transmita esa misión a sus hijos; para que estos a su vez se lo transmitan a los suyos. Ínstelos también a cultivar la virilidad, a tal punto que, si mil veces fuéramos esclavos, mil veces conquistaríamos la libertad. ¡Ah…! y finalmente recuérdele también, que la primera libertad que debe conquistar es la de su conciencia, para respetar así derechos legítimos y reclamar justicia. Hasta la próxima.

Dario Nin.
28 enero, 2019.-

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