Hay que pensarlo dos veces antes de actuar
Los seres humanos somos dados a solidarizarnos con nuestros semejantes cuando entendemos que los demás pudieran necesitar de nuestro apoyo o de algún tipo de ayuda.
Esta hermosa cualidad que en la mayoría de las veces surge de manera espontánea, se expresa de diferentes maneras y es directamente proporcional a la percepción que sintamos sobre una situación en particular o acerca de la necesidad que consideremos pudiera tener una o varias personas.
Aunque en las grandes ciudades es cada vez menos frecuente, en los campos, es común ver al vecino casi como un familiar y, por lo general, ante cualquier situación que se nos presente, es quien vive al lado o cerca de nuestra casa, el primero que llega a socorrernos.
De igual manera cuando nos pasa algo malo, nos enfermamos o se muere un familiar, de todos los rincones del pueblo en que vivamos nos llega la mano amiga de la mayoría de los compueblanos y, se toman la situación, como si fuera a ellos mismos a quienes les está sucediendo o les ha afectado el evento catastrófico que nos lesiona en lo personal o familiar.
Una de las razones principales para que esto suceda, lo determina la cantidad de pobladores de una comunidad y los lugares de encuentros sociales en los que todos se relacionan entre sí, llegando cada colectividad a convertirse en una gran familia, donde todos se ven con frecuencia, se conocen unos a otros y todo el mundo sabe los detalles de las vidas de los demás.
Si bien es cierto que en las ciudades más pobladas esto nos es tan normal, no menos cierto es, que en las mismas se presentan situaciones en las que la solidaridad sale a relucir con suma facilidad y, en algunos casos, lo que es ayuda para unos, puede llegar a ser muy perjudicial para otros.
Es gracias a la demostración de interés en la desgracia ajena que se dan los casos de linchamientos a presuntos delincuentes, que son sorprendidos en el acto de cometer una fechoría y que, ante el grito desesperado de la víctima, la población sale en su defensa golpeando al atacante del indefenso, llegando hasta a quitarle la vida.
Sin embargo, esa reacción de ayuda que se da en cadena ante el grito de un ladrón, un ladrón, en ocasiones, puede llegar a confundir a un infeliz transeúnte que, estando en el lugar equivocado, en el momento equivocado, puede ser considerado como el victimario y, sin tener nada que ver con el evento, recibe la ira de la multitud que ya, convertida en una turba, golpea con todas sus fuerzas a quien pudiera ser completamente inocente.
De igual manera, se dan casos en los que la buena fe de las mayorías es aprovechada por algunos grupos o personas individuales que, conocedores de esa facultad solidaria de la gente, crean situaciones para recibir el apoyo de los demás en su beneficio personal.
Los casos más recientes de apoyo colectivo a causas que pudieran o no perseguir fines altruistas, son el respaldo de una parte de la población a la firma del denominado libro verde, en cuyo caso advertimos y tuvimos razón, de que las mismas podrían ser usadas para conseguir la aprobación de un partido político.
Cuando lo advertimos dimos hasta el nombre del partido que intentarían legalizar y, solo unos días después de mi observación, ya estaban en los medios presentando su plan de gobierno a la colectividad.
Asimismo ha pasado con la llamada marcha verde en la que numerosas personas han sido sorprendidas en su buena y se han prestado para servir de propaganda a grupos que están buscando más sus intereses particulares que el bienestar colectivo.
El caso más llamativo de hasta dónde puede llegar la solidaridad del dominicano, lo representa el de un señor de Moca al que, supuestamente la policía le puso una substancia controlada en su vehículo para acusarlo de narcotraficante.
Ese caballero concitó el respaldo de una parte de la ciudadanía que, sin tener la más mínima idea de quién es, salió en su defensa y lo convirtieron en una especie de victima nacional.
Sin embargo, llama la atención un comunicado de prensa de una parte importante de la sociedad mocana en la que hablan de que grupos de antisociales que viven del chantaje quieren ocasionarles problemas al Gobierno en una clara respuesta a quienes se han solidarizado con el caso en cuestión.
En definitiva, lo importante de esta reflexión es, que antes de hacer algo de manera acelerada y reaccionar por instinto en la intención de tomar cualquier tipo de acción, de la cual después podríamos arrepentirnos, es importante que reflexionemos y no nos dejemos llevar de las apariencias pues, podemos salir engañados y tomados de bobos en nuestra buena fe.
Por eso yo les digo que, hay que pensarlo dos veces antes de actuar.
Por Lic. César Fragoso,
12, MAYO, 2017.-