El curioso caso del jinete que murió a lomos de su yegua y ganó la carrera


30 ENERO, 2017: De sobras conocido es el Libro Guinness de los Récords en el que desde 1955 se recoge y publican todos aquellos hechos asombrosos e insólitos que pueda haber sido realizado por una o varias personas, animales o la propia naturaleza.

El libro que hoy día se edita dista mucho del que en su origen se publicó para dar a conocer esas cosas sorprendentes, debido a que actualmente ya es todo un negocio el que se ha organizado alrededor de los Guinness y la mayoría de personas que en él aparecen lo hacen con intención de alcanzar la fama y reconocimiento.

Pero seis décadas atrás el libro recogía curiosos hechos que se habían producido, en mayoría de las ocasiones, de una manera casual.

Uno de esos hechos es el que os traigo hoy y que tuvo lugar el 4 de junio de 1923 en el hipódromo de Belmont Park (Estado de Nueva York) y que figura en el Libro Guinness como ‘el primer y único jinete que ganó una carrera de caballos después de su muerte’.

El nombre del protagonista era Frank Hayes, un tipo que a lo largo de sus 35 años de edad llevó una vida bastante anónima y de la que apenas se sabe nada sobre la misma que sea anterior al día en el que falleció.

De lo poco que se sabe de él es que no fue un jockey profesional y que en toda su vida tan solo había montado una vez un caballo durante una carrera (parece ser que varios años antes). Se había ganado la vida como entrenador de caballos, pero desde hacía un tiempo el trabajo que realmente ejercía era el de mozo de cuadra.

Pero el verdadero sueño de Frank Hayes era volver a disputar una carrera y sentir la adrenalina y emoción que recorre todo el cuerpo cuando se galopa a toda velocidad montado en un caballo.

Sabía que apenas le queda tiempo para hacerlo realidad, debido que su edad se estaba convirtiendo en un impedimento.

Entre los caballos que cuidaba se encontraba ‘Sweet Kiss’ (Dulce Beso) una preciosa yegua que era propiedad de la jovencísima y adinerada señorita Frayling.

Hayes consiguió convencer a la propietaria de tan magnífico ejemplar que le permitiera montarla durante una carrera, petición a la que Frayling accedió.

A lo largo de varias semanas Frank Hayes estuvo entrenando duro e incluso realizó una estricta dieta alimenticia con la que, según aparece en varias crónicas, llegó a perder alrededor de 50 kilos de peso.



Nada más iniciarse la carrera, cuyo recorrido era de 2 millas (3.218 metros) y en el que había una docena de obstáculos (competición conocida como ‘steeplechase’) la yegua montada por Hayes, se puso en primera posición, algo que sorprendió a todos los presentes que no creyeron en ningún momento que Sweet Kiss tuviera ni una sola posibilidad de ganar (de hecho las apuestas se estaban pagando a 20-1).

Durante todo el recorrido se mantuvo en cabeza, aunque en algunos tramos parecía que iba a ser atrapado por el jinete que iba inmediatamente detrás.

En la recta final de la carrera hubo un momento en el que la yegua hizo un extraño movimiento, como si Frank Hayes no estuviera fustigando para que corriera. A pesar de ello fue el primero en cruzar la meta.

Pero algo extraño ocurría. Hayes seguía doblado sobre la yegua en lugar de ponerse erguido y celebrar su increíble triunfo. Cuando se acercaron hasta el lugar de la pista donde se encontraban pudieron comprobar que el jinete estaba sin vida.

Allí mismo, el doctor John A. Voorhees certificó que el jinete había sufrido un infarto durante la carrera y que ese fue el motivo de la muerte.
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Muchas son las fuentes que indican que Frank Hayes tuvo el ataque al corazón durante la recta final y que cuando cruzó la meta ya había fallecido. Sin embargo la mayoría de expertos (tanto en equitación como en ciencia) opinan que hubiese sido prácticamente imposible que la yegua hubiera ganado de no ser fustigada por el jinete hasta el último momento y el caballo que le precedía (que entró un cuerpo  medio por detrás) lo hubiera podido alcanzar.


Por Alfred López / yahoo.es.
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