Liborismo y religiosidad popular‏


MAYO 19, 2016: Liborio Mateo fue líder de singular un movimiento mesiánico de religiosidad popular en San Juan de la Maguana, que luego mutó a movimiento político de resistencia rural en contra de la primera intervención de Estados Unidos  de Norteamérica en República Dominicana (1916-1924).

Fue un jornalero y curandero que nació en los años noventa del siglo XIX en la comunidad de Maguana Arriba, perteneciente al municipio de San Juan de la Maguana y murió el 27 de junio del año 1922.

Liborio, junto a un puñado de seguidores, se enfrentó virilmente  a los norteamericanos y murió  en combate como los grandes revolucionarios.  Su  cuerpo exánime, atado en yaguas,  con sogas de andullo, fue paseado y exhibido por toda la ciudad como un trofeo por sus asesinos y la imagen publicada en los  periódicos de circulación nacional de la época.  Por esa profusa figuración mediática de ese personaje es que le proviene el mote de brujos a los sanjuaneros.

Su cadáver no  fue enterrado  en ningún lugar conocido, para evitar futuras  peregrinaciones de sus seguidores.

Liborio Mateo desde el 1917 hasta su caída en batalla en el 1922, se mantuvo como un David enfrentando un Goliat.  Este campesino analfabeto  logró construir un gran movimiento con esencia de mesianismo que se fue firmemente enfocando en la oposición a la presencia de tropas de Washington en la nación fundada  por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios  bajo la prédica de que “la patria será libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla”.

La comunidad de Maguana Arriba, al pie de la más grande  cordillera de las Antillas, fue  el epicentro del liborismo.  Primero venían gentes de toda la región a buscar sanación a enfermedades.  En esa época, en la provincia solo había un solo médico, el doctor Alejandro Cabral, hijo del héroe de la Batalla de Santomé, General José María Cabral.

Luego, al feudo de Liborio Mateo comenzaron a llegar opositores perseguidos de la presencia intervencionista norteamericana, de todos los lugares de la geografía nacional, a los cuales Liborio les dio albergue y protección.

Y precisamente las estribaciones de la Cordillera Central, desde el  hoy Distrito Municipal de La Maguana hasta  el municipio de Bánica, fue el teatro de operaciones del  enfrentamiento del carismático líder espiritual Liborio Mateo con las tropas norteamericanas y dominicanas.

Este campesino sureño estaba armado con escasos pertrechos, pero  revestido de desbordante nacionalismo.  Era una lucha desigual  frente a tropas interventoras, muy bien equipadas y abastecidas.

Liborio fue erigido en un Dios Popular y mantiene hasta el día de hoy a millares de seguidores, que exhiben en el patio o el frente de sus casas Tres Cruces, signo y símbolo liborista,   quienes le cantan en público y en sus altares particulares sin cesar la salve:

Dicen que Liborio ha muerto,Liborio no ha muerto na, Lo que pasa es que Liborio, No come pendejá.

Su nombre -Liborio- fue corrompido como Oliborio, resultado de la devoción en su adoración (oh liborio, oh liborio, se transformó en Oliborio, como muchos también lo llaman).

A su obra de religiosidad popular se opusieron con rabia la Iglesia Católica y la oligarquía sanjuanera de la época. Luego esa misma Iglesia Católica, dirigida por Monseñor Thomas F Reilly y la oligarquía local, se opondrán al rebrote liborista de Palma Sola en el municipio de las Matas de Farfán en 1962, donde se produjo la matanza más cruel de dominicanos por su fe  en el siglo XX, el 28 de diciembre de ese año, y donde elementos de la encumbrada aristocracia local van a participar como actores claves en dicha matanza.

Por RUBÉN MORETA

El autor es Profesor de Sociología.  Reside en Santo Domingo.
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