Abril: trinchera de honor, dignidad y esperanza
El balance ético y político del aporte social de los grupos económico-partidarios que han gobernado al país en los últimos 20 años es negativo, sin dejar de destacar algunos pequeños logros.
EN SANTO DOMINGO, Abril 23, 2016: En este fin de semana, 23 y 24 de abril, se estarán desarrollando a lo largo de la geografía nacional muchas actividades relacionadas con la campaña electoral, propias de los partidos políticos. Sin embargo hay dos actividades, relacionadas con esta coyuntura, que queremos destacar porque nos parecen novedosas y significativas.
En el barrio 24 de abril habrá este fin de semana, los días sábado 23 y domingo 24, una feria del libro, en donde junto a la promoción de la candidatura de la diputada Virtudes Alvarez, del Frente Amplio, se estará incentivando a la población a la lectura. Desde ya se está invitando a las personas a donar libros y otros materiales literarios, educativos y lúdicos como discos compactos y videos. Este material, según los/as organizadores de la actividad, será vendido a precios populares, como una forma de promover la lectura y la formación de la conciencia crítica de cara a la realidad nacional.
En San Cristóbal, en el Centro de Investigación y Estudios Sociales y Políticos Manos Solidarias (CIESYP), se estará desarrollando este sábado 23 un diálogo conversatorio con candidatos a síndicos y a legisladores de partidos emergentes, de los municipios de San Cristóbal y Haina. Se optó por invitar al diálogo a aquellas personas que están decididos a hacer otro tipo de propaganda partidaria, de contacto y diálogo con la población. Estos y estas no tienen muchos recursos económicos y sus estrategias de comunicación apelan más a la conciencia popular que a la compra de voluntades, tal como lo han hecho y lo continúan haciendo los partidos tradicionales del sistema: PRSC, PLD, PRD.
En ambas actividades arriba descritas se estará haciendo memoria histórica de los acontecimientos relacionados con la insurrección popular que comenzó el 24 de abril de 1965 y en la que se intentaba retomar al proyecto social y político que se gestó en el año 1963 con la elaboración de una Constitución democrática y abierta y el ejercicio de un gobierno honesto, comprometido y democrático, liderado por el PRD originario y el liderazgo del profesor y líder popular Juan Bosch. Aunque dicho proyecto, llamado con razón, La Revolución Democrática, fue abortado 7 meses después, sigue inspirando las luchas de los sectores más conscientes del pueblo dominicano por conseguir mejores condiciones de vida.
En este año se cumplen los 50 años del inicio en nuestro país de los gobiernos de una etapa histórica (1966-2016) que se suele llamar democrática, pero que podríamos caracterizar como de neo-dictaduras, en donde ha pequeños avances y bastantes retrocesos democráticos. En el contexto, de la imposición del sistema económico y político neo-liberal global, desarrollado sobre todo a partir de los años 80, se han desarrollado gobiernos y proyectos político-partidarios que se han caracterizado por la falta de ideología, la violencia, la acumulación de capitales en pocas manos, el ensanchamiento de la brecha social entre pobres y ricos, la re-orientación de la economía nacional para satisfacer las necesidades e intereses de las grandes potencias económicas del Norte y de sus transnacionales, y en donde el Estado ha sido manejado como un botín que se reparte cada cuatro años.
Podemos dividir este período de 50 años en dos etapas: una primera etapa que duró unos 30 años (1966-1996) liderada por el viejo liderazgo de los partidos más antiguos, el PRSC y PRD, con líderes que marcaron la época en la actividad partidaria: Joaquín Balaguer, José Fco. Peña Gómez, entre los más significativos y otra etapa, de unos 20 años, caracterizada por la influencia de personajes que sustituyeron al liderazgo tradicional (1996-2016).
La primera etapa podemos subdividirla en tres períodos. Un primer período, liderado por Joaquín Balaguer estuvo caracterizado por la violencia desde el poder, por la implantación del terror, por el aniquilamiento del liderazgo ligado a la izquierda revolucionaria y por la concentración de las riquezas en pocas manos. Un segundo período estuvo conducido por los gobiernos del PRD (1978-1986), que significaron por un lado un avance en los procesos democráticos, pero que por otro lado terminaron defraudando la esperanza popular. Pues de ser el “partido del pueblo y de la libertad”, fundado en el exilio cubano, en los tiempos de la dictadura trujillista, se convirtió en una maquinaria de poder permeada de abusos, de corrupción y clientelismo. Esto provocó la vuelta al poder de Joaquín Balaguer (1986-1996), durante 10 largos años.
Los últimos 20 años (1996-2016) han sido gobernados por dos partidos cuyos líderes fueron, en su mayoría, discípulos de Juan Bosch: el PLD y el PRD. Han gobernado en un período de tiempo que ha coincidido a nivel global con la imposición de las políticas económicas neoliberales por las que la economía nacional ha sido puesta al servicio de los intereses foráneos; por eso las principales fuentes económicas del país, en el período descrito, tienen que ver con la satisfacción de necesidades de las y los habitantes de otros países: turismo, zonas francas, exportación de mano de obra barata. A esto se añade los ingentes recursos provenientes del consumo y transporte de las drogas destinadas, sobre todo, a los mercados norteamericano y europeo.
El balance ético y político del aporte social de los grupos económico-partidarios que han gobernado al país en los últimos 20 años es negativo, sin dejar de destacar algunos pequeños logros. En general estos se han caracterizado por la promoción de un clientelismo indigno e indignante, el robo descarado de la cosa pública, la alianza con el sector empresarial y banquero que ha quebrado varios bancos, el aumento significativo de los niveles de pobreza, la deuda externa, y quizás, lo más grave de todo, la práctica de imponer la corrupción y la impunidad como elementos que sustentan la práctica clientelar del actual partidario.
Recordar la memoria de abril del 1965, 51 años después, debe ser motivo para que las presentes generaciones, los liderazgos comunitarios y partidarios, nos planteemos qué tipo de sociedad queremos construir, más allá del ruido de la actual campaña electoral, de la compra de conciencia, de votos y de dignidad. Es la oportunidad para beber en la fuente del testimonio de algunos líderes y lideresas de los últimos 50 años como Juan Bosch, Rafael Fernández, Domínguez, Orlando Martínez, Mamá Tingó entre otros y otras. Esa memoria histórica debe ser un referente ético-político, que nos oriente en la construcción de una sociedad justa, inclusiva e incluyente, para la presente y las futuras generaciones. Para esa nueva sociedad abril de 1965 seguirá siendo una trinchera de honor, de dignidad y de esperanza./Acento.com.do/.
Por Franklin Pimentel Torres