Ni los muertos en sus tumbas están seguros
Estando en el cementerio municipal "Don Américo Melo", en la parte alta de la ciudad de Barahona, al que asistí para dar mi último adiós a un amigo, noté que una persona con un pico en mano perforaba el ataúd con el cadáver en su interior listo para ser introducido en la tumba. Pregunté:-- Señor, por qué le hace hoyos al ataúd.-- “Para evitar que los delincuentes se lo roben", contestó.-- Sentí rabia y maldije, no sé a quién diablos, bajo la mirada de algunas personas. Esta acción demuestra el miedo y terror de la familia dominicana hacia la delincuencia que al parecer a tumbado el pulso a las autoridades que dicen combatirla en República Dominicana. Tras recobrar la calma, comenté lo del ataúd con dos o tres comunitarios presentes conocidos míos, uno de los cuales me dijo: "Sony", que es mi apodo, "todavía aquí estamos bien. Dentro de tres o cuatro años, si las autoridades no logran controlar la delincuencia, en nuestro país no se podrá vivir"-- "Entonces, cómo nos haremos", le pregunté.-- "Sólo el diablo lo sabe", ripostó indignado mi interlocutor. Cuando llegué a casa, recordé que el pasado año delincuentes sacaron de su tumba un difunto, se llevaron el ataud, y dejaron el cadáver tirado en el suelo como si se tratara de un animal. Al par de días, la Policía apresó a los autores de este abominable acto, los cuales al poco tiempo estaban de nuevo en la calle en sus andanza delictivas.