El largo camino de la reelección
La reelección por sí misma no puede ganar las próximas elecciones. Necesita más tributarios activos o pasivos del campo opositor. Por las dificultades de la reelección para ganar, no se puede pensar que la oposición triunfará indefectiblemente. Para lograrlo tendrá que deshacer los pilares de ese proyecto.
Para que uno de los dos obtenga la victoria, como en la guerra, no se puede esperar que sea por inercia, sino que el vencedor tiene que impedir al otro que respire hasta aplastarlo moral y materialmente, en este caso, en las calles, en las urnas y en la Junta Central Electoral.
Para que se imponga la reelección tienen que darse algunas condiciones que me parecen determinantes:
Primero, que el gobierno y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que postula al presidente Danilo Medina logren mantener dividida a la oposición, especialmente en el plano legislativo y municipal que son los eslabones más débiles de la cadena peledeísta. No tengo duda de que este es históricamente el recurso fundamental utilizado por todos los reeleccionistas, especialmente en República Dominicana.
Segundo, las fuerzas de la reelección tendrán que continuar maniatando al expresidente Leonel Fernández para que acepte pasivamente el futuro incierto que le ha dejado del danilismo como mal menor. El cálculo de los reeleccionistas debe ser que para Leonel es preferible cargar con todo el lodo que le han tirado arriba sus propios compañeros del Comité Político, esperar "quién sabe hasta cuándo", pues cualquier paso en falso podría ponerlo fuera del partido morado y perseguido ante la justicia.
Naturalmente, Leonel tiene suficiente inteligencia como para maniobrar con mucha precaución para zafarse de ambos laberintos y como político que es no puede haber duda de que encontrar ese camino debe ser su principal tarea política en el presente y el futuro inmediato.
Cuando vi a Leonel por televisión en el acto de proclamación de la reelección de Medina el 31 de enero de 2016, no pude más que recordar a Juan Bosch en el acto de proclamación de Leonel en junio de 1996 por el Frente Patriótico junto a Joaquín Balaguer.
Bosch fue llevado sedado a leer un discurso que por supuesto no escribió y le colocaron al psiquiatra Jaime David Fernández Mirabal al lado para que lo controlara –y de hecho en un momento intentó pararse para irse y su lazarillo logró controlarlo-. Bosch estaba terriblemente afectado por el Alzheimer y respondía automáticamente a estímulos.
Leonel, más cuerdo que nunca, estaba en el acto de proclamación de Medina no por deseo, sino porque aun no ha llegado "la hora de los hornos" de que hablaba José Martí, además de que nadie lo conoce a él como un desesperado ni como un político emotivo o improvisado. Cuando levanta un pie, tiene claro donde va a pisar.
Tercero, el gobierno y los partidarios de la reelección –que antes fueron opositores furibundos de ese sistema, comenzando con el mismo presidente Medina- tendrán que utilizar todos los recursos del poder para ponerlos a su servicio y negárselos a sus contrarios o utilizarlos en su contra.
Cuando hablo de recursos no me refiero solo a dinero y equipos del gobierno, de los ayuntamientos y del Congreso Nacional, hablo fundamentalmente del aparato judicial, los tribunales electorales, la cúpula de los cuerpos armados y de chivateo, el cobro de impuestos, el favoritismo publicitario, la "persuasión" a empresarios y comerciantes para que se alineen al proyecto, y un largo etcétera.
Cumplidas esas tres condiciones, los reeleccionistas habrían hecho su trabajo y su triunfo solo estaría asegurado si la oposición no hace el suyo.
El panorama al día de hoy apunta a que no hay un ganador definitivo. Por inercia y por el desgaste natural del ejercicio de gobierno, el Danilo Medina-candidato viene perdiendo encantos en el votante dominicano y Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), también por inercia, está captando ese descontento no necesariamente porque sea el mejor candidato de la oposición, sino porque es el que tiene mayores posibilidades de crecer y de hecho lo está haciendo continuamente, aunque no es una "bola de nieve". Las últimas encuestas así lo confirman.
Si como he dicho al PLD le conviene enfrentarse a un voto opositor dividido, por lógica a la oposición le resulta elemental unir –en la medida de lo posible- el más amplio frente anti-reeleccionistapara confrontarse al candidato de la reelección. Si Abinader no dedica a sus mejores cuadros políticos a garantizar esa unidad y en cambio los dedica a contestar propaganda reeleccionista que tiene un limitado poder de influir, está perdido en el jardín de su casa.
A juzgar por lo generoso que fue Abinader y el PRM cediendo candidaturas legislativas y municipales al Partido Reformista para sellar un pacto que ya respalda su postulación presidencial –unas con muy buena aceptación en su demarcación, otras no tanto-, no hay que dudar que ante la posibilidad de unir a toda la oposición también podría ceder posiciones legislativas importantes a figuras como Guillermo Moreno, que sería un excelente candidato a senador por Santiago, o a Minou Tavárez Mirabal, que sería una excelente candidata a senadora por el Distrito Nacional, o a un Guido Gómez Mazara, buen polemista y con peso argumental, que sería buen candidato opositor a diputado; Max Puig, el candidato ideal para senador de Puerto Plata, para solo citar algunos ejemplos.
Si los nombrados en el párrafo anterior no aceptan una proposición de ese tipo, no entienden la coyuntura o prefieren –por omisión- que el PLD gobierne 20 años seguidos mientras ellos siguen dando prueba testimonial de su apego a los principios.
En el caso de Moreno, Minou y Max, ex dirigentes del PLD provenientes inicialmente de la izquierda, cuando se asociaron al PLD no tuvieron problemas para dejar atrás aquellos principios en un acertado paso de mayor realismo político como lo prueban los hechos: el primero fue muy buen procurador fiscal del Distrito Nacional, la segunda muy buena vicecanciller y luego diputada, y el tercero senador, ministro de Medio Ambiente y ministro de Trabajo. Los tres sirvieron honestamente al país desde esas posiciones y por eso están fuera del gobierno y del PLD.
Comprendo que ellos tienen programas distintos al PRM y al PRSC, pero levantando esos programas por separado en la oposición, no los van a impulsar con mayor fuerza que desde el Congreso Nacional. Y que conste, ellos tienen más posibilidades de ser electos a esas posiciones el 15 de mayo próximo, que Abinader a la Presidencia.
Sin una alianza de este tipo –principalmente legislativa- las posibilidades de Abinader derrotar la reelección son limitadas. No porque esas figuras y esas fuerzas políticas de centro-izquierda sean determinantes para ganar, sino porque enviarían un mensaje de madurez política a la amplia franja de dominicanos que han luchado por la libertad y el bienestar del pueblo dominicano, pero que hoy no están en partidos ni acuden a votar porque están hastiados de la corrupción, la impunidad y de la división del campo popular para ponerle freno a esas perversidades.
El otro factor decisivo para la oposición poner en apuros el proyecto reeleccionista es privilegiar el acercamiento al campo popular y dejarle cancha al gobierno para que siga favoreciendo a la franja conservadora.
Lo repito: compitiendo por el favor de las fuerzas conservadoras –que son gobiernistas por naturaleza - la oposición no le gana al partido de gobierno. Compitiendo por el favor de las fuerzas populares y luchando junto a ellas, el proyecto reeleccionista puede naufragar.
POR FELIPE CIPRIAN