Aparenta llevar una vida normal‏


Un delincuente, cuyo nombre real se omite, narra que se dedica a arrancar carteras y celulares, pero afirma que quienes asaltan negocios y comercios son más peligrosos.
      
EN SANTO DOMINGO: Alfredo Ramírez, nombre ficticio, es un hombre que vive en unión libre con la madre de sus dos hijos pequeños y quien años atrás se dedicaba a la venta de narcóticos, lo cual dejó de hacer tras ser fichado, recurriendo así a otros actos delictivos como el atraco.

Su madre lo tuvo siendo muy joven y su padre nunca lo conoció. Dejó la escuela en cuarto curso de primaria, por lo que no aprendió ninguna profesión.

Ramírez vive en un barrio de la ciudad capital. Narra que lleva una vida normal con su familia y que lo que consigue por medio de los atracos es para comprar el sustento diario de su hogar.

“En to’ lo’ barrio’ to’ el mundo sabe a qué se dedica cada quien. Allá se sabe quién es el que trabaja, roba cartera, vende droga y el que no e’ de na’.

Uno también conoce a la autoridad y cuál es o no corrupto. Uno sabe a quién le da lo de uno”, explica.

Ramírez sostiene que en ocasiones, él y un compañero han arrancado carteras y celulares y hasta amenazan a sus víctimas, pero, asegura, en realidad no portan armas y no son violentos aunque las circunstancias en las que se desarrollan los hechos son determinantes.

“Yo me dedico a arrancar carteras y celulares aunque ya ’toy quitao’ de eso últimamente. Los que asaltan negocios y comercios son más peligrosos que nosotros porque siempre van buscando mucho dinero y andan bien armados”, narró.

Los documentos y objetos que no tienen valor monetario, Ramírez indica que se deshacen inmediatamente de ellos y los botan a la primera oportunidad para evitar levantar sospechas, “dos hombres en un motor con una cartera”, y algunos objetos los regalan a sus cercanos.

Asimismo, en cuanto a las zonas en las que operan son usualmente las proximidades de donde viven.

“Una vez a mí y un compañero nos agarró la policía y se presentó la mamá de mi compañero en el destacamento.

Ella andaba con una cartera que le habíamos quitado a alguien en la calle. La mujer estaba ahí presente e identificó su ‘vaina’. La mamá de él sabía a qué se dedicaba, la familia casi siempre sabe lo que uno hace”, narró Ramírez.

Pese a que con estas acciones delictivas se expone a ser atrapado, explica que la necesidad de cubrir las necesidades de la casa es más grande que el miedo a correr el riesgo, y conseguir un trabajo digno es difícil en el país sobre todo si se tienen antecedentes criminales.

“Nunca estamos pensando en que vamos a ir pa’ La Victoria (la cárcel) o que nos van a agarrar, pero cuando me mandan pa’llá uno lo coge ‘variado’ porque ahí ta’ la gente de uno… a veces hasta se siente como si estuviéramos en el barrio aunque esté trancao’… uno prefiere ta’ en La Victoria aunque sea cogiendo lucha y no en un centro de esos nuevos donde hay tanta reglas y control y joden mucho”.

Estadísticas
Según los datos arrojados por el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la República Dominicana correspondiente al período enero-septiembre del 2015, el mayor número de denuncias se registraron en el mes de enero, que en comparación con el 2014 presenta una reducción equivalente a 37%.

Asimismo, destaca que en más del 56% de los asaltos y atracos no hubo violencia y del 44% restante, en los que sí hubo, fueron perpetrados a hombres.

En cuanto a la localización, las vías públicas y residenciales, son las más concurridas en las denuncias realizadas entre seis de la tarde y medianoche.

Mientras que la encuesta Gallup- Hoy publicada anteayer indica que 56.2% de los consultados asegura que la delincuencia es uno de los principales problemas del país. Residentes en la zona Metropolitana y de la región Este, Norte y Sur lo califican como el principal problema con 64%, 58%, 52% y 50%, respectivamente, en una consulta realizada entre el 24 y 27 de enero del 2016.

(+) OPINIÓN DE LOS EXPERTOS
“No puedo ir a ningún lado tranquilo/a”, “Siempre creo que me están persiguiendo”, “Cada vez que escucho un motor puedo asegurar que me van a atracar de nuevo”, “Todo el mundo me parece sospechoso”, “Camino las calles llena de miedo”, “No me gusta estar solo/ a”, son solo algunas de las secuelas que quedan en las personas luego de ser sorprendidas por atracadores para ser despojadas de sus pertenencias.

Según los especialistas en psiquiatría psicoterapeuta, Vicente Vargas Lemonier y Secundino Palacios, esto forma parte de un trastorno de estrés postraumático como consecuencia del evento al cual la víctima estuvo expuesta, el cual, dependiendo el momento emocional por el cual esté atravesando la persona, podría incluso llegar a convertirse en depresión.

De igual modo, toda persona que haya sido víctima de asalto o que haya visto o estado presente en el lugar del evento puede experimentar algún tipo de trauma o recurrir a lo referenciado, que es cuando situaciones similares le causan palpitaciones por temor a revivir un momento.

Palacios explica que en la población hay un miedo colectivo o pánico generalizado por lo que “todo el mundo anda en hipervigilia, lo cual es un estado insano”.

OPINIÓN ESPECIALISTAS DE LA PSICOLOGÍA
CASOS ATRACADOR Y VÍCTIMA
(( SOBRE EL PERFIL DEL ATRACADOR
“Las personas pueden decidir si hacer o no lo incorrecto. La disfunción familiar, falta de oportunidad y situaciones económicas son solo factores que influyen en que se tome cierta decisión aun cuando lo que se consiga por medio de acciones delictivas sea para ayudar. A veces crecer en ambientes hostiles que no dan la oportunidad de hacer algo diferente, influye”, dice la psicóloga Ofir Nolasco.

(( SÍNTOMAS DEL TRASTORNO
“La persona va a tener varias descargas neuro-bioquímicas que se expresan con palpitaciones, disturbios del sueño, diarrea o estreñimiento, insomnio rebelde, pesadillas nocturnas, siente que le falta aire, visión borrosa, irritación y sensación de opresión precordial como dolor en el tórax. Dependiendo de cuál sea la curva biográfica de su vida en ese momento podría complicarse con una depresión o con cuadros mayores”, explica Secundino Palacios.

(( IMPORTANCIA DE BUSCAR AYUDA
“La victima durará aproximadamente 20 días con la sensación de que los atracadores la están persiguiendo, que se le aparecerán en cualquier sitio a cualquier hora. Es normal que la persona no quiera estar sola en ningún momento. Se recomienda buscar ayuda y en caso de no querer hacerlo de manera profesional, debe hablar con algún familiar o amigo cercano y explicarle lo que siente para tratar de recobrar la confianza”, dice Vicente Vargas Lemonier. /lISTÍN DIARIO/.

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