Aumento De Salarios Y El Banco Central
Hoy vemos en el Lic. Héctor Valdez Albizu, Gobernador del Banco Central, un sindicalista que atenta contra la desigualdad en República Dominicana, convirtiendo
esa institución en un “Sindicato del Estado” al estilo Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Colegio Médico Dominicano (CMD), etc. De la misma forma operan los gremios y/o sindicatos subsidiados por el Estado, independientemente de los ingresos que ellos mismos generan y los convierte en empresarios. Todos ellos, incluyendo gremios y/o sindicatos no empresariales, abogan por aumentos de salarios en el sector público y en el sector privado, o ambos a la vez.
Las razones para demandar una mejoría salarial son siempre las mismas, siendo la principal la canasta familiar. Tenemos los gremios y/o sindicatos que demandan aumentos de salarios en el sector público conjuntamente con aquellos sindicatos del Estado ubicados en específicos ministerios. Ahora resurge el Banco Central como sindicato subsidiado que pregona por un aumento general de salarios, ignorando que atenta contra la estabilidad económica y social del país bajo el entendido de que el aumento salarial es complemento del crecimiento económico como traje a la medida y no consecuencia de una real productividad nacional que combata la desigualdad aumentando el empleo y reduciendo la pobreza en términos absolutos.
El Gobernador del Banco Central se limita a señalar los porcentajes de crecimiento en el 2015 según sectores productivos responsables de un crecimiento económico de un 7%, destacándolo por encima de varios países latinoamericanos. También destaca la construcción pública y privada por ser el sector de mayor crecimiento o de mayor aporte (8.2%) al PIB. A la vez hace un aparte al señalar que a pesar de un crecimiento turístico de 6.3% el sector produjo US$6,153.1 millones en 2015 influenciado por la llegada de 5,600,000 turistas. De igual manera las remesas familiares ascendieron a US$4,882.7 millones dentro de un sector servicios de menor crecimiento (4.1%) comparado con los demás sectores de la economía.
Tenemos pues que el turismo y las remesas inyectaron a la economía US$11,035.8 millones en 2015, para no incluir los demás sectores generadores de divisas, lo que demuestra que todos los sectores productivos, generadores o no de divisas, son responsables de la riqueza material de la sociedad de República Dominicana y de cualquier país del mundo. En base a eso es que se calcula el PIB, es decir, el aporte de los sectores productivos al crecimiento de la economía en un período de un año, equivalente a decir “crecimiento de la riqueza material durante un año representada por los índices del PIB”.
A pesar de esa simple evidencia no se calcula el bienestar nacional (preferible al mediático bienestar social) que genera la riqueza material, si concebimos el bienestar nacional en la esfera del aumento del empleo y reducción de la pobreza en términos absolutos, como lo plantea la Teoría de la Desigualdad (PIB 2.0 – Pacto por la Productividad). Pero nada de eso es tomado en cuenta por el Estado dominicano y sus sindicatos, incluyendo el Banco Central como sindicato mayor, ni tampoco los gremios y/o sindicatos que generan ingresos (empresarios) y los que no, al igual que los gremios y/o asociaciones incrustados en el estamento social-institucional del país
Más bien se pone en práctica la teoría o lamento del gallero cubano Luis Ramírez, quien desesperado por el lento comienzo de un torneo de pico y espuelas en la gallera pública de Santiago lanzó al aire, absorto en el panorama de su angustiosa espera, el siguiente suspiro: “No se puede ver más allá de lo que se está mirando”. Si el Gobernador del Banco Central sabe que los sectores productivos generan riqueza material traducida en bienes y servicios, no queda otra cosa que admitir que dicha riqueza es la responsable del crecimiento de la economía que en 2015 alcanzó un 7%. Pero lo importante es saber qué hacer con eso.
Lo que no parece lógico es la insinuación de aumento general de salarios de parte del Gobernador del Banco Central. Más bien es la frustración de un desempeño económico que ignora el bienestar nacional que debe prevalecer consecuencia de una productividad identificada con en el aumento del empleo y reducción de la pobreza en términos absolutos. Esa debe ser la meta, para lo cual el Estado tiene que comportarse como sector económico como otro cualquiera, tal y como lo planteo en la Teoría de la Desigualdad.
Cuando se llegue a tener una mayor conciencia de la desigualdad entonces se puede hablar con conocimiento de causa de aumento de salarios, tanto en el sector público como en el sector privado, sectores que hasta la fecha andan cada uno por su lado. La ignorancia en todo esto estimula la inflación consecuencia del aumento salarial empujado por redentores políticos y sociales o una demagogia productiva incrustada en el populismo que acompaña el encanto de logros gubernamentales mientras los sectores productivos viajan desde Babilonia hasta la España Boba sin darse cuenta de que son los verdaderos responsables del bienestar nacional, donde resalta la desigualdad a falta de planteamientos serios.
Si se quiere mayor nivel salarial y se obvia la pobreza generalizada estamos en los albores de la mala distribución del ingreso en perjuicio de las grandes mayorías impedidas de combatir la pobreza mediante oportunidades de empleo gracias a una productividad basada en bienes y servicios como factor determinante para reducir la desigualdad. Pero una productividad al estilo Corea del Sur, Taiwán, China, Malasia, Vietnam, entre otras economías emergentes.
Mientras, el ministro de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, plantea que el Poder Ejecutivo debe aprobar y promulgar mediante decreto el reglamento de aplicación de la Ley No.105-13 de Regulación Salarial del Sector Público. Esa parecería ser la plataforma para un aumento de salarios en la administración pública en función de las disponibilidades presupuestarias, que a pesar de su abundancia están muy comprometidas.
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