OPINIÓN: EL CORNUDO CONCIENTE
El cornudo o cuernu conciente es aquel hombre que por conveniencia propia decide hacerse de la vista gorda ante las infidelidades discretas o no de su mujer.
Este fenómeno social es inofensivo, no es violento, de carácter frío y sufrido, tiene muchos amigos, todos mudos pues ninguno le hablan del tema en cuestión y para que? Si todos también saben que el también en es sordo y ciego desde que sospecha la buena intención de un amigo soplón.
Este fenómeno social es inofensivo, no es violento, de carácter frío y sufrido, tiene muchos amigos, todos mudos pues ninguno le hablan del tema en cuestión y para que? Si todos también saben que el también en es sordo y ciego desde que sospecha la buena intención de un amigo soplón.
Lo único que este personaje le exige a su dama a través de las oraciones es que sea discreta y que no se la ponga difícil ante la sociedad con sus indiscreciones.
El Dominicano es un cuernu conciente que a través de los impuestos le paga la renta, los viajes, la gasolina, los servicios de salud, la electricidad, la comida, etc.....al estado Dominicano, y este sinvergüenza e infiel estado nos engaña con el vecino, un negro ordinario y brazu' al cual este le paga por todos sus servicios y necesidades.
El dominicano es tan cuernu que hasta permite que el estado le traiga a los hijos bastardos de su amante a su casa para que se los críe, es mas el Haitiano es tan bárbaro que hasta nos manda a sus otras mujeres a parir a nuestra casa, y después nos exige que se les mantengamos sus hijos.
Nosotros como Buenos cuernues, nos quedamos calladitos sin decir ni media palabra, pues el amante del estado es un magnifico desacreditador al cual le hemos cogido pánico y terror, preferimos tragarnos nuestra vergüenza y dignidad antes que un enfrentamiento con este descabellado amante.
Es por eso que al ver la cara poco varonil de nuestro presidente y ver como al mínimo llamado de su amante va corriendo cual loca, ya sea a Barahona o PUERCO príncipe., no me preguntar:
y que será lo que tiene el negro?
POR CARLOS J. DÍAZ GÓMEZ