OPINIÓN: -LOS TONTOS ÚTILES-‏


"Los hombres mueren... pero el tonto útil es inmortal". Anónimo:

Según los textos académicos, 'tonto útil' es una expresión política que describe a personas que al luchar por un ideal pueden transformarse en instrumentos de otros grupos políticos. Se refiere a personas que colaboran involuntariamente con los intereses creados de terceros que mantienen un sistema que no les beneficia. Esta figura compone las masas acéfalas de las que nos advirtió Nietszche en su teoría sobre una sociedad compuesta por 'el hombre común'.


En nuestro sistema electoral, preñado de intereses excluyentes, con un total de siete millones aptos para votar en el 2016, tenemos unos cinco millones de tontos útiles que votan por uno que otro de los partidos conocidos por su inutilidad (desde la perspectiva de salvaguardia de los intereses nacionales) y, otros dos millones de tontos útiles que se abstienen de votar. Los primeros sostienen el sistema por acción y los últimos, por omisión. Entre estos siete millones (redondeando la cifra) existen tontos útiles que llevan el concepto a niveles superlativos pues no solamente votan, sino que son instrumentos activos de los partidos como activistas y dirigentes y al final de la jornada su condición sigue igual o peor.

La 'política politiquera', como el béisbol, es parte de nuestra idiosincrasia. Alimentando falsas expectativas de beneficios o prebendas y, en ocasiones, aspirando vencer el anonimato, los tontos útiles son presa fácil de nuestros avispados demagogos. Será una pasmosa reiteración de eventos cada cuatro años, nueva vez, dada la modificación de la Ley Electoral para unir las elecciones presidenciales, congresuales y municipales a partir del 2016.

Cada candidato presidencial y sus equipos de campaña nos presentan propuestas sin soporte de cómo serán realizadas desde el gobierno. Todos, sin excepción, recurren a Dios para que les ilumine en concretar sus aspiraciones. Si malversar es un pecado, ellos tienen el simpático argumento que desfalcan al Estado para ayudar al prójimo. Ya que de otra manera no pueden auxiliar los necesitados si no es apropiándose de activos del erario.

Teniendo millones de tontos útiles que justifican el sistema no hay forma alguna de controlar nuestros políticos. Hacen la ley y la trampa. Arrastramos consecuencias como: una deuda pública consolidada sobre los 30,000 millones de dólares, una tasa de pobreza de un 40% y de indigencia en un 20% (datos de la CEPAL), niveles de delincuencia sin precedentes, desempleo, costos de los bienes básicos en aumento y calidad de vida en franco deterioro, entre otras sutilezas.

El tema haitiano (recordemos la quema de nuestra Bandera Nacional en el techo de un Consulado Dominicano en Haití), con la excesiva presencia de inmigrantes ilegales de ese país en nuestro territorio, es consecuencia, también, de los votos de los tontos útiles que asientan en el poder a negociantes de la política, los anti Patria, los incompetentes en todas las instituciones del Estado que no previeron ni previnieron estas oleadas migratorias que hoy exponen nuestra soberanía ante potencias, que, como ya conocemos en nuestra historia, imponen sus mandatos. ¿Ejemplos para recapitular?: 1916 y 1965.

Sobre las inversiones del 4% del PIB para Educación tenemos "declaraciones dadas por el obispo de la Iglesia Episcopal Dominicana Julio César Holguín Khoury, miembro de la comisión de veeduría del Ministerio de Educación, de estar preocupado porque las aulas que construye el Gobierno resultaban muy costosas para el Estado, estimando un aula en más de dos millones cuatro cientos mil pesos, a partir de un cálculo de una extensión de construcción de 40 metros cuadrados".

Era de esperar que "el Ministerio de Educación restara importancia a las declaraciones emitidas por el obispo ya que están fuera de lugar, porque para determinar el costo de un aula se requieren de estudios técnicos y de inversión, los cuales varían dependiendo el terreno, la localidad y el tamaño de la estructura escolar". El 4% del PIB para Educación se ha convertido en un gran negocio y una excelente polea para asegurar adhesiones políticas al mandatario de turno.

Como si fuera poco, y viendo como los recursos destinados a Educación son un festín para los oportunistas vividores del erario (nos conocemos todos en este pequeño país, dos tercios de isla), los 'buscones' de obras, de contratos y contrataciones, en su voraz apetito por comisiones y porcentajes mañosos los cuales encarecen (como los impuestos) las obras mismas, tenemos que en exenciones fiscales al sector privado dilapidamos un 6.5% del PIB, ¡2.5% más que lo asignado por Ley a Educación!

Del mismo presupuesto de Educación se destinan cientos de millones de pesos en los medios para propaganda política y manipular la opinión pública sobre los niveles de aceptación del gobierno bajo la premisa de: "Miente, miente, que algo queda" o "Una mentira repetida miles de veces se convierte en una verdad". Una "verdad" coja que eventualmente caerá y mostrará su verdadera naturaleza. Al presente se aspira a que un 187% de la población apruebe la gestión de gobierno y este porcentaje anti aritmético justifique la reelección presidencial.

El tonto útil criollo sigue un derrotero muy similar al del hombre mediocre de José Ingenieros: "Es un animal bellaco. Es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes. No acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealismo por envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí".

Nuestro sistema de partidos políticos y el nivel de envilecimiento de nuestras masas votantes, invita a citar a Mark Twain quien nos legó esta joya: "Nunca argumentes con tontos útiles pues te arrastrarán hacia su nivel y allí te vencerán por veteranía".

Por: Agustín Perozo Barinas
agustinperozob@yahoo.com

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