Más casos de intoxicación alcohólica en la Navidad‏


Por Aida Lucía Abreu Madera

EN SANTO DOMINGO: La intoxicación alcohólica es el trastorno orgánico más común inducido por el alcohol, y la intoxicación aguda es más frecuente en época de Navidad, debido a la mayor accesibilidad, publicidad de las bebidas alcohólicas y a la necesidad imperante del dominicano de compartir estas celebraciones con familiares y amigos.

La intoxicación alcohólica afecta al 1.1% de la población, pero esta cifra se incrementa en Navidad y sobre todo involucra a los hombres entre 19 y 28 años.


Este trastorno se produce cuando el consumo de bebidas alcohólicas es brusco y la cantidad supera la tolerancia individual de cada persona. Dependiendo de la cantidad de alcohol que se ingiera, los síntomas pueden variar desde euforia y desinhibición hasta coma, depresión respiratoria y muerte. Tras el consumo gradual de alcohol, la persona puede presentar lenguaje farfullante, incoordinación, marcha inestable, visión doble, deterioro de la atención o la memoria y pérdida del autocontrol.

La intoxicación por alcohol puede afectar diversos órganos del cuerpo, como el cerebro, el hígado, el riñón, el estómago, la piel, el corazón, los pulmones y, en el embarazo, al feto, y producir retardo del crecimiento y malformaciones de órganos. El mayor daño se produce en el

sistema nervioso central del feto, en el que puede aparecer retraso mental.

Las grandes ingestas de alcohol afectan en gran manera la estima de las personas y pueden desencadenar ansiedad extrema, conducta inapropiada, descuido personal, depresión y suicidio. Además son la causa de la mayoría de traumatismos por accidentes de tránsito que asistimos diariamente en las emergencias y cuyas consecuencias repercuten sobre víctimas inocentes y sus familiares.

((FIESTA
PARA PREVENIR EN ESTA ÉPOCA

Adoptemos el verdadero sentido de la Navidad en nuestras vidas: es el mayor consejo que puedo ofrecer. Que el tiempo de Navidad nos haga tomar conciencia y reflexionar de hasta dónde puede la persona mesurarse, tener control de su vida y actuar con moderación y prudencia, pensando que este es tiempo para compartir, pero también es un tiempo de recogimiento, y que nos esforcemos por posicionar a Dios en el primer lugar de nuestras vidas y así podamos esperar con alegría, paz y prudencia el legado de Jesucristo en nuestros corazones y aportemos con nuestro comportamiento un granito de arena para transformar nuestra sociedad.
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