Danilo... en su primer año‏



César Medina

Es bueno que el Presidente no esté conforme con los logros del gobierno en su primer año. Es lo que indica que en los próximos tres años se duplicará el esfuerzo para mejorar cada cosa, para que haya menos pobres y para que este sea un mejor país.

Es verdad que la valoración del primer tramo del gobierno es excelente.

Nadie puede negar que Danilo Medina y su equipo han hecho un esfuerzo para modificar muchas cosas que no andaban bien.


Y que se está haciendo “lo que nunca se hizo...” en áreas básicas como la educación, la salud, el adecentamiento de la función pública, el desarrollo humano...

Pero aún queda casi todo por hacer en un país con tan larga deuda social, atenazado por un déficit educacional que se remonta a los inicios de su propia existencia, con una parte de la población iletrada mientras avanza impetuoso el siglo de la tecnología digital.

El programa de alfabetización es bueno en tanto rescata de la indigencia escolar a decenas de miles de dominicanos analfabetas. Lo que de por sí habla de nuestro descuido histórico en materia educativa y explica la razón de nuestro atraso medular.

Ponerle atención a un problema que forma parte de nuestras estadísticas poblacionales más vergonzosas, ha sido un gran acierto del Presidente, y los resultados comienzan a verse.

El hecho de que en esta época más del 20 por ciento de la población del país sea analfabeta, constituye de por sí una grave denuncia sobre el descuido de los gobiernos pasados en un área tan sensible como la educación.

Era, entonces, un asunto de justicia social más que una iniciativa de políticas que requieren de otros parámetros en el sector educativo para lograr la inserción del país en la carrera hacia su desarrollo integral.

Se impuso el factor humano

En su primer año, Danilo ha gobernado teniendo en cuenta el factor humano. Eso explica no sólo su empeño para erradicar el analfabetismo, sino su política de acercamiento a los sectores más deprimidos de la sociedad en un cara a cara novedoso para gente que nunca antes había visto de cerca a un Presidente de la República.

No puede hablarse de improvisación en esa iniciativa pues en sus primeros días como
Presidente visitó algunos barrios periféricos, y en el caso particular de La Barquita acudió varias veces a reuniones con los lugareños para disponer su traslado a un lugar fuera de las constantes amenazas de inundaciones.

Sus visitas sorpresas los fines de semanas a distintos sitios del interior han sido constantes, y en cada una de ellas resuelve algunos de los problemas más acuciantes de la población.

Danilo Medina ha sido, por lo menos en su primer año, un presidente distinto, cercano, que escucha a la gente y se identifica con los problemas de los más necesitados.

Cuestión de personalidad

He visto en televisión los últimos días comparaciones odiosas entre Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández.

Nada que ver uno con otro, a pesar del mismo origen partidario y formados bajo las enseñanzas del profesor Juan Bosch desde sus estudios universitarios.

Se trata de personalidades, estilos y visiones diferentes sobre el país y hasta con origen, formación y educación distinta. Leonel arrastra desde su infancia la grandilocuencia norteamericana, donde estudió sus primeros años... De ahí el “Nueva York Chiquito”.

Danilo, en cambio, es de un pueblito de San Juan, Arroyo Cano, donde estudió sus primeros años, y se ha distinguido siempre por resaltar su origen humilde sin haber hecho jamás ostentación de ninguna naturaleza a pesar de que ha sido figura de poder las últimas dos décadas.

Leonel es un académico distante, pensador y estratega, líder de gabinete,... Danilo, un armador cercano, de contacto directo y fino olfato político... Juntos forman un “one-two” electoral invencible en estos tiempos borrascosos...
¡...Y eso duele, compañero!

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