Reflexiones sobre el evento “Barahona Sede Presidencial”, que no fue histórico, sino político
Casa que sirvió como sede de la presidencia de Adolfo Alejandro Nouel, en 1913.
Por Welnel Darío Féliz
Los acontecimientos históricos son para los pueblos base de su identidad. Alrededor de ellos crece la unidad social, la identificación del apego al espacio territorial, la evocación que permite fijar el desarrollo colectivo, identificar las luchas y valorar en su justa medida lo que se posee en lo económico, social y cultural. En realidad, como seres humanos, somos la síntesis de nuestra historia, geografía y cultura.
Es por ello que todo acontecimiento histórico que se recuerde, que se celebre, por grande o pequeño que sea, suele ser importante para la comunidad y es y será siempre esencial para el reafianzamiento de la identidad, de la condición humana y la evocación del pasado ausente que nos sintetiza y nos impulsa en colectivo, viendo la estela del desarrollo y forjando un futuro con esperanzas.
Por Welnel Darío Féliz
Los acontecimientos históricos son para los pueblos base de su identidad. Alrededor de ellos crece la unidad social, la identificación del apego al espacio territorial, la evocación que permite fijar el desarrollo colectivo, identificar las luchas y valorar en su justa medida lo que se posee en lo económico, social y cultural. En realidad, como seres humanos, somos la síntesis de nuestra historia, geografía y cultura.
Es por ello que todo acontecimiento histórico que se recuerde, que se celebre, por grande o pequeño que sea, suele ser importante para la comunidad y es y será siempre esencial para el reafianzamiento de la identidad, de la condición humana y la evocación del pasado ausente que nos sintetiza y nos impulsa en colectivo, viendo la estela del desarrollo y forjando un futuro con esperanzas.
Dentro de ese marco se encuentra la celebración de los 100 años cumplidos de Barahona como sede de la presidencia de Adolfo Alejandro Nouel, en 1913.
El pasado 21 de junio, algunas organizaciones de Barahona, junto a la alcaldía municipal, llevaron a cabo la celebración supra indicada. Al efecto, se promocionó todo un evento, a todas luces de carácter histórico, que se acompañó de la presencia de una breve presencia militar, la entonación del Himno Nacional y otras actividades. Asimismo, se imprimió un interesante boletín, en que escritores barahoneros expusieron sus puntos de vista sobre la presencia de Nouel en Barahona y otros acontecimientos, y, además, el Instituto Postal Dominicano puso a circular un matasello para la conmemoración.
Para la ocasión, el ayuntamiento acondicionó de forma impecable la casa que en la ocasión fue cedida para el ejercicio de la presidencia (allí funcionaba la gobernación) y se le imprimió un matiz histórico-turístico, con la sabia idea de que pueda fungir como un destino posible como parte de los monumentos de la ciudad, emblemático y útil para la explotación de la historia y lugares históricos como fuente turística.
Algunos de los asistentes allí esperábamos una agradable degustación histórica a la altura del evento, en que, teniendo como partida una ponencia central, tal vez pudiésemos entrar en detalles y discusiones sobre la presencia de Nouel en el pueblo y su importancia. Convertir la actividad en un verdadero coloquio histórico.
Sin embargo, tal no fue así. El evento inició con la llamativa voz de un locutor que comenzó por llamar al pódium a varias “personalidades” del pueblo. Por allí pasó desde el que tuvo la “idea” de la conmemoración, el que sin tapujos señaló su sorpresa cuando leyó en el libro de José A. Robert algunos detalles de la presencia de Nouel, lo que lo motivó; a él le siguió un dirigente gremialista de los periodistas barahoneros, el gobernador, el presidente de la sala capitular, una joven que leyó una “biografía” de Nouel que no podía tener más imprecisiones, de paso se le cedió la palabra al presidente de la Liga Municipal Dominicana, hasta llegar al discurso central por el Alcalde.
A él le siguió el director de IMPOSDOM, el que no pudo siquiera medianamente referirse al acontecimiento. A partir de allí se cerró el evento con el desvelizamiento de una imagen de Nouel.
El pódium vio desfilar una hilera de políticos que repetían como en resonancia las razones del evento; llovían los elogios, la unidad de partidos para el impulso común del pueblo. Fue para mí incomprensible la participación y el discurso de toda esa gente, sin razones, con un desconocimiento casi total. No era un evento histórico, era político, preparado para reflejar el brillo de aquellos que nos representan y nos sustituyen en los eventos en que deberían ser secundarios, en los del pueblo.
Me quedé, y sé que varios conmigo, esperando el evento histórico, el discurso central sobre el acontecimiento, la conmemoración que sirviera para promover históricamente el lugar, aquella que permitiera la comprensión del aniversario, de su importancia, que dilucidara el pueblo del momento, el Nouel de aquellos días, que nos permitiera identificarnos con los 100 años de Barahona sede presidencial.