Drama de adolescentes parturientas en RD Reportajes,Por: Yokauris Vásquez
Por: Yokauris Vásquez
EN SANTO DOMINGO: Cualquier mujer quisiera que sus hijas e hijos le dieran un nietecito para poder mimarlo, consentirlo y dedicarle el tiempo que, quizás no pudo antes emplear con sus vástagos. Pero, este no es el caso de doña Alba López, quien se enteró que su retoño, con apenas 14 años, tenía seis meses de gestación y, entonces ella sería abuela: “Lloro de rabia e impotencia y nunca me llega la alegría luego de esa situación”.
Alba cuenta que siempre les educó con buenos valores y principios a sus hijas, ya que viene de una familia religiosa y pese a que en esta nueva generación, la maternidad en menores pasa de forma inadvertida, para su raza es un duro golpe.
EN SANTO DOMINGO: Cualquier mujer quisiera que sus hijas e hijos le dieran un nietecito para poder mimarlo, consentirlo y dedicarle el tiempo que, quizás no pudo antes emplear con sus vástagos. Pero, este no es el caso de doña Alba López, quien se enteró que su retoño, con apenas 14 años, tenía seis meses de gestación y, entonces ella sería abuela: “Lloro de rabia e impotencia y nunca me llega la alegría luego de esa situación”.
Alba cuenta que siempre les educó con buenos valores y principios a sus hijas, ya que viene de una familia religiosa y pese a que en esta nueva generación, la maternidad en menores pasa de forma inadvertida, para su raza es un duro golpe.
De acuerdo al testimonio de López, la muchacha había pasado de ser una alumna disciplinada y aplicada a convertirse en perezosa: “Algunas veces la maestra me mandaba un papelito diciéndome que mi hija había ido a la escuela a hacer nada, que ni una letra escribió en toda la clase, que se dormía en el asiento, inmediatamente que llegaba al centro y eso empezó a preocuparme”.
Ese comportamiento anormal en la adolescente hizo que la madre se colocara al acecho y ahí fue que notó como su semblante y conducta cambiaban. En principio, pensó que era algo estomacal y nunca imaginó que se tratara de una preñez, puesto que la niña no tenía novio, o al menos que ella no lo conocía.
Tras el paso de los días, cuando decidió llevarla a un centro de salud y explicarle al médico los síntomas, este decidió realizarle una prueba de embarazo, a lo que inicialmente se negaba: “Era tanta mi seguridad y confianza hacia ella que la consideraba innecesaria.
“Al rato vino donde mí una doctora, con cara bien seria: Esta niña lo que tiene es que está en estado de gravidez. El test dio positivo y arrojó un resultado de 27 semanas de gestación. Yo no paraba de preguntarle cómo había sido y con quién, pero la niña se negaba y decía que no había mantenido relaciones sexuales”, agregó.
Cuenta que se le quiso derrumbar el mundo encima: “Repasé toda la educación y principios que le impartí, eso fue como una estocada mortal”, prosigue contando López: “Al otro día no fui a trabajar, no tenía ánimos para nada”.
Estadísticas
De acuerdo a estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), República Dominicana ocupa el quinto lugar entre los países de América Latina con mayor número de adolescentes embarazadas.
Según el Centro de Estadísticas de Maternidad, el 23% de las parturientas en la nación son chiquillas que oscilan entre los 13 y 16 años de edad. Unas 50,000 se embarazan anualmente.
La Asociación Dominicana Pro Bienestar de la Familia (Profamilia), alertó que en muchas ocasiones, cuando una muchacha sale embarazada, es menospreciada por la sociedad, situación que la hace más vulnerable ante el tráfico y consumo de drogas y otros peligros.
Riesgos
Las gestantes con alto riesgo obstétrico, tienen tendencia a la anemia, a que nazcan niños prematuros; así como a complicaciones respiratorias y metabólicas. También hay una mayor probabilidad de malformaciones, síndrome de down, al igual que los embarazos después de los 35 años.
Además, sufren del ataque de frenesí, que es un trastorno que se caracteriza por la elevación de la presión arterial; pérdida de proteínas por la orina, que se puede complicar con posibles convulsiones. Es una de las principales causas de muerte en esta parte de la población.
Investigaciones realizadas dan cuenta de que el riesgo de morir en los recién nacidos, de madres con edades entre 15 a 19 años, es unas tres veces al de una mujer de entre 25 y 30.
La preñez en este segmento de la población tiene relación directa entre el bajo nivel socio económico y educacional. Igualmente, se atribuye a las familias en las que hay problemas de alcohol, droga, violencia; pues tratan de huir de esa situación y buscar en la sexualidad un escape.
Otros datos refieren las consecuencias que se producen después del nacimiento del bebé: pocas probabilidades de la joven continuar sus estudios, debido a que algunas instituciones educativas optan por negarle la entrada, por temor a que puedan influir desfavorablemente en el resto de los alumnos. Otro elemento es la condición psicológica, compleja y difícil, cuya reacción depresiva podría llevarlas al suicidio.
Padres no dan la cara
El drama de las madres de las chicas en cuestión se repite muy a menudo en el país. En los hospitales públicos, a diario se multiplican esos casos. Allí las jóvenes acuden a las consultas solas o acompañadas de sus madres y casi nunca de la mano del padre de la criatura.
Caminando por una sala de hospitalización de ginecología y obstetricia de un centro de salud, la imagen es recurrente: adolescentes embarazadas acostadas por doquier, con miradas avergonzadas, a la espera del alumbramiento, con el desconocimiento todo a lo que se exponen.
Esa situación refleja que las niñas se están iniciando en la sexualidad entre los 12 y 14 años y solo una de cada 10 adolescentes usa métodos anticonceptivos.
Sobre la sexualidad juvenil, la Unicef advierte que el 40% de esos embarazos a nivel mundial no son deseados, sin contar que una de cada 20 adolescentes se contagia con enfermedades de transmisión sexual y ni en el hogar, ni en las escuelas reciben las orientaciones y educación requeridas en tal sentido.
La pubescencia enfrenta efectos propios de esta etapa y lo hace ante un bombardeo de ideas liberales y falta de valores; pero, ellas no pueden lidiar solas con esta realidad.
Es necesaria la guía de los padres, pues no planificar la maternidad traerá como consecuencia el abandono escolar, la expansión de la pobreza y las frustraciones de los proyectos de vida.