La corrupción en España enciende la indignación en la calle y en la red
MADRID, 02 Feb 2013 (AFP) - Ondeado en las calles y plasmado con emoticonos en internet, los sobres se han convertido en el nuevo símbolo de la indignación ciudadana en España que ha salpicado a la clase dirigente del país, la gota que ha colmado el vaso en una sociedad hundida por la crisis.
"Dimisión", "Basta" y "Vergüenza de España" son algunos de las pancartas que se podían leer el sábado entre los manifestantes concentrados en las inmediaciones de la sede del Partido Popular en Madrid.
Desde el jueves, centenares de personas han ido saliendo a las calles, con sobres que simbolizaban los pagos secretos supuestamente efectuados a dirigentes del PP, en pequeñas manifestaciones en las calles de la capital.
"La indignación ha llegado a un punto máximo", protestaba el sábado Maxi Sánchez Pizarro, un profesor de 54 años cuya hermana está a punto de ser desahuciada, que dirigía su ira hacia la sede del PP minutos antes de que el jefe del Gobierno y presidente del partido conservador, Mariano Rajoy, rompiera su silencio sobre el escándalo que lo ha salpicado a él mismo.
Su nombre apareció el jueves, citado por el diario El País, entre los supuestos beneficiados de salarios secretos que habrían cobrado durante dos décadas los dirigentes del partido.
La gota que colmó el vaso de la indignación de numerosos españoles, que sufren las consecuencias de una austeridad draconiana, un desempleo galopante que supera el 26% y un goteo constante de casos de corrupción que apuntan a los principales partidos e, incluso, a la monarquía.
El escándalo ha revivido la ola de desconfianza política que acompañó el nacimiento del movimiento de "indignados" en España en mayo de 2011. De momento, varias manifestaciones espontáneas se han reproducido en las principales ciudades del país.
En Barcelona, un grupo de "indignados" pasó la noche del viernes acampados en plaza Cataluña, escenario de las protestas de mayo de 2011. Una acción que podrían repetir esta noche después de manifestarse ante la sede del PP en la capital catalana.
"Rajoy tendría que dimitir por la simple sospecha. Es lo que harían en cualquier país normal, por dignidad", afirmó el sábado Eva Astiarraga, responsable de marketing de 43 años que acudió con su hija de 16 meses ante la sede madrileña del PP, protegida por un amplio dispositivo policial que cortó todas las calles de alrededor.
"Mira está todo vallado, están protegiendo a los ladrones", se indignaba una elegante jubilada de 66 años, Sandra Moreno, señalando las vallas que mantenían a decenas de metros de distancia a los manifestantes.
"Lo mismo roba la izquierda que la derecha. Aquí ya no hay un político en condición, todos corruptos", seguía.
Dimisión: la palabra en boga de todos los manifestantes y también en internet. Una petición de la plataforma Change.org lanzada el pasado jueves para reclamar la dimisión de los dirigentes del PP había recogido hasta el sábado por la tarde más de 680.000 firmas.
"Es el momento de que todos los que hayan recibido pagos en dinero negro se vayan y dejen de ensuciar el nombre de nuestro país", reclaman. "Vamos a conseguir un millón de firmas para crear una ola de indignación ciudadana que haga esta petición realidad".
También en la red, los sobres han proliferado en las redes sociales y en los comentarios de los internautas como símbolo irónico e indignado del último escándalo de corrupción.
Tras dos días de silencio, la explicación ofrecida por Rajoy el sábado tampoco amainó los ánimos.
En la red social Twitter, la etiqueta #RajoyNoContesta figuró entre los temas más comentados. Los motivos del enfado: Mariano Rajoy ofreció un discurso a la cúpula de su partido retransmitido por televisión en vez de organizar una rueda de prensa y responder las preguntas de los periodistas.
Consciente del distanciamiento creciente en España entre los ciudadanos y sus representantes políticos, Rajoy intentó restaurar su imagen pública: "Me siento orgulloso de lo que hago, me siento orgulloso de vosotros y me siento también orgulloso de los políticos de otros partidos que dan lo mejor de sí y siguen.