Latidos
Con Mari y Rafael
Estoy con Mari y Rafael, los padres de Soanny Montero Vargas. En
los medios de comunicación lo citan como Mártires Montero, pero para
nosotros se trata de Rafael, el hijo de Nen y Sergio, en el barrio Alto
de las Flores de Tamayo. Lo mismo pasa con Marilin Vargas, la madre de
Soanny, que para nosotros es Mari la de Vinicia.
Estoy angustiado igual que ellos por lo que le está pasando por la ausencia de su muchachita querida. Una joven ejemplar que es como la niña de sus ojos para estos padres que lo único que han hecho en su vida fue estudiar primero y luego trabajar para criar con la frente en alto a sus muchachos. Pero si el país entero anda triste con este hecho que involucra esta familia, cómo no estar compungido con este hecho, si con Rafael cursé desde la escuela primaria hasta el bachillerato gozando de una amistad impecable. Ni hablar del cariño que siempre recibí en su casa paterna del barrio Alto de las Flores, comenzando por sus hermanos Rosa y Argentina y terminando con sus padres Nen y Sergio.
Nadie que no haya pasado por esta experiencia puede imaginarse el dolor que atraviesa a estos padres. Aún así, el que le conoce sabe a ciencia cierta que su angustia no tiene límites. Todavía ayer en la tarde Rafael lanzaba su voz de esperanza. Llamaba a su hija a que si por alguna circunstancia de la vida se había marchado por voluntad propia, que retorne. Que vuelva a su hogar. Es un clamor desesperado porque ellos saben que ese no es el estilo de su muchacha criada en el hogar con los más preciados valores de la familia.
En estos momentos de dolor toda la comunidad de Tamayo se mantiene en oración para que la paz y la tranquilidad regresen al hogar de Soanny. Todos acuden a esa inmensa fe que mueve al pueblo dominicano que en varias ocasiones ha formado cadena de oración para que la misericordia se haga presente. En estos momentos duros, difíciles por los que atraviesan esto dos grandes amigos, nuestros ruegos al Todopoderoso para que todo salga bien.
Estoy angustiado igual que ellos por lo que le está pasando por la ausencia de su muchachita querida. Una joven ejemplar que es como la niña de sus ojos para estos padres que lo único que han hecho en su vida fue estudiar primero y luego trabajar para criar con la frente en alto a sus muchachos. Pero si el país entero anda triste con este hecho que involucra esta familia, cómo no estar compungido con este hecho, si con Rafael cursé desde la escuela primaria hasta el bachillerato gozando de una amistad impecable. Ni hablar del cariño que siempre recibí en su casa paterna del barrio Alto de las Flores, comenzando por sus hermanos Rosa y Argentina y terminando con sus padres Nen y Sergio.
Nadie que no haya pasado por esta experiencia puede imaginarse el dolor que atraviesa a estos padres. Aún así, el que le conoce sabe a ciencia cierta que su angustia no tiene límites. Todavía ayer en la tarde Rafael lanzaba su voz de esperanza. Llamaba a su hija a que si por alguna circunstancia de la vida se había marchado por voluntad propia, que retorne. Que vuelva a su hogar. Es un clamor desesperado porque ellos saben que ese no es el estilo de su muchacha criada en el hogar con los más preciados valores de la familia.
En estos momentos de dolor toda la comunidad de Tamayo se mantiene en oración para que la paz y la tranquilidad regresen al hogar de Soanny. Todos acuden a esa inmensa fe que mueve al pueblo dominicano que en varias ocasiones ha formado cadena de oración para que la misericordia se haga presente. En estos momentos duros, difíciles por los que atraviesan esto dos grandes amigos, nuestros ruegos al Todopoderoso para que todo salga bien.