LIBRO REVISA OBRA Y VIDA DE LILÍS
Aún no hay enfoques claros sobre régimen de Ulises Heureaux
Lilís es un nombre que el imaginario popular refiere a un dictador casi estrafalario, generador de anécdotas y realizador de un mal gobierno en su prolongada estadía en el poder.
El libro La Dictadura de Heureaux, del estudioso norteamericano Sumner Welles (no “Summer”) (autor del clásico La Villa de Naboth) acaba de salir anotado y ampliado por el historiador y editor Orlando Inoa (Letra Gráfica), entregando una visión muchísimo más integral, que no cede a la tentación de reivindicarlo como figura dictatorial que fue, ni atribuirle virtudes que no tuvo o condiciones que nunca le adornaron.
Welles y otros estudiosos del gobierno de Heureaux admiten que su prolongado mandato fue cruel, además de ser constructor de grandes obras e impulsor del transporte al aportar tres líneas de ferrocarril para interconectar importantes centros de producción agrícola con los puertos.
El libro, que aún huele a la tinta de Editorial Búho (de José y Claudio Pérez) llega ahora para presentar un cuadro más completo gracias a las descripciones de Sumner Welles y el rico trabajo de apunte y anotación de Inoa, que se revierte en el planteamiento de una imagen más completa de sus virtudes y defectos, superando el anecdotario que le asocia a la imaginación colectiva como ejemplarmente ruin e irónicamente cargado de sarcasmo en el castigo a quienes no le obedecían o simplemente le presentaban oposición.
Un rol que escasamente se le reconoce es su respaldo a los independentistas cubanos contra España, nación a la que diplomáticamente jugó a dos cabezas: mantenía relaciones comerciales y políticas, al tiempo de ser solidario con quienes luchaban por su independencia.
Gerencialmente, le toca el papel de haber construido grandes redes ferroviarias, haber impulsado la agricultura, reformulado el enfoque de la inmigración, pero también de haber mal endeudado el país al suscribir préstamos onerosos.
Perico Pepín, amigo
Cuando Lilís es ajusticiado en el comercio de Jacobito de Lara, en Moca, y su cadáver nadie quería moverlo tras su velatorio en la gobernación local, su amigo Pedro (Perico Pepín) fue a recogerlo y se lo llevó a Santiago en las ancas de su caballo, donde llegó al amanecer del 27 de julio (1899), y se dirigió a la casa de Juan Antonio de Lara, donde los doctores Raúl Font Sterling, Pedro Pablo Dobal y otros, lo embalsamaron (labor de limpieza y desinfección) para su entierro.
El libro es un plato histórico disfrutable, sobre todo, por la pieza de que se trata y el condimento adicional de Orlando Inoa.
UN APUNTE
Cuidadosa edición
Orlando Inoa despliega su doble condición de editor e historiador para referenciar el texto de Welles, para completar informaciones y aportar una significativa e inédita documentación gráfica.
EL DATO
Su aporte
Federico García Godoy sostuvo que Lilís fue un representativo de las morbosidades y de las influencias malsanas. Reconoce su afán constructivo, pero careciendo de las necesarias finalidades morales. Donna Marie Wolf, señala su labor en favor de la agricultura, la construcción de ferrocarriles y el manejo de la inmigración.