Un llamado a la Reflexión
Por: Luis Terrero Terrero
Nuestros ancestros acuñaron un sin número de refranes, que al día de hoy aun se escuchan en los diferentes pueblos de nuestra República Dominicana, refranes como: Por la plata baila el mono; El amor y el interés se fueron al campo un día, y más pudo el interés, que el amor que le tenía; Papeleta mató a menudo y morocota se alzó con tó; y así una gran cantidad de dichos, que anteponen el dinero a los buenos valores.
Mi gran preocupación en estos precisos momentos, es la forma en que se malbarata y juegan con el dinero del pueblo, comprando conciencias, gastándolo en publicidad, en fin en un millón de cosas estériles; recuerdo en una ocasión publiqué un escrito titulado, LA VOZ DEL DINERO, donde hablo precisamente de cosas parecidas a las que escribo ahora, en unos de esos párrafos dice: EL DINERO HABLA TAN FUERTE, QUE MUY POCOS SE RESISTEN A ESCUCHARLE. Siento mucha pena cuando veo que en los puestos electivos, se imponen tantos malos servidores que no sirven, fruto de que tienen el dinero por pipá, como se dice en el argot popular, sin embargo los dominicanos preñados de muy buenas intenciones, ni por asomo se atreven a aspirar, porque no cuentan con ese buen servidor, pero mal amo llamado DINERO.
Es hora ya de que nuestro país sepa que, los negociantes de la política invierten un millón, para sacar doscientos millones, y de esa manera nunca vamos a avanzar, porque se convierten en depredadores del erario público con el pueblo como cómplice, porque no tienen el derecho aparente de reclamar, porque ya se les dio una paga al recibir una dadiva de ellos, ya no se puede seguir siendo el retrete de esos politiqueros donde ellos defequen cada vez que se les vengan en ganas, de por Dios despertemos de ese largo e histórico letargo en el que nos encontramos producto de la maldita y cancerosa imposición del dinero, muy por encima de los valores, las buenas ganas de hacer las transformaciones que necesitan nuestros pueblos por parte de hombres y mujeres que así lo desean.
El país tiene cuatro largos años para meditar, analizar y reflexionar en base a quienes deben dirigir sus destinos, tendremos elecciones congresuales, municipales y presidenciales para el año 2016, ya el pueblo debe dejar de ser como una simple mercancía, que se compra y se vende, aunque les parezca yo un romántico o algo parecido, si el pueblo no depone su actitud frente a los futuros comicios, ellos seguirán tratando al país como coprófagos.
Nuestros ancestros acuñaron un sin número de refranes, que al día de hoy aun se escuchan en los diferentes pueblos de nuestra República Dominicana, refranes como: Por la plata baila el mono; El amor y el interés se fueron al campo un día, y más pudo el interés, que el amor que le tenía; Papeleta mató a menudo y morocota se alzó con tó; y así una gran cantidad de dichos, que anteponen el dinero a los buenos valores.
Mi gran preocupación en estos precisos momentos, es la forma en que se malbarata y juegan con el dinero del pueblo, comprando conciencias, gastándolo en publicidad, en fin en un millón de cosas estériles; recuerdo en una ocasión publiqué un escrito titulado, LA VOZ DEL DINERO, donde hablo precisamente de cosas parecidas a las que escribo ahora, en unos de esos párrafos dice: EL DINERO HABLA TAN FUERTE, QUE MUY POCOS SE RESISTEN A ESCUCHARLE. Siento mucha pena cuando veo que en los puestos electivos, se imponen tantos malos servidores que no sirven, fruto de que tienen el dinero por pipá, como se dice en el argot popular, sin embargo los dominicanos preñados de muy buenas intenciones, ni por asomo se atreven a aspirar, porque no cuentan con ese buen servidor, pero mal amo llamado DINERO.
Es hora ya de que nuestro país sepa que, los negociantes de la política invierten un millón, para sacar doscientos millones, y de esa manera nunca vamos a avanzar, porque se convierten en depredadores del erario público con el pueblo como cómplice, porque no tienen el derecho aparente de reclamar, porque ya se les dio una paga al recibir una dadiva de ellos, ya no se puede seguir siendo el retrete de esos politiqueros donde ellos defequen cada vez que se les vengan en ganas, de por Dios despertemos de ese largo e histórico letargo en el que nos encontramos producto de la maldita y cancerosa imposición del dinero, muy por encima de los valores, las buenas ganas de hacer las transformaciones que necesitan nuestros pueblos por parte de hombres y mujeres que así lo desean.
El país tiene cuatro largos años para meditar, analizar y reflexionar en base a quienes deben dirigir sus destinos, tendremos elecciones congresuales, municipales y presidenciales para el año 2016, ya el pueblo debe dejar de ser como una simple mercancía, que se compra y se vende, aunque les parezca yo un romántico o algo parecido, si el pueblo no depone su actitud frente a los futuros comicios, ellos seguirán tratando al país como coprófagos.