¿Qué hueso usó Dios para crear a Eva?

Puede parecer broma, pero algunos expertos se tomaron el tema muy en serio. Dudando de la teoría de la "costilla de Adán", buscaron otra explicación al relato bíblico

En el capítulo 2 del Génesis, se lee: "Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán y, mientras éste dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre".

Pero para el profesor de biología Scott Gilbert, del Swarthmore College de Pennsylvania, esta versión bíblica choca con la constatación anatómica de que al hombre no le falta ninguna costilla.

El blog Passeur de Sciences del diario Le Monde dedica un espacio a lo que llama la Improbablologie (o ciencia de lo improbable), o sea, estas investigaciones que cuesta calificar como "científicas", más allá de la intención de sus autores. Esta vez, le tocó el turno a Gilbert, un investigador molesto con el escaso simbolismo de la costilla para un acto tan importante como la creación de media humanidad.

Esto lo llevó a formular la siguiente hipótesis en el American Journal of Medical Genetics (AJMG): "¿Y si detrás de la versión de la costilla hubiese un error de traducción?".

Su pregunta fue respondida por Ziony Zevit, un especialista en literatura bíblica y lenguas semitas de la American Jewish University de Los Ángeles que le explicó que la palabra hebrea utilizada en el Génesis significa efectivamente "costilla", "costado" o "flanco", pero que también tiene un sentido figurado, el de "tabla", "viga", "puntal" o "columna", es decir, un elemento de estructura o soporte.

Esto le confirmó a Scott Gilbert sus sospechas sobre la verdadera identidad del hueso bíblico. Para él, si Dios se lo había quitado al varón para crear a Eva, éste debía faltar en el esqueleto masculino. Y existe, en efecto, un hueso cuyo nombre es báculo (baculum), es decir, bastón o cetro, que todavía está presente en los machos de muchas especies de mamíferos pero ya no en el hombre: se trata del hueso peneano que poseen, entre otros, los chimpancés y los gorilas, es decir, especímenes muy cercanos a los humanos.

El báculo de una morsa, por ejemplo, puede medir de 60 centímetros a 1,4 metros. En algún momento de la evolución, el hombre perdió este hueso y Gilbert cree que los antiguos lo sabían, a partir de la observación -y comparación- con machos de otras especies.

Por lo tanto, él y Ziony Zevit llegaron a la conclusión de que la creación de la mujer podía ser un mito explicativo de esta desaparición. En la Biblia no existe ningún término técnico para designar al pene y, por el contrario, se apela a diferentes eufemismos, por lo cual bien podría ser que palabras como "columna" o "viga" se refieran a algo distinto a la costilla.

Para Scott Gilbert, dice el blog, "un hueso situado en el órgano reproductor es simbólicamente más fuerte que otro del cual existe una docena en el cuerpo humano".

Otra "prueba" que esgrime el investigador a favor de su tesis es la referencia bíblica a que Dios "cerró la carne" de Adán luego de la "operación". Para él, esta es una clara referencia al rafe perineal, una suerte de línea o "sutura" que corre a lo largo del órgano reproductor masculino.

Gilbert y Zevit creen que esta hipótesis explica, al mismo tiempo, la ausencia de báculo y la presencia de esta sutura y le da un mayor estatus al "hueso" de Eva...
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