GARDEL Y LA SACO

Por: Heriberto Fiorillo

/Fuente; Gardel Oriental/

Agradezco a Don Luciano Londoño López en envío de esta nota publicada en “EL HERALDO”, de Colombia, en la cual se revela el por qué Gardel (para ir a Cali) debió volar primero a Medellín aquel fatídico 24 de junio y además se cuentan detalles de la gira en Colombia, basados en cartas del empresario Celedonio Palacios Izquierdo, las cuales fueron guardadas por su esposa durante 70 años y ahora reveladas por un ahijado suyo.

SACO no tenía acceso a la ruta Bogotá-Cali, así que el piloto (de la SACO) debió hacer escala en Medellín y retomar vuelo desde allí a Cali.

EL HERALDO Barranquilla, Colombia, viernes 29 de junio de 2012
Gardel en Barranquilla

Carlos Gardel y su carnal, el arreglista Alfredo Le Pera, estuvieron, con el resto de su comitiva, desde el cuatro de junio de 1935 en Barranquilla, se alojaron en el Hotel del Prado y se presentaron en las noches del 12 y el 18 en el Teatro Apolo, con capacidad para ¡tres mil personas!

Quien los trajo –apoyado por el empresario Henry Schwartz– fue Celedonio Palacios Izquierdo, un actor cómico chileno metido a gestor cultural, que vivía desde 1930 en Barranquilla con su esposa Diana y administraba el Apolo. Palacios y Schwartz murieron con Gardel y su grupo en el choque de los aviones en Medellín.

Gardel y sus amigos venían siendo transportados en Colombia por Scadta, línea aérea alemana. Comandada desde su aparición en 1929 por Ernesto Samper Mendoza, la aerolínea Saco (Servicios aéreos colombianos) disputaba las rutas aéreas nacionales a la flota germana. De modo que Samper quiso avionarse el famoso grupo de Gardel y ofreció llevarlo de Bogotá a Cali, además de patrocinarle un programa por La Voz de la Víctor.

Apenas Gardel dijo sí, Samper Mendoza publicó avisos en la prensa anunciando que el Rey del Tango volaría por Saco. Pero Saco no tenía acceso a la ruta Bogotá-Cali, así que el piloto debió hacer escala en Medellín y retomar vuelo desde allí a la capital del Valle.

Ofendido, el principal piloto y accionista de la Scadta, Hans Ulrich Thom, pasó su avión por encima del de Samper en la pista del aeropuerto de Techo en Bogotá, casi rozándolo.

Samper lo denunció y le inició una querella penal. Gardel y sus amigos ignoraban esa disputa, pero una de las hipótesis de la tragedia en la que murieron sostiene que el piloto Samper Mendoza quiso en venganza hacer una atrevida pasada similar sobre el avión de Thom y se fue de bruces con el gran peso de su carga.

Gracias a unas carticas que Celedonio envió desde Barranquilla a su mujer, en los días previos a la tragedia, guardadas por ella durante 70 años y reveladas por un ahijado suyo, supimos que en la noche del 12 de junio no le fue bien a Gardel en nuestra ciudad, azotada por un temporal.

“En el Apolo y el Real (en Bogotá) hemos estado un poco mal de entradas. La lluvia nos echó a perder la vespertina”, comentó Celedonio el 13 de junio, pero seis días más tarde, el 19, se hallaba exultante. “Anoche Gardel, en el teatro Apolo, trabajó por primera vez. Había más de 3 mil personas oyéndolo. Fue un exitazo rotundo”.

De nuevo en Bogotá, Gardel triunfó con llenos totales en los teatros Real y Olimpia, despidiéndose de sus seguidores capitalinos el 23 de junio. “Me voy con la impresión de quedarme con ustedes...”. No sabe si volverá. “El hombre propone y Dios dispone”, expresa antes de regalar al público su último tango: Tomo y obligo.

Dos días atrás, Celedonio ha confesado a su esposa que está a punto de no seguir acompañando a Gardel en su gira.

“Hay que zafarse de Carlitos y su compañía. En este momento lo tengo al lado mío, dándome la lata, pues conociéndolo de cerca, es el hombre más divertido y más ingenuo…”. Y añade: “No sé si me voy a embarcar con él”.

Celedonio se embarca. El 27 de junio doña Diana recibe un sobre con las pertenencias de su marido recuperadas en la tragedia: un llavero, una cédula de identidad, billetes quemados (120 dólares), una lapicera regalada por Gardel con el nombre C. Palacios inscrito sobre la madera; una boquilla y una lima. Como una ironía, el paquete lo llevó un mensajero de Scadta.
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