El Pájaro Cuatro Ojos es ave bandera de Unibe
La universidad adoptó esta ave, que es endémica del país, y que vive en su sede
SANTO DOMINGO. El "Cuatro Ojos", especie endémica de nuestra isla, fue adoptado como "Ave Bandera" por la Universidad Iberoamericana (Unibe), durante la entrega de premios del "Cuarto Certamen Literario para Docentes", correspondiente al Tercer Festival Cultural Unibe 2012, celebrado en el marco del XXX aniversario de la universidad.
El Cuatro Ojos (Phaenicophilus palmarum) es un ave endémica de nuestra isla tanto a nivel de género como de especie y es muy importante como regulador ecológico, ya que se alimenta de una gran variedad de frutas, cuyas semillas dispersa, y de insectos cuyas poblaciones controla. Es, además, un ave muy carismática, no sólo por la belleza de su colorido, sino también por la complejidad de su comportamiento.
Aunque es un ave muy común en las áreas urbanas, ha sido poco estudiada y es incluso poco conocida por la población. Declararla ave emblemática de una institución como Unibe podría despertar interés en la especie, lo que tal vez ayude a generar investigaciones y programas de conservación que contribuyan a su supervivencia. Además, vive y se reproduce en el campus de Unibe, lo que hace más justificable la declaratoria. Con esta decisión Unibe asume un compromiso de gran magnitud con las especies autóctonas.
Que el anuncio de esta decisión se haga en el contexto de un concurso literario está perfectamente justificado. Las aves han sido siempre los organismos más fascinantes para el hombre. Por eso son las criaturas que con más frecuencia aparecen en la música, la pintura, la literatura y en cualquier obra humana fruto de la imaginación y del espíritu. A veces confundidas con la mitología y la religión; otras con la historia y las tradiciones. Símbolos en ocasiones de la sabiduría o heraldos de la muerte o del infortunio, lo cierto es que siempre han acompañado a la humanidad en las buenas y en las malas, en el éxito y en la desdicha. Fue un ave la que anunció a Noé el fin del diluvio. Fue una alondra, "heraldo de la mañana", la que Julieta confundió con el ruiseñor, ansiosa por prolongar su primera y única noche de amor con Romeo.
En nuestra isla existen dos especies de Cuatro Ojos: el Cabeza Negra (Phaenicophilus palmarum) y el Cabeza Gris (Phaenicophilus poliocephalus). Este último vive en el lado haitiano en el extremo de la península de Tiburón, en la parte sur de Haití, y aunque se ha reportado en la Sierra de Bahoruco, podría decirse que es la única especie endémica de la isla exclusiva de Haití.
Tiene la coronilla y la nuca grises y es ligeramente más pequeño que el Cuatro Ojos que conocemos del lado dominicano.
El hecho de que en nuestra isla existan dos especie de un mismo género (lo mismo ocurre con el barrancolí), consideran los especialistas que se debe a que en tiempos geológicos remotos, lo que hoy es una isla eran dos, la Isla Norte y la Isla Sur, esta última surgida en la época del Pleistoceno, hace más de 2.5 millones de años.
El mar cubría entonces desde la Bahía de Puerto Príncipe hasta la Bahía de Neiba. El Lago Enriquillo es un vestigio marino de esa época.
Las poblaciones de ambas islas estuvieron aisladas por mucho tiempo, lo que originó vías distintas de adaptación evolutiva. Esta condición singular ha llamado la atención de investigadores foráneos interesados en estudiar los niveles de variabilidad genética de ambas especies. guerrero.simon @gmail.com
SANTO DOMINGO. El "Cuatro Ojos", especie endémica de nuestra isla, fue adoptado como "Ave Bandera" por la Universidad Iberoamericana (Unibe), durante la entrega de premios del "Cuarto Certamen Literario para Docentes", correspondiente al Tercer Festival Cultural Unibe 2012, celebrado en el marco del XXX aniversario de la universidad.
El Cuatro Ojos (Phaenicophilus palmarum) es un ave endémica de nuestra isla tanto a nivel de género como de especie y es muy importante como regulador ecológico, ya que se alimenta de una gran variedad de frutas, cuyas semillas dispersa, y de insectos cuyas poblaciones controla. Es, además, un ave muy carismática, no sólo por la belleza de su colorido, sino también por la complejidad de su comportamiento.
Aunque es un ave muy común en las áreas urbanas, ha sido poco estudiada y es incluso poco conocida por la población. Declararla ave emblemática de una institución como Unibe podría despertar interés en la especie, lo que tal vez ayude a generar investigaciones y programas de conservación que contribuyan a su supervivencia. Además, vive y se reproduce en el campus de Unibe, lo que hace más justificable la declaratoria. Con esta decisión Unibe asume un compromiso de gran magnitud con las especies autóctonas.
Que el anuncio de esta decisión se haga en el contexto de un concurso literario está perfectamente justificado. Las aves han sido siempre los organismos más fascinantes para el hombre. Por eso son las criaturas que con más frecuencia aparecen en la música, la pintura, la literatura y en cualquier obra humana fruto de la imaginación y del espíritu. A veces confundidas con la mitología y la religión; otras con la historia y las tradiciones. Símbolos en ocasiones de la sabiduría o heraldos de la muerte o del infortunio, lo cierto es que siempre han acompañado a la humanidad en las buenas y en las malas, en el éxito y en la desdicha. Fue un ave la que anunció a Noé el fin del diluvio. Fue una alondra, "heraldo de la mañana", la que Julieta confundió con el ruiseñor, ansiosa por prolongar su primera y única noche de amor con Romeo.
En nuestra isla existen dos especies de Cuatro Ojos: el Cabeza Negra (Phaenicophilus palmarum) y el Cabeza Gris (Phaenicophilus poliocephalus). Este último vive en el lado haitiano en el extremo de la península de Tiburón, en la parte sur de Haití, y aunque se ha reportado en la Sierra de Bahoruco, podría decirse que es la única especie endémica de la isla exclusiva de Haití.
Tiene la coronilla y la nuca grises y es ligeramente más pequeño que el Cuatro Ojos que conocemos del lado dominicano.
El hecho de que en nuestra isla existan dos especie de un mismo género (lo mismo ocurre con el barrancolí), consideran los especialistas que se debe a que en tiempos geológicos remotos, lo que hoy es una isla eran dos, la Isla Norte y la Isla Sur, esta última surgida en la época del Pleistoceno, hace más de 2.5 millones de años.
El mar cubría entonces desde la Bahía de Puerto Príncipe hasta la Bahía de Neiba. El Lago Enriquillo es un vestigio marino de esa época.
Las poblaciones de ambas islas estuvieron aisladas por mucho tiempo, lo que originó vías distintas de adaptación evolutiva. Esta condición singular ha llamado la atención de investigadores foráneos interesados en estudiar los niveles de variabilidad genética de ambas especies. guerrero.simon @gmail.com