Caonabo, Cacique Indígena

Por Belarminio Ramírez Morillo

Cacique indígena, jefe del cacicazgo de Maguana. Era el más poderoso y respetado de todos los caciques de la isla. Era amigo de los demás caciques. Su esposa era Anacaona, la hermana de Bohechío.

No se dejó confundir y engañar por los españoles. Desde que estos llegaron a la isla los vio con desagrado. Se dio cuenta que se trataba de una ocupación que conduciría al exterminio de su pueblo y de su gente. Su liderazgo traspasaba la frontera de su territorio. Fue Caonabo quien ordenó destruir el Fuerte de la Navidad que los españoles construyeron en Marién donde gobernaba Guacanagarix.

Desde un principio, Caonabo quiso pelear con los españoles por el trato desconsiderado que estos le daban a los indios. En ese momento a los españoles no les convenía la guerra con los indios. El plan de los españoles era utilizar a la población aborigen para sus propósitos: Conocer bien el territorio, construir sus edificaciones, alimentarse de sus frutos y luego convertirlos en esclavos.

Los españoles sabían que un combate con Caonabo dejaría muchos muertos, y por tanto decidieron ponerle una trampa. Un español de nombre Alonso de Ojeda visitó a Caonabo ofreciéndole amistad. El cacique recibió al español con agrado, y este último le invitó a dar un paseo por el río. Mientras paseaban, Ojeda le mostró un objeto brillante y le dijo que ese era un regalo que le mandó la reina de España. No se trataba de un regalo, era una falsa, un engaño.

El objeto eran dos grilletes de esos que utilizan los policías para llevar presos a los delincuentes y evitar que escapen. Ojeda le dijo que le permitiera ponerle el regalo en las manos y Caonabo aceptó. De ese modo quedó amarrado por las dos manos. Lo enviaron preso para la Isabela, que fue la primera ciudad construida por los españoles en la isla.

Los españoles temían que el resto de la población indígena se enterara de que Caonabo estaba prisionero en la Isabela. El prestigio del cacique era tan grande que esto conduciría a un levantamiento de los indios. Entonces tomaron la decisión de enviarlo prisionero para España. En el transcurso del viaje que duraba sesenta días, Caonabo no comió ni bebió nada. En el año 1496, antes de que el barco arribara al puerto de España, murió de hambre, de pena y de rabia.
Fuente: Taíno Digital
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