Tiempo para el alma
“Los hijos son un regalo de Dios. El fruto del vientre es una recompensa”. Sal. 127. 3.
Por: Josefina Navarro/El Caribe
El mucho trabajar no es justificación para el descuido. La niñera no es una excusa para olvidarnos de ellos y de ellas por doce horas. La televisión no sabe criar, ni siquiera tiene sentimientos: es un aparato.
El colegio no es un hogar, es un centro de enseñanza limitada a los libros y a la urbanidad. El Wii y el ‘DS’ no son un amigo, son un pasatiempo con una alta dosis de anestesia. Los abuelos olvidaron la disciplina en el pasado para dejar a los nietos sólo la parte simpática del amor.
Ninguna persona ni ninguna ‘cosa’ tiene la capacidad para sustituir la labor de una madre, esa relación íntima que debe haber entre el amor, la abnegación y la corrección.
Por: Josefina Navarro/El Caribe
El mucho trabajar no es justificación para el descuido. La niñera no es una excusa para olvidarnos de ellos y de ellas por doce horas. La televisión no sabe criar, ni siquiera tiene sentimientos: es un aparato.
El colegio no es un hogar, es un centro de enseñanza limitada a los libros y a la urbanidad. El Wii y el ‘DS’ no son un amigo, son un pasatiempo con una alta dosis de anestesia. Los abuelos olvidaron la disciplina en el pasado para dejar a los nietos sólo la parte simpática del amor.
Ninguna persona ni ninguna ‘cosa’ tiene la capacidad para sustituir la labor de una madre, esa relación íntima que debe haber entre el amor, la abnegación y la corrección.