Pedir es un negocio rentable

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Pedir es un negocio rentable
Indigentes, discapacitados físicos o mentales, vividores, niños o adultosla ciudad está llena de pedigüeños que irrumpen en cualquier lugar sin importar la hora, en busca de la solidaridad de los demás.
Sentados en alguna acera, aprovechan la luz roja de un semáforo, en las universidades, en los parques, en fin en, en cualquier lugar donde haya flujo de personas, ahí están los que por alguna razón u otra se dedican a pedir dinero.
Muchos de ellos, en lugar de despertar la sensibilidad de la gente, la aniquilan, es que la gran cantidad de farsantes que procuran vivir de la buena voluntad del otro, hacen que la sociedad se endurezca y se niegue a brindar su ayuda, a quien realmente la necesita.
Rosa Guzmán, una señora de 68 años, manifiesta que debido a la cantidad simuladores que existen, se ha visto obligada a desconfiar, incluso de los que son verdaderamente necesitados.
"Hay tantos sinvergüenzas y tantos embaucadores, que uno ya ni sabe cuándo alguien necesita de verdad que lo ayuden, tiene uno que poner el corazón duro, obligatoriamente, esto está muy malo para estar dándole lo poco que uno tiene a un pendejo".
El tema de los niños mendigos, en lugar de erradicarse, incrementa cada día.
Una situación que se ve a diario, es la de pequeños que se enfrentan a muchos peligros, al ser enviados por sus propios familiares a mendigar.
Otro caso que es el que se da con mucha frecuencia, principalmente en los predios de hospitales públicos, donde mujeres con bebés en brazos, algunos de ellos, recién nacidos, se disponen a pedir, supuestamente para pagar el pasaje hacia sus casa o para comprar algún medicamento. Lo grave del asunto es que muchos de esos menores son alquilados para ese fin, por padres inescrupulosos.
Rolando Beltré, un joven que labora próximo al Hospital Infantil Robert Read Cabral, expresa su indignación ante la manera inhumana en que actúan los que se destinan a esa práctica.
"Todos los días veo escenas así por donde trabajo, mujeres con bebés en brazos pidiendo en la puerta de un hospital. Me parece una barbaridad de parte de esa gente que utiliza a esos niñitos para hacer sus vagabunderías y burlarse de la sociedad”, dijo.
La habilidad que tienen esos individuos es tal, que hacen pasar por ciegos, heridos, paralíticos e inventan las historias y los camuflajes más conmovedores para lograr su objetivo, conseguir dinero fácil a costa de la buena voluntad de la gente.