La falta del cariño familiar afecta la conducta infantil
SANTIAGO. Se crían con sus abuelos, un tío o hasta un amigo, pero sus padres viven en la misma ciudad o peor aún, a unas cuantas casas del lugar donde se encuentran esos niños que por su condición bien podrían ser huérfanos de padres vivos.
Te los encuentras en los parques, pidiendo en las plazas, en las escuelas o en cualquier lugar donde la carencia del afecto de sus padres, en ocasiones, saluda primero cuando te topas con uno de estos casos.
Son en su mayoría, niños que nacen durante alguna unión libre o en un noviazgo que culminó en embarazo y que ahora quienes terminaron pagando las consecuencias son esos pequeños que no entienden “por qué no vive ni papá ni mamá conmigo”.
Y es que se les hace más fácil delegar su responsabilidad a un tercero que asumir su rol de padres y suplirles por lo menos el afecto a estos niños que crecen, en su mayoría, carentes de todo bien material, pero sobre todo sin la protección de sus progenitores. Una situación que trae consecuencias muy negativas desde el punto de vista psicológico en la vida de estos infantes, según informaron expertos en la materia.
La psicóloga clínica Haydée Domínguez dijo que desde el punto de vista psicológico, un niño se considera en condición de huérfano cuando crece en ausencia de sus padres a pesar de éstos estar vivos.
“Son padres ausentes de la vida de sus hijos, por razones de trabajo o simplemente negligencia emocional”, apuntó.
La también terapeuta sexual y familiar indicó que esta carencia trae consecuencias negativas en los niños y en este sentido trajo a colación problemas de ansiedad, agresividad, pasividad extrema, nulidad emocional, retrasos en el desarrollo, abuso o ausencia de hábitos alimentarios, obsesiones por la no presencia de límites, dificultades escolares, baja socialización e intensa socialización para llenar el vacío existencial.
Asimismo indicó que esta situación de la condición en que están creciendo quienes son el futuro de la sociedad, incide en el auge de la delincuencia.
“El problema de la conducta de estos niños, que al ser adolescentes son considerados los rebeldes sociales, reside en los padres, pues los hijos no cuentan con la experiencia y la sabiduría para auto dirigir sus vidas. Cuando decidimos ser padres nos comprometemos a manejar, supervisar, controlar y amar incondicionalmente esas vidas que Dios nos permite administrar. Los hijos son producto de lo que los padres hacen o no hacen con sus vidas”, subrayó la psicóloga.
De su lado la directora ejecutiva de la fundación educativa Acción Callejera, Bentodina Jiménez, aseguró que “un alto porcentaje de los niños que el barrio los cuida son hijos de adolescentes que a su corta edad salieron embarazadas y que después que se encontraron en la situación no supieron cómo manejarla y el niño fue a parar con algún familiar.”
Asimismo indicó que la mejor forma de combatir este problema y evitar que los niños continúen creciendo con carencia emocional es concienciando a las nuevas generaciones de que aquello que hoy se ve como normal, como es el caso de que una joven con moños salga embarazada, sean vistas como anormales.
Un caso en particular
¿Y con quién vives? Con una amiga de mi mamá, y ¿dónde está tu mamá? En los Estados Unidos, son las preguntas quizás más comunes para Brandon (nombre ficticio), el menor de nueve años de edad que por su situación se encuentra en la condición de aquellos niños huérfanos de padres vivos. Y aunque la frase sonara un tanto drástica solo bastaría ver la carencia en el rostro y forma de comportarse de este niño para darse cuenta que la expresión se queda corta ante esta realidad.
Con más de cinco años sin ver a sus padres que viven en el exterior, Brando aún mantiene la esperanza de volver a vivir por lo menos con su mamá a la que prácticamente solo conoce por fotos.
Y sólo basta hablar con este niño para darse cuenta de los estragos que esta situación de la falta de sus padres ha producido en la condición emocional de Brandon y es que las características de las que hablaba la psicóloga consultada para los fines de esta investigación, las posee este niño que denota inseguridad al hablar y que según contó la persona con quien vive tiene dificultades para comer y muy bajo rendimiento escolar.
Te los encuentras en los parques, pidiendo en las plazas, en las escuelas o en cualquier lugar donde la carencia del afecto de sus padres, en ocasiones, saluda primero cuando te topas con uno de estos casos.
Son en su mayoría, niños que nacen durante alguna unión libre o en un noviazgo que culminó en embarazo y que ahora quienes terminaron pagando las consecuencias son esos pequeños que no entienden “por qué no vive ni papá ni mamá conmigo”.
Y es que se les hace más fácil delegar su responsabilidad a un tercero que asumir su rol de padres y suplirles por lo menos el afecto a estos niños que crecen, en su mayoría, carentes de todo bien material, pero sobre todo sin la protección de sus progenitores. Una situación que trae consecuencias muy negativas desde el punto de vista psicológico en la vida de estos infantes, según informaron expertos en la materia.
La psicóloga clínica Haydée Domínguez dijo que desde el punto de vista psicológico, un niño se considera en condición de huérfano cuando crece en ausencia de sus padres a pesar de éstos estar vivos.
“Son padres ausentes de la vida de sus hijos, por razones de trabajo o simplemente negligencia emocional”, apuntó.
La también terapeuta sexual y familiar indicó que esta carencia trae consecuencias negativas en los niños y en este sentido trajo a colación problemas de ansiedad, agresividad, pasividad extrema, nulidad emocional, retrasos en el desarrollo, abuso o ausencia de hábitos alimentarios, obsesiones por la no presencia de límites, dificultades escolares, baja socialización e intensa socialización para llenar el vacío existencial.
Asimismo indicó que esta situación de la condición en que están creciendo quienes son el futuro de la sociedad, incide en el auge de la delincuencia.
“El problema de la conducta de estos niños, que al ser adolescentes son considerados los rebeldes sociales, reside en los padres, pues los hijos no cuentan con la experiencia y la sabiduría para auto dirigir sus vidas. Cuando decidimos ser padres nos comprometemos a manejar, supervisar, controlar y amar incondicionalmente esas vidas que Dios nos permite administrar. Los hijos son producto de lo que los padres hacen o no hacen con sus vidas”, subrayó la psicóloga.
De su lado la directora ejecutiva de la fundación educativa Acción Callejera, Bentodina Jiménez, aseguró que “un alto porcentaje de los niños que el barrio los cuida son hijos de adolescentes que a su corta edad salieron embarazadas y que después que se encontraron en la situación no supieron cómo manejarla y el niño fue a parar con algún familiar.”
Asimismo indicó que la mejor forma de combatir este problema y evitar que los niños continúen creciendo con carencia emocional es concienciando a las nuevas generaciones de que aquello que hoy se ve como normal, como es el caso de que una joven con moños salga embarazada, sean vistas como anormales.
Un caso en particular
¿Y con quién vives? Con una amiga de mi mamá, y ¿dónde está tu mamá? En los Estados Unidos, son las preguntas quizás más comunes para Brandon (nombre ficticio), el menor de nueve años de edad que por su situación se encuentra en la condición de aquellos niños huérfanos de padres vivos. Y aunque la frase sonara un tanto drástica solo bastaría ver la carencia en el rostro y forma de comportarse de este niño para darse cuenta que la expresión se queda corta ante esta realidad.
Con más de cinco años sin ver a sus padres que viven en el exterior, Brando aún mantiene la esperanza de volver a vivir por lo menos con su mamá a la que prácticamente solo conoce por fotos.
Y sólo basta hablar con este niño para darse cuenta de los estragos que esta situación de la falta de sus padres ha producido en la condición emocional de Brandon y es que las características de las que hablaba la psicóloga consultada para los fines de esta investigación, las posee este niño que denota inseguridad al hablar y que según contó la persona con quien vive tiene dificultades para comer y muy bajo rendimiento escolar.