PARA EL ALMA‏

“Yo sigo el camino de todos en la tierra”. 1 Reyes. 2: 2.

Por: Josefina Navarro
Columnista

Esta frase la dijo el Rey David a Salomón, su hijo y heredero, a sabiendas de que estaba al borde de la muerte. David sabía que iba a morir. “Yo sigo el camino de todos en la tierra”; una verdad absoluta que los humanos buscamos ignorar.

La vida es el camino hacia la muerte, como dice Benedetti. No tenemos alternativa: el ser humano es mortal, perecedero, su cuerpo tiene fecha de expiración aunque la desconozcamos.

La buena noticia es que nuestra alma puede trascender al Reino, a la paz eterna que nos ha prometido Jesús.

En este trayecto que es la vida, tenemos la opción de dirigirnos a la meta que es sentarnos en la mesa con nuestro Señor.
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