Para el alma

“Te doy gracias, Señor, de todo corazón”. Sal. 137: 1.

Por: Josefina Navarro
Columnista

A JE. Te doy gracias Señor, por tu amor y tu misericordia sin fin. Hoy celebro la vida, celebro tu perdón, celebro la hermosura de tu gracia. Tú, Señor, has sido más que fiel, has sido grandioso, has derrochado bondad en mi vida.

Veo este milagro tuyo y no ceso de darte gracias, de alabar y exaltar tu nombre. Mis lágrimas son mi humilde expresión de felicidad, de plenitud. Tu bondad me ha dejado absorta, tu amor tiene rostro, voz, carcajada, abrazos… ¡Pecas! No he creado nada, tú has hecho esta obra perfecta, completa.

Hoy traigo mi corazón desbordante de dicha a tus pies para celebrar una experiencia sobrenatural, el regalo más valioso, la responsabilidad mayúscula de la vida. ¡Recibe mi adoración y mi gratitud por siempre!
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