Goyito: a 39 años, reclamamos justicia

Por: Enrique García Frómeta
Ingeniero

Hace 39 años, aquel fatídico 28 de marzo de 1973, asesinaron a Gregorio García Castro, periodista de combate y hombre sensible a los crímenes y atropellos del régimen balaguerista de los 12 años. Las violentas muertes de Otto Morales, Homero Hernández, Amín Abel; las desapariciones de Guido Gil y Andrés Ramos Peguero y el asesinato en Bruselas del Moreno (Maximiliano Gómez), líder del Movimiento Popular Dominicano (MPD), fueron hechos ampliamente analizados por Gregorio García Castro.

Igualmente, la persecución y deportación de Tácito Perdomo, Gladys Gutiérrez viuda Segarra, la muerte de Sagrario Díaz y otros hechos fueron páginas abordadas por la pluma de Goyito.

García Castro, conocido por su gran sensibilidad social y humana, era un torrente de energía y talento, logrando hacer opinión en un amplio auditorio de la prensa nacional, tanto desde su muy leída columna “En Un Tris…”, diaria, en Última Hora, vespertino donde era jefe de Redacción, su programa “HOY”, diario, en Color Visión, y su programa “Un comentario de comentarios” por Radio Clarín, así como su colaboración frecuente en las emblemáticas revistas Renovación y La Crónica, donde escribía artículos y reportajes, son muestras de su amplio trabajo.

La vida de Gregorio García Castro es una trayectoria por las libertades públicas, pues desde sus inicios en el periódico La Información de Santiago en 1954 y más tarde en La Nación y elCaribe, luego con espacio propio en la radio, su ejercicio plural en Radio Caribe (dos etapas 1960, reportero, y 1962, director general), su deportación por parte de los golpistas, su exilio en Puerto Rico (1963-1965), su apoyo al movimiento constitucionalista encabezado por el presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó (escribió en los famosos cuadernos de Francia, defendiendo los principios de la constitucionalidad y la soberanía nacional), su paso circunstancial por la política, su retorno al país y su reintegración exclusiva al campo de la comunicación, su rechazo a los asesinatos políticos, y sus denuncias demoledoras contra La Banda, su amplia cobertura noticiosa sobre sucesos como el 12 de enero y Playa Caracoles. Todos esos factores determinaron que la cúpula militar-policial-política del régimen despótico de Joaquín Balaguer ordenara su asesinato, porque no toleraban disidencias de ningún tipo ni rebelde, ni política, ni de opinión.

El asesinato de Gregorio García Castro, como escribió en una ocasión un columnista, “es el equivalente civil al exterminio guerrillero, pues si no se toleraba disidencias en las montañas, menos en los medios de comunicación” (Hechos e ideas, Orlando Gil, Última Hora, 1981).

El crimen cometido por tres matones, cuya identidad la propia Policía estableció y acusó a la denominada caravana de la muerte: Juan María Arias Sánchez, segundo teniente P.N., y los cabos José Rafael Pérez Pérez y Milton de la Cruz Lemos. Arias Sánchez murió en la cárcel, acusado de otros crímenes y los demás andan como si nada por las calles dominicanas, debido a una sentencia clandestina evacuada el 20 de octubre de 1980, sin constituir un tribunal, sin juicio oral, público y contradictorio y sin publicidad.

En el año 2000 la nueva Suprema Corte de Justicia, por primera vez conoció la existencia de dicho adefesio jurídico y en la persona del presidente doctor Jorge Subero Isa, pidió al procurador general de la República el dictamen para que los jueces del alto tribunal puedan conocer y decidir el recurso de revisión elevado por la parte civil.

¿Cuándo el Ministerio Público al más alto nivel dará el dictamen?

¿Esperaremos que éste o el nuevo gobierno tengan que nombrar una mujer de procuradora general de la República, ya que ningún hombre lo ha hecho?

Mientras tanto, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos está enterada de esa desatención.

Ya el pueblo dominicano está demostrando anhelo de justicia, habiendo designado con su nombre más de 15 calles en todo el país (Distrito Nacional, provincia Santo Domingo, Higüey, Maimón, San Cristóbal, San Pedro de Macorís, etc.) y autores nacionales y extranjeros han publicado más de 100 libros que refieren la figura de Gregorio García Castro (opiniones, artículos, reportajes, actuación y el propio asesinato, etc.).

Vamos a depositar formalmente una nueva instancia al señor procurador general de la República para que emita el dictamen de tan bochornoso hecho y no se obstaculice el trabajo de los jueces de la Suprema Corte de Justicia.

Un Estado no puede impartir justicia en base al miedo, la impunidad, el encubrimiento, la desnaturalización de los hechos y la mentira. Justicia para Gregorio García Castro (Goyito). ¡Justicia, justicia, justicia, justicia!
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