El hambre, miseria y enfermedades campean en Zona Cañera del ingenio Barahona
El batey 6, otrora próspero y capital de la Zona Cañera por la gran cantidad de dinero que quincenalmente circulaba en su entorno, hoy se encuentra sumido en un espantoso estado de miseria y pobreza, producto de la capitalización del ingenio Barahona a inversionistas extranjeros, en 1999, quienes con sus modernas maquinarias han reducido a su más mínima expresión el alto número de braceros que laboraba en el corte y tiro de caña y de trabajadores de otras áreas de la empresa azucarera.
Esta situación de miseria y pobreza, también se registra en los bateyes Isabela, Santana, el número 3, 4,7, 9, Cuchilla, entre otros donde con frecuencioa padecen persopnas de malaria, leptospirosis, tuberculosis, entre otros males infectocontagiosos.
Mientras, esta desgracia se manifiesta en esta empobrecida y abandonada zona, los ejecutivos del CAC, disfrutan de la vida debajo de aires acondicionados, bebidas y caros manjares, duermen en camas modernas y habitan en viviendas con lujos al por mayor y detalle, los trabajadores agrícolas, o sea, del campo, así como la gran mayoría de los habitantes de esa demarcación territorial, comen lo que encuentran, viven y desenvuelven sus actovidades en condiciones infrahumanas, ante la mirada indiferente de las autoridades de turno.
En tanto, que los políticos de las organizaciones partidarias que terciarán en el certamen electoral del 20 de mayo de este año, en especial los de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD),y de la Liberación Dominicana (PLD), solo visitan la zona en busca de votos a cambio de dádivas.
La situación de esa pobre gente le importa un bledo a las actuales autoridades gubernamentales, ya que su único interés es amazar dinero para hacerse ricas las que son pobres y millonarias las que son ricas.
Los ejecutivos del Consorcio Azucarero Central (CAC) de capital guatemalteco, arrendatario del ingenio Barahona, invierten millones de pesos en la modernización de sus maquinarias, factoría y oficinas, mientras la gente de los bateyes padece toda clase de penurias por la miseria que la abate.
Se recuerda que primeramente, el central azucarero local fue arrendado a inversionistas norteamericanos, quienes luego desistieron de continuar teniendo la empresa azucarera bajo su control, y transfieron el contrato al CAC, quien hasta el momento la administra.
Ya con el ingenio en su poder, el CAC se propuso echar de los predios cultivados en el entorno de las fincas cañeras a unos 700 agricultores, a muchos de los cuales destruyó sus cultivos con maquinarias pesadas, lo que originó un enfrentamiento entre los campesinos y los inversionistas que motivó la intervención de la Iglesia Católica.
Antes de la privatización del ingenio, operaban once grúas en igual número de bateyes, en cada una de la cual trabajaban 20 y 22 obreros, hoy solo hay una entre los bateyes 5 y 6, donde laboran menos de 30 personas.
En el corte y tiro de caña en tiempos de moliendas eran utilizados entre 3 mil y 3 mil 500 braceros, en su mayoría haitiana. Hoy solo ejercen esa actividad menos de mil braceros.
También, trabajaban en la empresa en sentido general, entre 7 mil y 8 mil personas, estando activas actualmente menos de mil en tiempos de zafras, según los informes.
El CAC no permite la formación de sindicatos independientes,en tanto, que los trabajadores son obligados a trabajar horas extras, siendo cancelado de inmediato el que se niega, mientras, que el que se enferma, accidenta o es afectado por alguna enfermedad terminal, es enviado a morir a su casa sin ayuda alguna, según denuncias de obreros que piden que sus nombres no sean publicados por temor a represalias.
Según esos trabajadores, ninguno de ellos se atreve a comentar nada sobre las presiones a que son sometidos por los ejecutivos del CAC, y el que se arriesga a hacerlo, es denunciado de inmediato por supuestos "soplones" de la empresa, lo que conlleva su inmediata cancelación, en ocasiones, sin derecho a prestaciones laborales.
Esta situación de miseria y pobreza, también se registra en los bateyes Isabela, Santana, el número 3, 4,7, 9, Cuchilla, entre otros donde con frecuencioa padecen persopnas de malaria, leptospirosis, tuberculosis, entre otros males infectocontagiosos.
Mientras, esta desgracia se manifiesta en esta empobrecida y abandonada zona, los ejecutivos del CAC, disfrutan de la vida debajo de aires acondicionados, bebidas y caros manjares, duermen en camas modernas y habitan en viviendas con lujos al por mayor y detalle, los trabajadores agrícolas, o sea, del campo, así como la gran mayoría de los habitantes de esa demarcación territorial, comen lo que encuentran, viven y desenvuelven sus actovidades en condiciones infrahumanas, ante la mirada indiferente de las autoridades de turno.
En tanto, que los políticos de las organizaciones partidarias que terciarán en el certamen electoral del 20 de mayo de este año, en especial los de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD),y de la Liberación Dominicana (PLD), solo visitan la zona en busca de votos a cambio de dádivas.
La situación de esa pobre gente le importa un bledo a las actuales autoridades gubernamentales, ya que su único interés es amazar dinero para hacerse ricas las que son pobres y millonarias las que son ricas.
Los ejecutivos del Consorcio Azucarero Central (CAC) de capital guatemalteco, arrendatario del ingenio Barahona, invierten millones de pesos en la modernización de sus maquinarias, factoría y oficinas, mientras la gente de los bateyes padece toda clase de penurias por la miseria que la abate.
Se recuerda que primeramente, el central azucarero local fue arrendado a inversionistas norteamericanos, quienes luego desistieron de continuar teniendo la empresa azucarera bajo su control, y transfieron el contrato al CAC, quien hasta el momento la administra.
Ya con el ingenio en su poder, el CAC se propuso echar de los predios cultivados en el entorno de las fincas cañeras a unos 700 agricultores, a muchos de los cuales destruyó sus cultivos con maquinarias pesadas, lo que originó un enfrentamiento entre los campesinos y los inversionistas que motivó la intervención de la Iglesia Católica.
Antes de la privatización del ingenio, operaban once grúas en igual número de bateyes, en cada una de la cual trabajaban 20 y 22 obreros, hoy solo hay una entre los bateyes 5 y 6, donde laboran menos de 30 personas.
En el corte y tiro de caña en tiempos de moliendas eran utilizados entre 3 mil y 3 mil 500 braceros, en su mayoría haitiana. Hoy solo ejercen esa actividad menos de mil braceros.
También, trabajaban en la empresa en sentido general, entre 7 mil y 8 mil personas, estando activas actualmente menos de mil en tiempos de zafras, según los informes.
El CAC no permite la formación de sindicatos independientes,en tanto, que los trabajadores son obligados a trabajar horas extras, siendo cancelado de inmediato el que se niega, mientras, que el que se enferma, accidenta o es afectado por alguna enfermedad terminal, es enviado a morir a su casa sin ayuda alguna, según denuncias de obreros que piden que sus nombres no sean publicados por temor a represalias.
Según esos trabajadores, ninguno de ellos se atreve a comentar nada sobre las presiones a que son sometidos por los ejecutivos del CAC, y el que se arriesga a hacerlo, es denunciado de inmediato por supuestos "soplones" de la empresa, lo que conlleva su inmediata cancelación, en ocasiones, sin derecho a prestaciones laborales.