Niños especiales aptos para la sociedad
Niños especiales aptos para la sociedad Por: Marlenys Ferreras
/www.mipais.com.do/
Niños especiales aptos para la sociedad
La deficiencia física o mental en los niños no debe ser un obstáculo para que tengan una educación como cualquier otro. La dificultad está en la falta de conocimientos y herramientas en algunos hogares y escuelas, para manejar esos casos, principalmente en las estatales.
La sociedad tiende a excluirlos, situación que se refleja hasta en la manera en la que son tratados en sus hogares, donde con frecuencia los mantienen aislados y privados de actividades que por derecho les corresponden, como la de educarse, recrearse y socializar con otros pequeños, acciones importantes en el desarrollo de todo individuo.
Anormal, es la palabra que la sociedad acostumbra a utilizar para referirse a los que padecen alguna condición de carácter físico o mental.
“Son tan normales como cualquier ser humano, solo que son diferente y necesitan un cuidado especial, el termino anormal suena un tanto peyorativo, muchos de ellos tienen aptitudes impresionantes, es cuestión de saber cómo tratarlos. Dijo Elizabeth Novas, psicóloga infantil.
La presencia esos niños en los centros educativos del estado es mínima, debido a que no cuentan con la preparación necesaria, ni en planta física, materiales didácticos, ni capacitación del personal, para lidiar con esos casos. Razón por la cual, muchos centros se niegan a recibirlos.
La falta de recursos económicos de algunas familias que tienen hijos con algún tipo de limitación, es uno de los factores que se imponen a que ellos puedan recibir el pan de la enseñanza.
Patricia Ortiz, una pequeña de ocho años de la provincia Bahoruco, nació con una debilidad en sus extremidades inferiores que no le permite caminar ni sostenerse sobre ellas, además de problemas con el habla.
Chicha, como cariñosamente la llama su familia pasa los días postrada en una cama y en algunos momentos sentada en una silla común. Ángela Morillo, madre de la criatura, dijo que a pesar de que su cría no puede valerse por sí misma, tiene una buena habilidad intelectual.
"Ella no camina y lo que dice se le entiende poco, pero comprende muy bien todo lo que uno le explica, conoce los colores, los números y algunas cositas que yo le he ensenado, no creo que en la escuela la atiendan como ella necesita, por eso nunca he hecho la diligencia de inscribirla".
El apoyo y la voluntad de los padres en la inclusión de esos niños diferentes, en la sociedad, es fundamental.
“La educación no se trata tan solo de enseñarles a leer y escribir, que no es menos importante, pero también es de suma importancia que aprendan a desenvolverse en la vida diaria, como cualquier otra persona”, explicó la psicóloga Elizabeth Novas.
Miguel Ángel Coronado, de 12 años, tiene síndrome de Down, asiste todos los días a clases y lleva una vida como todos los de su edad.
"Él va a la escuela, hace sus tareas, juega con los otros muchachitos, normal, la maestra dice que en el aula es un poco inquieto y que le gusta distraerse, pero lo que hay que tenerle es mucha paciencia, también me ha dicho que los demás niños lo tratan bien, que a veces uno que otro le ponen sobrenombres" expreso José Miguel Coronado, padre de Miguel Ángel.
Involucrar a los niños con discapacidades a las actividades cotidianas como ir a la escuela, resulta de gran ayuda tanto para ellos como para los demás alumnos.
Novas considera que el sistema educativo debería ser rediseñado de manera que pueda integrar a esa parte de la población, contratar maestros capacitados para darle una asistencia especializada como ellos la merecen y no seguir dando paso a la discriminación.
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La deficiencia física o mental en los niños no debe ser un obstáculo para que tengan una educación como cualquier otro. La dificultad está en la falta de conocimientos y herramientas en algunos hogares y escuelas, para manejar esos casos, principalmente en las estatales.
La sociedad tiende a excluirlos, situación que se refleja hasta en la manera en la que son tratados en sus hogares, donde con frecuencia los mantienen aislados y privados de actividades que por derecho les corresponden, como la de educarse, recrearse y socializar con otros pequeños, acciones importantes en el desarrollo de todo individuo.
Anormal, es la palabra que la sociedad acostumbra a utilizar para referirse a los que padecen alguna condición de carácter físico o mental.
“Son tan normales como cualquier ser humano, solo que son diferente y necesitan un cuidado especial, el termino anormal suena un tanto peyorativo, muchos de ellos tienen aptitudes impresionantes, es cuestión de saber cómo tratarlos. Dijo Elizabeth Novas, psicóloga infantil.
La presencia esos niños en los centros educativos del estado es mínima, debido a que no cuentan con la preparación necesaria, ni en planta física, materiales didácticos, ni capacitación del personal, para lidiar con esos casos. Razón por la cual, muchos centros se niegan a recibirlos.
La falta de recursos económicos de algunas familias que tienen hijos con algún tipo de limitación, es uno de los factores que se imponen a que ellos puedan recibir el pan de la enseñanza.
Patricia Ortiz, una pequeña de ocho años de la provincia Bahoruco, nació con una debilidad en sus extremidades inferiores que no le permite caminar ni sostenerse sobre ellas, además de problemas con el habla.
Chicha, como cariñosamente la llama su familia pasa los días postrada en una cama y en algunos momentos sentada en una silla común. Ángela Morillo, madre de la criatura, dijo que a pesar de que su cría no puede valerse por sí misma, tiene una buena habilidad intelectual.
"Ella no camina y lo que dice se le entiende poco, pero comprende muy bien todo lo que uno le explica, conoce los colores, los números y algunas cositas que yo le he ensenado, no creo que en la escuela la atiendan como ella necesita, por eso nunca he hecho la diligencia de inscribirla".
El apoyo y la voluntad de los padres en la inclusión de esos niños diferentes, en la sociedad, es fundamental.
“La educación no se trata tan solo de enseñarles a leer y escribir, que no es menos importante, pero también es de suma importancia que aprendan a desenvolverse en la vida diaria, como cualquier otra persona”, explicó la psicóloga Elizabeth Novas.
Miguel Ángel Coronado, de 12 años, tiene síndrome de Down, asiste todos los días a clases y lleva una vida como todos los de su edad.
"Él va a la escuela, hace sus tareas, juega con los otros muchachitos, normal, la maestra dice que en el aula es un poco inquieto y que le gusta distraerse, pero lo que hay que tenerle es mucha paciencia, también me ha dicho que los demás niños lo tratan bien, que a veces uno que otro le ponen sobrenombres" expreso José Miguel Coronado, padre de Miguel Ángel.
Involucrar a los niños con discapacidades a las actividades cotidianas como ir a la escuela, resulta de gran ayuda tanto para ellos como para los demás alumnos.
Novas considera que el sistema educativo debería ser rediseñado de manera que pueda integrar a esa parte de la población, contratar maestros capacitados para darle una asistencia especializada como ellos la merecen y no seguir dando paso a la discriminación.