Incendio destruye dos viviendas de familias pobres “Cuando llegué, todo estaba en llamas, todo se me había quemado”
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- No dejan de ocurrir siniestros en los que el desamparo y desconsuelo tocan familias en situación de pobreza. “Cuando llegué todo estaba en llamas, todo se me había quemado”; así declara Mayra Vizcaíno, llena de impotencia, cuando recuerda que al regresar a su hogar vio los escombros, las cenizas y la humareda en lugar de la casa en que vivía.
Dos familias pobres del barrio El Caliche, Villa Duarte, han visto aumentar su pobreza debido a que se quemaron las dos casas que habitaban, destruyéndose todos sus bienes.
“Cuando él me dijo que el cuarto estaba prendido, sólo me quedó salir a vocear”; dijo Gabriela de 14 años, quien tampoco pudo hacer nada cuando su hermanito menor, al que estaba cuidando, le dijo que la habitación donde dormían estaba en llamas. Ambos se encontraban solos, pues sus padres habían salido a trabajar para conseguir el sustento diario. El niño comentó que lo primero que observó incendiarse fue la nevera.
La niña explicó que salió rápidamente a llamar a los vecinos para que les socorrieran. Los que vinieron en su auxilio, inmediatamente comenzaron a echar agua para mitigar el fuego y llamaron a los bomberos para que les ayudaran a extinguir el incendio totalmente.
Las llamas se propagaron tan rápidamente, que a pesar de la pronta llegada de los miembros del Cuerpo de Bomberos, ya había poco que hacer. Se incendiaron todos los enseres de las viviendas. Las familias quedaron a la intemperie y contando sólo con la colaboración de otros familiares y vecinos, que aunque solidaria, resulta insuficiente para socorrer a las más de 14 personas afectadas.
Luisa Frías, que residía en la segunda casa, declara que se encontraba cuidando un familiar enfermo y la llamaron para informarle lo que estaba sucediendo. Se dirigió al barrio lo más pronto que pudo. “Cuando llegué me dijeron; ay tu casa se quemó… Se quemó mi casa y la de al lado también”. De esta manera esta madre de una familia numerosa, se dio cuenta que de las pertenencias de ella y sus hijos, no quedaba nada.
A pesar de que no hubo pérdida de vidas humanas, estas familias se encuentran en absoluto desabrigo. Todas sus pertenencias materiales se volvieron cenizas. Los niños ni siquiera pueden asistir a la escuela porque hasta sus uniformes y útiles se quemaron.
Al ver a Gabriel Pérez, jefe de uno de los hogares afectados, se sabe que lo que le queda por delante es un proceso sumamente difícil. Tiene que liderar una familia que debe salir adelante, a pesar de que la escasez de recursos complica poder recomenzar normalmente su vida
Estos terribles sucesos se agravan con el cuadro general de pobreza del ambiente en el que ocurren. En este caso en particular, para llegar a las viviendas afectadas, hay que atravesar un largo, estrecho y pestilente callejón contaminado por la cañada La Laguna.
Según los residentes de El Caliche, la cañada cuando llueve llena sus casas de un agua contaminada. También afirmaron que no se limpia desde hace dos años. Los comunitarios también sostienen que las aguas que arrastra y que se apozan en El Caliche detenidas por las grandes cantidades basura provienen desde el Ensanche Ozama.
Al llegar, el panorama es totalmente desolador al llegar justo al lugar de las casas incendiadas. Las dos viviendas, que estaban construidas con paredes de concreto y techo de zinc ahora están totalmente destruidas. Una tercera casa contigua, resultó también afectada al destruirse una parte del techo y la pared trasera.
Las dos viviendas ubicadas en el Callejón Puerto Rico No. 48 en El Caliche, se incendiaron el pasado viernes diez de febrero. Este subsector en el que estaban ubicadas pertenece a la popular barriada de Villa Duarte.
Según el informe del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo Este, el siniestro inició a las nueve de la mañana. A pesar de que esta acta oficial no registra el evento que originó el siniestro, personas allegadas a las familias presumen que un corto circuito o un alto voltaje pudo ser la causa de esta desgracia.
El sacerdote Jit Manuel Castillo de La Rosa, párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, ha estado cerca de la familia desde la ocurrencia del siniestro. El mismo religioso, afirma que sólo se ha acercado el regidor Luis Flores de la Primera Circunscripción, pero que este todavía no ha hecho ningún compromiso público con los damnificados.
Las familias solicitan a las autoridades gubernamentales e instituciones en capacidad de colaborar, que se solidaricen con el difícil momento que traviesan. En este momento necesitan hasta lo más elemental, pero sobre todo, lo necesario para poder levantar sus casas nuevamente. Por lo que donaciones de material de construcción sería un aporte extremadamente valioso.
/Tomado de Acento.com.do/
Dos familias pobres del barrio El Caliche, Villa Duarte, han visto aumentar su pobreza debido a que se quemaron las dos casas que habitaban, destruyéndose todos sus bienes.
“Cuando él me dijo que el cuarto estaba prendido, sólo me quedó salir a vocear”; dijo Gabriela de 14 años, quien tampoco pudo hacer nada cuando su hermanito menor, al que estaba cuidando, le dijo que la habitación donde dormían estaba en llamas. Ambos se encontraban solos, pues sus padres habían salido a trabajar para conseguir el sustento diario. El niño comentó que lo primero que observó incendiarse fue la nevera.
La niña explicó que salió rápidamente a llamar a los vecinos para que les socorrieran. Los que vinieron en su auxilio, inmediatamente comenzaron a echar agua para mitigar el fuego y llamaron a los bomberos para que les ayudaran a extinguir el incendio totalmente.
Las llamas se propagaron tan rápidamente, que a pesar de la pronta llegada de los miembros del Cuerpo de Bomberos, ya había poco que hacer. Se incendiaron todos los enseres de las viviendas. Las familias quedaron a la intemperie y contando sólo con la colaboración de otros familiares y vecinos, que aunque solidaria, resulta insuficiente para socorrer a las más de 14 personas afectadas.
Luisa Frías, que residía en la segunda casa, declara que se encontraba cuidando un familiar enfermo y la llamaron para informarle lo que estaba sucediendo. Se dirigió al barrio lo más pronto que pudo. “Cuando llegué me dijeron; ay tu casa se quemó… Se quemó mi casa y la de al lado también”. De esta manera esta madre de una familia numerosa, se dio cuenta que de las pertenencias de ella y sus hijos, no quedaba nada.
A pesar de que no hubo pérdida de vidas humanas, estas familias se encuentran en absoluto desabrigo. Todas sus pertenencias materiales se volvieron cenizas. Los niños ni siquiera pueden asistir a la escuela porque hasta sus uniformes y útiles se quemaron.
Al ver a Gabriel Pérez, jefe de uno de los hogares afectados, se sabe que lo que le queda por delante es un proceso sumamente difícil. Tiene que liderar una familia que debe salir adelante, a pesar de que la escasez de recursos complica poder recomenzar normalmente su vida
Estos terribles sucesos se agravan con el cuadro general de pobreza del ambiente en el que ocurren. En este caso en particular, para llegar a las viviendas afectadas, hay que atravesar un largo, estrecho y pestilente callejón contaminado por la cañada La Laguna.
Según los residentes de El Caliche, la cañada cuando llueve llena sus casas de un agua contaminada. También afirmaron que no se limpia desde hace dos años. Los comunitarios también sostienen que las aguas que arrastra y que se apozan en El Caliche detenidas por las grandes cantidades basura provienen desde el Ensanche Ozama.
Al llegar, el panorama es totalmente desolador al llegar justo al lugar de las casas incendiadas. Las dos viviendas, que estaban construidas con paredes de concreto y techo de zinc ahora están totalmente destruidas. Una tercera casa contigua, resultó también afectada al destruirse una parte del techo y la pared trasera.
Las dos viviendas ubicadas en el Callejón Puerto Rico No. 48 en El Caliche, se incendiaron el pasado viernes diez de febrero. Este subsector en el que estaban ubicadas pertenece a la popular barriada de Villa Duarte.
Según el informe del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo Este, el siniestro inició a las nueve de la mañana. A pesar de que esta acta oficial no registra el evento que originó el siniestro, personas allegadas a las familias presumen que un corto circuito o un alto voltaje pudo ser la causa de esta desgracia.
El sacerdote Jit Manuel Castillo de La Rosa, párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, ha estado cerca de la familia desde la ocurrencia del siniestro. El mismo religioso, afirma que sólo se ha acercado el regidor Luis Flores de la Primera Circunscripción, pero que este todavía no ha hecho ningún compromiso público con los damnificados.
Las familias solicitan a las autoridades gubernamentales e instituciones en capacidad de colaborar, que se solidaricen con el difícil momento que traviesan. En este momento necesitan hasta lo más elemental, pero sobre todo, lo necesario para poder levantar sus casas nuevamente. Por lo que donaciones de material de construcción sería un aporte extremadamente valioso.
/Tomado de Acento.com.do/