Liderazgos y redes
Por: Víctor Bautista, periodista. Twitter: @ViktorBautista
Personalidades públicas muestran una creciente vocación por hacer vida activa en las redes sociales, medios gratuitos que permiten informar, establecer diálogos, proyectar imagen, vender y hasta alcanzar una categoría de omnipresencia que antes se limitaba a Dios.
¿Tienen estos grandes concurrentes una convicción que justifique su presencia en las redes, un plan estratégico, mensajes claves y hasta un protocolo de interacción? La pregunta viene al caso porque ya hay comportamientos que rayan en el escándalo y en la crisis de imagen.
El ministro de industria francés, Eric Besson, quiso enviar un mensaje directo a alguien, pero por error lo publicó en la “línea de tiempo” de su twitter. Sus seguidores leyeron: “Cuando llegue a casa me voy a la cama. Demasiado cansado. Contigo?” El caso es comidilla mediática. Las aclaraciones sólo han servido para elevar el morbo.
Anthony Weiner, representante demócrata de Nueva York , casado, envió una foto suya a una joven universitaria a quien quería conquistar. Sin darse cuenta, dirigió el mensaje iconográfico a sus 4o mil seguidores. La particularidad de la imagen –tomada en un área del mismo congreso- es que el legislador aparece en calzoncillo tocándose el pene erecto en forma insinuante. El escándalo ha sido proverbial.
Localmente el twitter de Danilo Medina incluyó al beisbolista David Ortiz en una lista de figuras deportivas que ofrecieron apoyo al candidato. Ortiz desmintió la adhesión y aclaró que simplemente hizo una visita de cortesía al político. El caso fue noticia y material para provecho de los contrincantes.
Los líderes, las empresas e instituciones afilan cuchillos para sus gargantas si no entienden que manos profesionales deben guiar el contenido de sus cuentas en unas redes tan beneficiosas como letales. Un gran mercado se abre para los consultores en comunicación focalizados en los nuevos medios.
Personalidades públicas muestran una creciente vocación por hacer vida activa en las redes sociales, medios gratuitos que permiten informar, establecer diálogos, proyectar imagen, vender y hasta alcanzar una categoría de omnipresencia que antes se limitaba a Dios.
¿Tienen estos grandes concurrentes una convicción que justifique su presencia en las redes, un plan estratégico, mensajes claves y hasta un protocolo de interacción? La pregunta viene al caso porque ya hay comportamientos que rayan en el escándalo y en la crisis de imagen.
El ministro de industria francés, Eric Besson, quiso enviar un mensaje directo a alguien, pero por error lo publicó en la “línea de tiempo” de su twitter. Sus seguidores leyeron: “Cuando llegue a casa me voy a la cama. Demasiado cansado. Contigo?” El caso es comidilla mediática. Las aclaraciones sólo han servido para elevar el morbo.
Anthony Weiner, representante demócrata de Nueva York , casado, envió una foto suya a una joven universitaria a quien quería conquistar. Sin darse cuenta, dirigió el mensaje iconográfico a sus 4o mil seguidores. La particularidad de la imagen –tomada en un área del mismo congreso- es que el legislador aparece en calzoncillo tocándose el pene erecto en forma insinuante. El escándalo ha sido proverbial.
Localmente el twitter de Danilo Medina incluyó al beisbolista David Ortiz en una lista de figuras deportivas que ofrecieron apoyo al candidato. Ortiz desmintió la adhesión y aclaró que simplemente hizo una visita de cortesía al político. El caso fue noticia y material para provecho de los contrincantes.
Los líderes, las empresas e instituciones afilan cuchillos para sus gargantas si no entienden que manos profesionales deben guiar el contenido de sus cuentas en unas redes tan beneficiosas como letales. Un gran mercado se abre para los consultores en comunicación focalizados en los nuevos medios.