LA TRINCHERA
Sonia Pierre o Solain Pié
Por: Víctor Mañaná
Columnista/El Caribe
La muerte de Sonia Pierre o Solain Pié se produjo luego de una “mala sangre” con un deportista del batey Lechería, en Villa Altagracia. Me cuentan mis fuentes que ella discutió acaloradamente con un joven prospecto de béisbol luego de un altercado de este con un sobrino de la otrora fogosa y talentosa defensora de los derechos civiles de las personas de origen haitiano residentes en esta parte de la isla.
Conforme a las informaciones recibidas, la hoy difunta se quejó por ante la Policía Nacional y hasta advirtió que llamaría al jefe de la Policía Nacional, mayor general José Armando Polanco Gómez, a quien dijo le pondría al tanto de supuestos abusos contra un sobrino suyo que habría sido golpeado por el deportista en cuestión. Después del percance, ella entró en crisis y poco después me dicen que se sintió sofocada, muy cansada y que de ahí devino el infarto que le costó la vida.
Amarga realidad
Pero la amarga realidad es que Sonia o Solain, como usted prefiera bautizarla, murió dejando una verdadera impronta a favor de una comunidad, que a decir verdad, debería servir de ejemplo positivo para que surjan muchas sonias o solain en donde quiera que viva un dominicano o dominicana huérfano de apoyo en el exterior. Yo, que la conocí desde muy joven, por allá, por el batey Lechería, muy cerca de la residencia del extinto Pedro Cruel y la bien recordada Fefa Gil, la madre del fogoso ex dirigente cañero Francisco Pancho Cruel, puedo decir con entera certidumbre, que Sonia entregó su vida a una causa que muchos que se pintan de ultrapatrioteros deberían emular para bien de sus nietos y de la patria.
Algunos recuerdos
Recuerdo aquel acto al que me invitó para la inauguración de viviendas destinadas a gente muy pobre en el batey del kilométro 43, también en su natal y mi natal Villa Altagracia, justo allí, cerca de la autopista bordeada de verde que se escuda en el seco olvido en que se pierde la esperanza cuando la noche arropa con su manto el devenir de las jornadas futuras.
Por: Víctor Mañaná
Columnista/El Caribe
La muerte de Sonia Pierre o Solain Pié se produjo luego de una “mala sangre” con un deportista del batey Lechería, en Villa Altagracia. Me cuentan mis fuentes que ella discutió acaloradamente con un joven prospecto de béisbol luego de un altercado de este con un sobrino de la otrora fogosa y talentosa defensora de los derechos civiles de las personas de origen haitiano residentes en esta parte de la isla.
Conforme a las informaciones recibidas, la hoy difunta se quejó por ante la Policía Nacional y hasta advirtió que llamaría al jefe de la Policía Nacional, mayor general José Armando Polanco Gómez, a quien dijo le pondría al tanto de supuestos abusos contra un sobrino suyo que habría sido golpeado por el deportista en cuestión. Después del percance, ella entró en crisis y poco después me dicen que se sintió sofocada, muy cansada y que de ahí devino el infarto que le costó la vida.
Amarga realidad
Pero la amarga realidad es que Sonia o Solain, como usted prefiera bautizarla, murió dejando una verdadera impronta a favor de una comunidad, que a decir verdad, debería servir de ejemplo positivo para que surjan muchas sonias o solain en donde quiera que viva un dominicano o dominicana huérfano de apoyo en el exterior. Yo, que la conocí desde muy joven, por allá, por el batey Lechería, muy cerca de la residencia del extinto Pedro Cruel y la bien recordada Fefa Gil, la madre del fogoso ex dirigente cañero Francisco Pancho Cruel, puedo decir con entera certidumbre, que Sonia entregó su vida a una causa que muchos que se pintan de ultrapatrioteros deberían emular para bien de sus nietos y de la patria.
Algunos recuerdos
Recuerdo aquel acto al que me invitó para la inauguración de viviendas destinadas a gente muy pobre en el batey del kilométro 43, también en su natal y mi natal Villa Altagracia, justo allí, cerca de la autopista bordeada de verde que se escuda en el seco olvido en que se pierde la esperanza cuando la noche arropa con su manto el devenir de las jornadas futuras.