El próximo año traerá cambios en el poder en los EEUU, Rusia y China
Por: Stefan Voss
En 2012, la atención estará centrada en la evolución de la crisis económica que afecta especialmente a Europa, pero también en los reequilibrios internos de los tres países
El año 2012 no estará marcado sólo por el combate contra los estragos de la deuda pública, sino, también, por los procesos electorales y posibles cambios de poder en tres grandes potencias mundiales: Estados Unidos, Rusia y China.
También un cuarto de los cinco países integrantes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tendrá elecciones, Francia. Y queda abierto un interrogante: ¿Seguirá la Unión Europea, a la que la crisis financiera no da tregua, relegada a un papel secundario en el ámbito de la política internacional?
Cuando a mediados de noviembre el presidente estadounidense, Barack Obama, hizo en Australia unas declaraciones de envergadura histórica, Europa a duras penas le prestó atención. Obama anunció entonces en el Parlamento de Camberra que intensificará de forma significativa la presencia de los Estados Unidos en el Pacífico, en alusión a su intención de reforzar las alianzas militares en la zona y consolidar una base para la Infantería de Marina en la costa norteaustraliana. Expertos a ambos lados del Atlántico consideran que se trata del colofón a las viejas relaciones transatlánticas.
Estados Unidos se encuentra ante un considerable giro de su política exterior, y no sólo en relación con Europa. Obama está reduciendo el grado de compromiso militar en Irak y Afganistán. En Cercano Oriente no logra salir del atolladero. Xenia Dormandy, del "think tank" londinense Chatham House, acusa al gobierno estadounidense de no saber qué opinar acerca de la revolución en el mundo árabe. Con la vista puesta en las elecciones presidenciales de finales de año, Obama prioriza los asuntos que atañen a su propio país. Al fin y al cabo los comicios sólo podrán ganarse con éxitos económicos en un momento en el que el desempleo continúa constituyendo un tremendo problema para Obama.
El área del Pacífico como aliado estratégico ofrece a los Estados Unidos las mejores perspectivas. "Asia agrupa numerosas potencias atómicas y prácticamente a la mitad de la población mundial", dijo el presidente estadounidense durante su visita a Camberra. "Asia determinará si este siglo vendrá acompañado de conflictos o de cooperación, de privaciones o de avances".
El vaticinado duelo estratégico del siglo XXI se acerca, y los Estados Unidos como potencia protectora de numerosos Estados del Pacífico y la emergente China toman posiciones, siendo el régimen comunista el que acumula más reivindicaciones territoriales no resueltas en la región.
Los europeos, según estiman expertos internacionales, van a pasar a un segundo plano en términos geopolíticos. El Viejo Continente necesita urgentemente cerrar filas con los Estados Unidos. Aunque no es el único que se encuentra inmerso en una crisis de deuda soberana, los países de la eurozona están mostrando dificultades a la hora de reaccionar decididamente ante las demandas de los mercados.
La principal potencia económica de Europa, Alemania, está considerada el mayor freno de Europa. Las críticas internacionales se dirigen especialmente contra la titubeante política anticrisis de la canciller germana, Angela Merkel. "Existen dos calendarios completamente distintos: el de los mercados y el de Merkel", sentenció Heather A. Conley, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) los de Estados Unidos.
El año 2012 podría convertirse en la más dura prueba de resistencia para la Comunidad Europea, en parte, también, porque la antigua disposición a la solidaridad se desvanece. La disputa en torno a una política financiera común y los miedos a la recesión en el seno de la UE amenazan con mermar aún más el poder de decisión de las instituciones europeas.
La crisis de la deuda soberana y la forma en que Europa la está abordando están deteriorando de manera considerable la imagen mundial del Viejo Continente, especialmente en Estados Unidos, donde la cuestión ya no es si el euro fracasará, sino cuál será la configuración de la Europa fracasada.
El mundo espera ahora intrigado el resultado de las elecciones más importantes de 2012. En total, son cuatro potencias con derecho a veto en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU) las que se encuentran ante cambios de gobierno. Mientras en Estados Unidos, Rusia y Francia se celebrarán elecciones, en China continuará siendo el Partido Comunista el que adopte todas las decisiones. El vicepresidente Xi Jinping (de 58 años) se perfila como nuevo jefe de Estado y del partido como sucesor de Hu Jintao (de 70 años).
En 2012, la atención estará centrada en la evolución de la crisis económica que afecta especialmente a Europa, pero también en los reequilibrios internos de los tres países
El año 2012 no estará marcado sólo por el combate contra los estragos de la deuda pública, sino, también, por los procesos electorales y posibles cambios de poder en tres grandes potencias mundiales: Estados Unidos, Rusia y China.
También un cuarto de los cinco países integrantes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tendrá elecciones, Francia. Y queda abierto un interrogante: ¿Seguirá la Unión Europea, a la que la crisis financiera no da tregua, relegada a un papel secundario en el ámbito de la política internacional?
Cuando a mediados de noviembre el presidente estadounidense, Barack Obama, hizo en Australia unas declaraciones de envergadura histórica, Europa a duras penas le prestó atención. Obama anunció entonces en el Parlamento de Camberra que intensificará de forma significativa la presencia de los Estados Unidos en el Pacífico, en alusión a su intención de reforzar las alianzas militares en la zona y consolidar una base para la Infantería de Marina en la costa norteaustraliana. Expertos a ambos lados del Atlántico consideran que se trata del colofón a las viejas relaciones transatlánticas.
Estados Unidos se encuentra ante un considerable giro de su política exterior, y no sólo en relación con Europa. Obama está reduciendo el grado de compromiso militar en Irak y Afganistán. En Cercano Oriente no logra salir del atolladero. Xenia Dormandy, del "think tank" londinense Chatham House, acusa al gobierno estadounidense de no saber qué opinar acerca de la revolución en el mundo árabe. Con la vista puesta en las elecciones presidenciales de finales de año, Obama prioriza los asuntos que atañen a su propio país. Al fin y al cabo los comicios sólo podrán ganarse con éxitos económicos en un momento en el que el desempleo continúa constituyendo un tremendo problema para Obama.
El área del Pacífico como aliado estratégico ofrece a los Estados Unidos las mejores perspectivas. "Asia agrupa numerosas potencias atómicas y prácticamente a la mitad de la población mundial", dijo el presidente estadounidense durante su visita a Camberra. "Asia determinará si este siglo vendrá acompañado de conflictos o de cooperación, de privaciones o de avances".
El vaticinado duelo estratégico del siglo XXI se acerca, y los Estados Unidos como potencia protectora de numerosos Estados del Pacífico y la emergente China toman posiciones, siendo el régimen comunista el que acumula más reivindicaciones territoriales no resueltas en la región.
Los europeos, según estiman expertos internacionales, van a pasar a un segundo plano en términos geopolíticos. El Viejo Continente necesita urgentemente cerrar filas con los Estados Unidos. Aunque no es el único que se encuentra inmerso en una crisis de deuda soberana, los países de la eurozona están mostrando dificultades a la hora de reaccionar decididamente ante las demandas de los mercados.
La principal potencia económica de Europa, Alemania, está considerada el mayor freno de Europa. Las críticas internacionales se dirigen especialmente contra la titubeante política anticrisis de la canciller germana, Angela Merkel. "Existen dos calendarios completamente distintos: el de los mercados y el de Merkel", sentenció Heather A. Conley, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) los de Estados Unidos.
El año 2012 podría convertirse en la más dura prueba de resistencia para la Comunidad Europea, en parte, también, porque la antigua disposición a la solidaridad se desvanece. La disputa en torno a una política financiera común y los miedos a la recesión en el seno de la UE amenazan con mermar aún más el poder de decisión de las instituciones europeas.
La crisis de la deuda soberana y la forma en que Europa la está abordando están deteriorando de manera considerable la imagen mundial del Viejo Continente, especialmente en Estados Unidos, donde la cuestión ya no es si el euro fracasará, sino cuál será la configuración de la Europa fracasada.
El mundo espera ahora intrigado el resultado de las elecciones más importantes de 2012. En total, son cuatro potencias con derecho a veto en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU) las que se encuentran ante cambios de gobierno. Mientras en Estados Unidos, Rusia y Francia se celebrarán elecciones, en China continuará siendo el Partido Comunista el que adopte todas las decisiones. El vicepresidente Xi Jinping (de 58 años) se perfila como nuevo jefe de Estado y del partido como sucesor de Hu Jintao (de 70 años).