América Latina, tierra de estudiantes movilizados

Los jóvenes protagonizaron los reclamos de 2011. En Europa y Estados Unidos fueron los "indignados"; en la región, los universitarios ocuparon las calles. Su reclamo: educación gratuita y más presupuesto

A lo largo de este año, los estudiantes sudamericanos compartieron consignas y reivindicaciones: educación gratuita, más presupuesto, becas y autonomía. Algunos Gobiernos supieron canalizar los reclamos más rápidamente, mientras que otros evidenciaron verdaderas dificultades para consensuar proyectos y desactivar las protestas.

Chile, a la vanguardia

El enfrentamiento entre el Gobierno de Sebastián Piñera y los estudiantes comenzó a mediados de abril por los altos costos de la educación en el país sudamericano, uno de los sistemas educativos más privatizados del mundo desde las reformas aplicadas por la dictadura de Augusto Pinochet.

Sólo el 40% de los escolares recibe educación en colegios públicos gratuitos, mientras que, a nivel universitario, no hay posibilidades de estudiar en forma gratuita. Para acceder a la educación superior, los estudiantes deben solicitar créditos internos o en bancos privados. A nivel secundario, más de la mitad de la matrícula está en manos de colegios que reciben subvención estatal y el aporte de los padres.

Las demandas estudiantiles encontraron un amplio respaldo en la población, sobre todo en la clase media, la más afectada por un sistema que fomenta el endeudamiento para costear los estudios. Son ellos los que han acompañado a los estudiantes en sus marchas, algunas de ellas, las más masivas de las últimas dos décadas.

El escenario se agrava por la prolongación del conflicto. Las constantes movilizaciones desgastan paulatinamente el Gobierno de Piñera, que, lejos de mostrarse conciliador, redobló la apuesta en varias oportunidades. Por ejemplo, al impulsar una reforma al Código Penal, que castigaría con cárcel a quienes ocupen edificios públicos y/o privados. La iniciativa transforma en delito la "ocupación o invasión ilegal de inmuebles". De aprobarse, los estudiantes que participen en tomas de establecimientos educacionales, como colegios, liceos o universidades (práctica usual) podrían ser condenados a tres años de prisión.

En este 2011, el fenómeno estudiantil chileno tuvo como líder indiscutida a Camila Vallejo, una militante comunista de 23 años, egresada de Geografía, que logró derribar la popularidad del conservador presidente y puso en jaque a su Gobierno. Sin embargo, en diciembre, no logró la reelección como presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y, en un dramático conteo, dejó su puesto por un diferencia de 189 votos.

Los chilenos prometen continuar con las movilizaciones en 2012. Cuentan con un significativo respaldo popular que rechaza la resistencia al diálogo de las autoridades. Es más, ante la falta de respuesta, los estudiantes buscarán hacer trascender su movimiento de protesta para influir en las próximas elecciones chilenas.

Santos resolvió rápidamente la crisis en Colombia

A diferencia de su par chileno, el mandatario colombiano desactivó en tiempo récord las manifestaciones estudiantiles en su país. Las primeras huelgas universitarias comenzaron el 12 de octubre en rechazo del proyecto de reforma de la educación superior que los estudiantes consideraban como un primer paso para privatizar sus instituciones. La administración de Santos lo había presentado con el argumento de que se aumentarían los cupos en las universidades con un sistema que permitiría la creación de centros de estudios de capitales públicos y privados.

Aún cuando contaba con la mayoría más que necesaria para aprobar la norma, el colombiano decidió escuchar a los jóvenes movilizados y, en noviembre, directamente retiró la propuesta del Parlamento. Prometió organizar mesas de diálogo en la que los jóvenes se sientan representados y, de manera conjunta, abordar futuras modificaciones. Con el proyecto fuera de discusión y la promesa de Santos de presentar uno nuevo, apoyado por los estudiantes, la crisis finalizó.

Las desigualdades presupuestarias en Bolivia

El movimiento estudiantil boliviano recién está surgiendo. Sin tradición de lucha, la inequidad presupuestaria para este 2012 los obligó a organizarse. Con unos 20 mil estudiantes matriculados, la universidad pública de El Alto sólo recibirá el 20% del presupuesto total que el gobierno de Evo Morales reparte entre dos casas de altos estudios de La Paz.

Los manifestantes exigen compartirlo en partes iguales con la universidad estatal San Andrés (UMSA), que recibe el 80% restante para sus 82 mil estudiantes. El Estado boliviano financia 15 universidades públicas con recursos provenientes de impuestos, especialmente de la producción de hidrocarburos. De todas formas, el mandatario boliviano aún no identifica a este sector como un factor desestabilizador de su gestión.
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