Repudian en Los Mameyes ruidos causan colmadones
Por: Ramón Urbáez
Santo Domingo.- Los Mameyes, el otrora tranquilo barrio de los militares al lado de Villa Duarte, se lanzó ayer a las calles en protesta por la proliferación de “liquor store” (drink to go)”, colmadones y chimichurris musicalizados, que mantienen el sector en un permanente estado de zozobra, y un nivel de ruido y violencia que no permite vivir en paz a ninguno de los vecinos.
Cientos de niños con uniformes escolares participaron en la marcha, tapándose la boca con papeles blanco como señal de protesta por la contaminación ambiental, la basura, la proliferación de drogas y alcohol.
“No podemos dar clases, no podemos oír la misa, no podemos leer, ni los estudiantes pueden hacer sus tareas, ni podemos dormir”, dijo sor Licette Castillo, la directora del centro educativo, quien calificó como un abuso y una vergüenza para las autoridades que hayan construido un “drink to go” en el mismo frente de la escuela.
“Toda la tarde y la noche tienen la música a todo dar y los carros y bebedores ocupan todas las aceras y las calles alrededor de la escuela, lo que es insoportable no sólo para los estudiantes, sino para profesores, padres y todo el que vive en este barrio”, dijo la religiosa.
Modalidad
Desde primeras horas de la mañana cientos de dirigentes comunitarios, profesores, estudiantes, padres de la escuela y personas de distintos niveles, se lanzaron a las calles con pancartas, altavoces y consignas en contra de los colmadores y los “drinks”, que han proliferado como una nueva modalidad de ventas de alcohol en las calles de toda la ciudad, haciendo insoportable la vida de los vecinos.
Los manifestantes dijeron que los “drinks” 361 y Rody Hacha, que fueron abiertos en la misma calle de la escuela, mantienen un nivel de intranquilidad y zozobra que ya nadie resiste. Por igual, denunciaron que los colmadones El Laurel, La Familia Mejía, la Cafería Bohechío y La Delicia, mantienen su música tan alta que puede escucharse a diez cuadras de distancia. Lo peor de todo esto, según los manifestantes, es que todos estos negocios están ubicados en el corazón urbano del barrio y al lado de la escuela y la Parroquia San Ramón Nonato.
“No hay derecho a esto y no habrá ningún resultado positivo en la lucha en contra de la violencia y la criminalidad, si estos antros de perversión y degeneración no son eliminados”, dijo Benjamín Reyes, de la Junta de Vecinos del Faro.
Inseguridad
Denunció que en torno a la calle 26 de Enero, frente a la escuela Cecilia Pelier, se han instalado más de diez chimichurris que, además de vender los bocadillos, venden cervezas y alcohol, y que los clientes estacionan sus carros y ponen música en potente bocinas durante toda la noche, sin que intervenga ninguna autoridad. “Nadie puede dormir, nadie puede estar en paz, ni nadie nos garantiza la vida”, dijo Reyes.
Protestó porque las autoridades permitieron que una familia de chinos construyera en “drink” al frente de la escuela y en un área común de un edificio construido hace años por el gobierno. El negocio además ocupa parte de la acera y nadie ha intervenido para corregir estas violaciones y abusos con la gente del barrio.
La marcha se inició a las 9:00 de la mañana en la escuela Celina Pelier y recorrió varias calles, incluyendo todas en las que se encuentran los negocios que denunciaron. Más de 800 alumnos de la escuela de todas las edades participaron en la marcha, muchos de ellos tapándose la boca con papeles blancos.
POTENTES BOCINAS
En el sector se han instalado colmadones, “drinks”, cafeterías, chimichurris y otros centros, que mantienen la intranquilidad y zozobra de los habitantes.
CIENTOS DE ALUMNOS
Las personas, muchos de ellos tapándose la boca con papeles blancos, iniciaron la marcha a las 9:00 de la manaña en la escuela Celina Pelier, de Los Mameyes.
Santo Domingo.- Los Mameyes, el otrora tranquilo barrio de los militares al lado de Villa Duarte, se lanzó ayer a las calles en protesta por la proliferación de “liquor store” (drink to go)”, colmadones y chimichurris musicalizados, que mantienen el sector en un permanente estado de zozobra, y un nivel de ruido y violencia que no permite vivir en paz a ninguno de los vecinos.
Cientos de niños con uniformes escolares participaron en la marcha, tapándose la boca con papeles blanco como señal de protesta por la contaminación ambiental, la basura, la proliferación de drogas y alcohol.
“No podemos dar clases, no podemos oír la misa, no podemos leer, ni los estudiantes pueden hacer sus tareas, ni podemos dormir”, dijo sor Licette Castillo, la directora del centro educativo, quien calificó como un abuso y una vergüenza para las autoridades que hayan construido un “drink to go” en el mismo frente de la escuela.
“Toda la tarde y la noche tienen la música a todo dar y los carros y bebedores ocupan todas las aceras y las calles alrededor de la escuela, lo que es insoportable no sólo para los estudiantes, sino para profesores, padres y todo el que vive en este barrio”, dijo la religiosa.
Modalidad
Desde primeras horas de la mañana cientos de dirigentes comunitarios, profesores, estudiantes, padres de la escuela y personas de distintos niveles, se lanzaron a las calles con pancartas, altavoces y consignas en contra de los colmadores y los “drinks”, que han proliferado como una nueva modalidad de ventas de alcohol en las calles de toda la ciudad, haciendo insoportable la vida de los vecinos.
Los manifestantes dijeron que los “drinks” 361 y Rody Hacha, que fueron abiertos en la misma calle de la escuela, mantienen un nivel de intranquilidad y zozobra que ya nadie resiste. Por igual, denunciaron que los colmadones El Laurel, La Familia Mejía, la Cafería Bohechío y La Delicia, mantienen su música tan alta que puede escucharse a diez cuadras de distancia. Lo peor de todo esto, según los manifestantes, es que todos estos negocios están ubicados en el corazón urbano del barrio y al lado de la escuela y la Parroquia San Ramón Nonato.
“No hay derecho a esto y no habrá ningún resultado positivo en la lucha en contra de la violencia y la criminalidad, si estos antros de perversión y degeneración no son eliminados”, dijo Benjamín Reyes, de la Junta de Vecinos del Faro.
Inseguridad
Denunció que en torno a la calle 26 de Enero, frente a la escuela Cecilia Pelier, se han instalado más de diez chimichurris que, además de vender los bocadillos, venden cervezas y alcohol, y que los clientes estacionan sus carros y ponen música en potente bocinas durante toda la noche, sin que intervenga ninguna autoridad. “Nadie puede dormir, nadie puede estar en paz, ni nadie nos garantiza la vida”, dijo Reyes.
Protestó porque las autoridades permitieron que una familia de chinos construyera en “drink” al frente de la escuela y en un área común de un edificio construido hace años por el gobierno. El negocio además ocupa parte de la acera y nadie ha intervenido para corregir estas violaciones y abusos con la gente del barrio.
La marcha se inició a las 9:00 de la mañana en la escuela Celina Pelier y recorrió varias calles, incluyendo todas en las que se encuentran los negocios que denunciaron. Más de 800 alumnos de la escuela de todas las edades participaron en la marcha, muchos de ellos tapándose la boca con papeles blancos.
POTENTES BOCINAS
En el sector se han instalado colmadones, “drinks”, cafeterías, chimichurris y otros centros, que mantienen la intranquilidad y zozobra de los habitantes.
CIENTOS DE ALUMNOS
Las personas, muchos de ellos tapándose la boca con papeles blancos, iniciaron la marcha a las 9:00 de la manaña en la escuela Celina Pelier, de Los Mameyes.