Más de 9 mil personas pelean por la propiedad de los parques protegidos,
Por: Tania Molina.PEDERNALES. Cualquier plan de desarrollo turístico masivo que se pretenda para la provincia Pedernales encontrará de frente un gigante de por lo menos dos cabezas.
Por un lado, la necesidad de conservar los recursos naturales en un lugar donde se estima que el 67% de su territorio se reserva a parques protegidos, y del otro, el conflicto por la propiedad de la tierra que por más de 15 años se ha mantenido sin definición en los tribunales.
"Aquí nadie levanta ni pone un block, con ninguna negociación que no sea beneficiando este pueblo". La advertencia la hace Evangelio Cruz Rivas, vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Terrenos Turísticos de Pedernales. Y para que no queden dudas de lo que eso significa, lo complementa con la anécdota de un hecho que sucedió en el pueblo hace unos cuatro meses. "Aquí vino un abogado en representación de unos dueños de unas propiedades que incluían hasta la casa de un conocido de un mecánico y los terrenos de los caficultores, y si no lo sacan agachado, lo lincha el pueblo. Tuvo la guagua de la Fiscalía que sacarlo corriendo para la Fortaleza del Ejército y ahí se fue toda la gente. Ese era un solo abogado, pero es para que te des cuenta de lo que pudiera suceder", comenta.
Cruz Rivas es una de las más de 9 mil personas que pelean en los tribunales de justicia la propiedad de 140 millones de metros cuadrados de terrenos que bordean toda la costa desde Pedernales hasta Oviedo, y que alegan les pertenecen. El conflicto por las tierras, que incluye los alrededores de la playa Bahía de las Águilas, inició luego de que el Instituto Agrario Dominicano (IAD), repartiera esos terrenos a supuestos campesinos, como parte de un proceso de reforma agraria, a pesar de que éstos no tienen vocación agrícola, por tratarse de una zona rocosa.
En la litis están envueltas, además, otras 82 personas que se conocen como "titulados", porque tienen a su favor títulos que los avalan, aunque en más de una ocasión se ha denunciado que los documentos fueron adquiridos mediante fraude.
La otra parte la constituye el Estado, que en 2001 declaró de utilidad pública los terrenos y sobre el cual recae la decisión para pactar una salida definitiva, en función de propuestas que han sugerido las partes. Dichas propuestas consisten en dividir entre todos las utilidades que genere una posible venta de las tierras. Una de las fórmulas sería 40% para el Estado, 30% para los ocupantes y 30% para los titulados, según los miembros de la Asociación.
En la actualidad, la litis por la propiedad de los terrenos se encuentra en un limbo jurídico, a decir del abogado de los ocupantes, Rubén Matos. El Tribunal de Tierras sigue a la espera de que la Suprema Corte de Justicia (SCJ) se pronuncie sobre cuatro recursos de casación interpuestos por las partes hace más de tres años.
"Este es un expediente muy complejo que involucra unas 30 demandas que no se pueden fusionar y conocerlas todas sería de nunca acabar. Por eso la mejor opción es llegar a una negociación armoniosa", indica Matos.
Ramón Sócrates Mancebo, presidente del clúster turístico de Pedernales, ve en el conflicto por la tierra el principal impedimento para el desarrollo.
"Ningún inversionista va a comprar problemas", dice. Considera que en el conflicto falta la voluntad política, pues entiende que, habiéndose declarado esos terrenos de utilidad pública, el Gobierno debió decidir sobre ellos.
Mancebo también se queja de las carencias de ese pueblo, que a pesar de tener los recursos naturales necesarios para el tipo de ecoturismo a que aspiran, no tienen el respaldo económico para desarrollarlo.
La provincia de Pedernales cuenta con unos 10 hoteles de 14 a 20 habitaciones, de las que apenas 70 se consideran de calidad.
Por lo regular. esas instalaciones son ocupadas durante los fines de semana y días festivos por visitantes nacionales y extranjeros, pero Mancebo sostiene que en la actualidad la visitación ha caído, sobre todo después que el ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, anunciara en enero pasado que turistas venezolanos se infectaron de cólera al consumir langosta de Pedernales, cosa que él niega. "Los hoteles están vacíos, ahora mismo la ocupación es de personas que hacen trabajo en la zona o en Haití, representantes de organizaciones que vienen, pero no turistas, y antes para esta época de calor todos los fines de semana estaban llenos", comenta.
Bahía suscita consenso de preservación
Tras años en la mira de inversionistas, en torno a la playa de Bahía de las Águilas parece haberse concitado suficiente consenso para que no se hagan en ella grandes intervenciones.
Entre los representantes provinciales de los ministerios de Turismo y de Medio Ambiente, dirigentes comunitarios y ciudadanos en general, se habla de manera categórica de la necesidad de mantenerla en su forma natural. Así se consigna, además, en el Plan de Ordenamiento de los Recursos Naturales de la Provincia Pedernales (PORN), preparado por el Proyecto Araucaria, con el apoyo de la Unión Europea (EU).
El PORN hace un diagnóstico del territorio, define sus usos y caracteriza las áreas de manejo. Se fundamenta en la necesidad de cuidar una provincia que en sus 2,074 kilómetros cuadrados de extensión acoge al Mirador Ceitillar y al Parque Nacional Jaragua, que junto a Bahoruco y Enriquillo forman la única reserva de biósfera, declarada por la Unesco en el 2002.
Dentro del Parque Jaragua, Bahía de las Águilas ha sido el postre más apetecido de los inversionistas. En el 2006, el grupo francés Magador se interesó en construir allí un circuito de cuatro hoteles ecológicos de 60 habitaciones, con una inversión de 600 millones de dólares. El grupo llegó al país de la mano del entonces secretario de Turismo, Félix Jiménez, quien en el 1997, ostentando el mismo cargo, promovió un proyecto de desarrollo en la zona que incluía construcción de hoteles, readecuación del muelle y un puerto turístico.
Para contrarrestar proyectos masivos de desarrollo que dañen la zona protegida, la Coalición para la Defensa de las Áreas Protegidas, presentó al Gobierno en el 2004 "La Ciudad Turística de Bahía de las Águilas", que planteaba realizar actividad económica respetando el medio ambiente, sobre todo fuera de la playa, cuyas arenas son lugar de anidación de tortugas.
En el 2008, el movimiento ecologista Grupo Jaragua entregó al Gobierno otro documento en el que daba cinco argumentos para el desarrollo sostenible de Bahía de las Águilas".
El primero calificaba como ilegal hacer infraestructura en esa playa, porque violaría la Ley 64-00, sobre Medio Ambiente, y los acuerdos internacionales; el segundo dice que un desarrollo de infraestructura no beneficiaría a la población local y desplazaría a sus empresas; y el tercero, que para un desarrollo se requería invertir en servicios y capacitación humana. El cuarto de sus argumentos es la fragilidad del ecosistema por la cantidad de especies endémicas que allí existen y por último citaban el conflicto que representaría la actividad minera con cualquier desarrollo turístico.
Miguel Melo, coordinador del Ministerio de Medio Ambiente para el Sur, entiende que por ser Bahía de las Águilas un punto de tanto interés y belleza siempre habrá quienes acechen espacios para lograr su aprovechamiento, pero asegura que en esa playa no se contempla intervención, y que su capacidad no permite otro manejo que el usufructo y visitación restringida.
El Ministerio reubicó los pescadores que antes vivían bajo las rocas en Bahía y construyó un muelle para las pequeñas embarcaciones. Ahora está en proceso la construcción de un sendero sobre la montaña que bordea la playa.
Pelempito
De un interés natural similar a Bahía de las Águilas, en Pedernales se encuentra la Sierra de Bahoruco, cuyas montañas esconden el conocido Hoyo del Pelempito. Tras 15 kilómetros de recorrido por una carretera arropada de pinos, más otros 7 kilómetros de un mal acondicionado camino, se llega al Hoyo, para contemplar la vegetación y sentir la quietud y frío que la naturaleza ahí conserva. Como todo parque natural, la Sierra de Bahoruco tiene acceso limitado y es protegida por guardaparques, no obstante, desde las cinco de la tarde sus montañas empiezan a parir haitianos que bajan a la carretera en grupos, incluyendo mujeres y niños.
Uno de ellos se atreve a hablar. Sin dar su nombre, dijo que venían de trabajar en pequeñas siembras de habichuelas y maíz que hacen a escondidas de Medio Ambiente, aunque sus descensos en grupo de hasta 10 personas, los hacía muy evidentes.