Niños son explotados en campos de arroz y de tomate

Por: María Féliz

Más de 218 millones de niños, niñas y adolescentes trabajan en el mundo, y de estos 436 mil pertenecen a la República Dominicana. El mayor segmento, 191 mil, tiene edades comprendidas entre 10 y 14 años; 152, 600 entre 15 y 17 años y 91, y 560 entre cinco y nueve años.

De los 436 niños, niñas y adolescentes que trabajan 244,160 residen en el área urbana y 191,840 en la rural. Pero lo más alarmante de esas cifras es que unos 240 mil están entre cinco y 13 años.

En los campos el trabajo consiste en mayor grado en labores agrícolas para terceros, así niños de entre cinco y 15 años empiezan la faena a las cinco de la mañana y la concluyen hasta a las cuatro de la tarde, no hay tiempo para estudiar. El 24% de los qué están en edad escolar deserta.

La labor en niños de educación básica tiene mayores consecuencias que en aquellos que ya son mayores, según la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales tienen problemas de rendimiento, el 48% se convierte en repetidor.

En las plantaciones reciben RD$10 por cada saco de 50 libras de tomate o espigas de arroz que llenen al día, completar un fardo es una labor que toma entre 40 minutos y una hora, significa que para completar RD$ 100 pesos deben trabajar entre ocho y 10 horas diarias.

Algunos pequeños van con sus padres, pero su edad no les permite trabajar, tienen entre uno y tres años y sus madres los llevan porque no tiene con quién dejarlos. Esos son los que más temprano aprenden el duro trabajo.

La representante de la Organización Internacional de Trabajo, Dabeyda Agramonte, calificó como “espantosas” las condiciones de los menores en las fincas de arroz y tomate, y alertó que es preciso sensibilizar a las autoridades respecto a las razones que hacen peligroso el trabajo para la salud y el desarrollo de los menores y que se procure una adecuadas sanción a los explotadores

Esa realidad que duele

El mayor número de niños trabajadores reside en el Cibao con un 20.3 por ciento; le sigue el suroeste con el 17.6%; el Distrito Nacional con el 16.2% y el Sureste con 15.7%.

Datos aportados por la Encuesta Nacional sobre Trabajo Infantil revelan que el 18% de los niños, niñas y adolescentes del país están ocupados en algún tipo de actividad que, como es frecuente, puede dañar o perjudicar su desarrollo físico, mental, académico, social y moral.

Arroja que 177, 452 niños, niñas y adolescentes trabajan en servicios comunales, sociales y personales y el 18.2% lo hacen en el campo; un 20.5% trabaja en el comercio, restaurantes y hoteles; el 11.6% en la industria manufacturera y el 4.4% en labores de construcción.

El Código de Trabajo prohíbe laborar a menores de 16 años y los que tienen esa edad no pueden trabajar de noche, las jornadas laborales no pueden ser superiores a las seis horas con descansos cada dos horas y no pueden ser empleados en negocios ambulatorios ni de expendio de bebidas embriagantes.

La violación de esta ley se tipifica como una falta grave y se condena con siete a 12 salarios mínimos.

Un caso peculiar y agravado es el de aquellos menores cedidos por sus padres a otras familias para que ayuden en labores domésticas. Eso representa una situación de alto riesgo e incrementa la posibilidad de abuso sexual, dado que en el trabajo doméstico se multiplica la explotación a niños o jóvenes, privados de asistir a la escuela y como único pago reciben comida y alojamiento.

La gran mayoría debe trabajar como resultado de la situación de pobreza en la que está sumergido su núcleo familiar.

En el Sur, sobre todo, los niños desarrollan actividades agrícolas y/o domesticas, que los convierten en fuentes de ingresos para la familia.
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