Latinos no olvidan sus tradiciones en las fiestas navideñas

Ruth E. Hernández Beltrán
Nueva York. La tradicional gastronomía latinoamericana, desde las hallacas venezolanas, los tamales mexicanos o los buñuelos con miel de Ecuador para el postre, no faltará en los hogares hispanos en esta Navidad, que tampoco olvidan sus creencias religiosas.

En algunos hogares latinos en EE.UU se celebrará la Navidad con alegría, y con nostalgia en otros por la ausencia de seres queridos, pero, arraigados a las tradiciones que les acompañaron en el equipaje con el que llegaron a este país.

Para la ecuatoriana Magdalena Pulla, que emigró hace diez años, es importante mantener las tradiciones y enseñarlas a las nuevas generaciones que han nacido en este país.

Pulla dijo a Efe que no ha olvidado la tradicional cena de
Nochebuena, donde sirve a su familia los típicos tamales de harina de maíz de su país, y donde el cerdo ha sustituido al pavo, como se acostumbra en Cuenca ese día."Celebro la Navidad con mucha nostalgia por mi familia y mi tierra.

Trato de estar en familia y seguir nuestras costumbres en cuanto a la comida. En la cena participan mi esposo, mis hijos, y otros miembros de mi familia. Para mí es muy importante que mis hijos conserven las tradiciones, que no olviden sus raíces", sostuvo.
sus costumbres, hace ocho años realiza en la ciudad de Newark, en Nueva Jersey el tradicional "Pase del niño" un evento religioso que en su natal Cuenca se celebra el 24 de diciembre.

"Quise traer esa tradición de mi ciudad acá para que los ecuatorianos no olviden nuestra cultura porque estaban asumiendo otras costumbres", comentó.

El Pase del Niño es una tradición muy antigua, en la que se rinde culto al nacimiento del niño Jesús con procesiones en la que se lleva su imagen y los niños se visten de ángeles, pastores, de la virgen, los reyes magos y vestimenta típica de su país, acompañados de la banda del pueblo, que toca villancicos populares.

Pulla recordó que tras la muerte de su madre, heredó una imagen del niño Jesús para que continuara con la tradición.

"Mi madre tenía devoción, respeto hacia el niño", señaló y agregó que "mi gran reto fue hacer algo bonito que atrajera a grandes y chicos", lo que finalmente consiguió ya que ha crecido la participación de ecuatorianos.

Otra que sigue sus tradiciones pese a que hace tres décadas que se estableció en Nueva York es la conocida chef mexicana Zarela Martínez, quien el 24 de diciembre comparte con familiares y amigos en una especie de "open house" donde se sirve pescado y otros platos, pero no falta "lo más tradicional, los tamales".

Mientras que Carmen Isturiz, quien reside en Nueva York desde 1981, tampoco olvida las tradiciones de su natal Venezuela.

"Celebramos el 24 de diciembre disfrutando de las hallacas, el pan de jamón, la ensalada de gallina, pernil y jamón ahumado. En toda Venezuela se come eso", afirmó.

Agregó que durante veinte años se han reunido en su hogar para la tradicional cena, donde iban sus amigos en busca de las hallacas.

Isturiz, también chef, agregó que este año la cena será en el restaurante Guayoyo (como le llaman los venezolanos al café que toman en la tarde) que hace un año inauguró en Manhattan junto a su esposo.

Ese día, el restaurante servirá la tradicional comida que suelen preparar en Nochebuena en su país "y ahí estará mi madre supervisando para dar el visto bueno".

Para la puertorriqueña Debbie Quiñonez las fiestas navideñas no están completas sin el tradicional coquito, cuyos ingredientes principales son la leche de coco y el ron, y que no falta en ningún hogar boricua.

Su interés en mantener la tradición le llevó a organizar hace ocho años un popular concurso en Nueva York, que hace tres años tiene como hogar el Museo del Barrio, donde se compite por el título del mejor coquito, al que acuden cientos de personas.

"El concurso comenzó hace ocho años cuando murió una amiga de la familia, que cada año lo preparaba y me quedé sin coquito. Convoqué entonces a un grupo de amigos a mi casa para hacerlo", pero el número de personas fue creciendo y tuvo que trasladarlo a otro lugar, recordó.

El interés que generó el concurso fue tanto que desde el año pasado se hace un concurso en cada condado y los ganadores compiten en el evento final en el museo, donde el voto del público y un jurado elige el ganador.

"Mi sueño es dar a conocer el coquito en todo el mundo", aseguró Quiñonez a Efe.
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