Creación y desarticulación de la "Banda Colorá" de los doce años de Balaguer,
Quizás muchos dominicanos hayan olvidado que las denominadas bandas de delincuentes que azotaron nuestro país al principio de la década de los 70 tuvieron su origen en el seno de la Policía Nacional.
La más temible de esas bandas "La Colorá", fue creada, según las denuncias de ese entonces, por el mayor general, Enrique Pérez y Pérez, cuando era jefe de la Policía Nacional.
Estas bandas tuvieron su apogeo durante los fatídicos 12 años de Joaquín Balaguer cuando las personas que no comulgaban con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) eran perseguidas, apresadas y acusadas injustamente de "comunistas" y "quema gomas").
La "banda colorá", la más famosa de todas, se caracterizó por cometer horrendos asesinatos, propinar palizas y golpizas a humildes obreros, comerciantes, amas de casa, carboneros, dulceros, heladeros, campesinos, limpiabotas, profesionales de diferentes áreas del saber, incluso contra algunos policías y guardias que tenían familias vinculadas al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y organizaciones de izquierda.
Se recuerda que en esa época, todo detenido por capricho de la policía, tan pronto llegaba a las casas de Guardia del cuartel de sus respectivos pueblos, escuchaba de parte de un simple raso o un suboficial de la uniformada "tranquen a ese comunista, quema gomas", contra quienes se instrumentaba falsos expedientes y se le enviaba a la justicia, donde jueces políticos les aplicaban severas condenas.
Como una violencia injusta genera otra justa, jóvenes revolucionarios de algunos sectores capitalinos conformaron contra bandas con el objetivo de enfrentar a los criminales de la "banda colorá", llegando a matar algunos de los antisociales. Si mal no recuerdo, entre estos bandoleros de aquella banda cayó el tétrico bandido "El Ombligú."
La tenebrosa "Banda Colorá", no conforme con los desmanes cometidos en la capital, trasladó sus antisociales a varios pueblos del país, incluyendo Barahona y San Cristóbal. En esta última localidad esa asociación criminal, cometió abusos contra muchas personas serias, honestas y trabajadores, sin saber que en esta población comenzaría su decadencia total. Una de las razones fundamentales de su desaparición fue debido al carácter del extinto mayor general, Neit Rafael Nivar Seijas, (quien era nativo de San Cristóbal), y en esa ocasión jefe del Ejército Nacional, que no se quedó de brazos cruzados y arremetió contra los bandoleros.
Esa vez, Nivar Seijas intervino tomando ciertas accciones que marcaron el final de la "banda colorá que era amparada por la Policía, al cual por esta medida que recibió el total respaldo de la ciudadanía, debe Dios tenerlo en la gloria.
El alto militar, que tenía diferencias con Pérez y Pérez, ordenó a un coronel de apellido Boves, que era el comandante militar de San Cristóbal que apresara metiera a la cárcel a los facinerosos de "la banda Colorá" que se trasladaron desde la Capital a cometer sus fechorías contra la población sancristobalenses, en especial conrta la juventud.
El coronel Boves que durante su permanencia en San Cristóbal no toleró abusos de los hombres bajo su mando contra los pobladores, actuó de inmediato, procediendo a detener a todos los bandidos, sin hacer caso a las advertencias que le hicieron los comandantes policiales locales de ese entonces.
De inmediato, el jefe policial, Enrique Pérez y Pérez, protestó bajo el alegato de que la Policía era la encargada de mantener el orden público en el país y no el Ejército, por lo que Nivar Seijas le dijo más o menos "que el Ejército tenía facultad para intervenir ante cualquier acción antisocial que pudiera poner en peligro la vida de los ciudadanos, a la falta de respuesta por parte de la Policía".
Gracias a la acción de este gran militar, la "banda colorá" desapareció, mientras pobladores capitalinos comenzaron a perseguir a los bandidos, quienes ya, sin el apoyo policial, no tenían más que andar con mucho cuidado por las calles, si era que salían de sus madrigueras, donde se ocultaban.
Hoy, gracias a Dios, ya los términos policiales de "comunista" y "quema gomas" no existen, pero sí el de las bandas de delincuentes, donde la Policía no hace diferencias.
Cuando digo que la Policía no hace diferencias, me refiero a que cuando dos personas o grupos de personas o familias serias, honradas y trabajadoras sostienen enfrentamientos por diferencias personales y sacan a relucir armas de fuego sean legales o ilegales, de inmediato la Policía habla de " enfrentamientos entre bandas de delincuentes".
Esto es producto de que cuando suceden esos hechos no hay seriedad en las investigaciones que realizan los oficiales designados para tales labores. En esto hay que tener mucho cuidado para no acusar de integrantes de bandas de delincuentes a todo ciudadano serio que por motivos normales, escenifiquen una pelea, riña, enfrentamiento, o como se le quiera llamar.
Se han dado caso de estos, donde personas honestas han peleado entre sí y se le ha sometido a la justicia como integrantes de bandas de delincuentes.
Concluyo diciendo que cuando en realidad integrantes de bandas de antisociales escenifican pleitos por motivos que nada tienen que ver con hechos delincuenciales, las autoridades deben investigar muy a fondo y con seriedad, para que en el expediente a instrumentar especifiquen sin apasionamientos ni perjuicios, los verdaderos motivos que originaron ese enfrentamiento, para que no se sigan cometiendo injusticias.
No nos explicamos que en pleno siglo XXI sucedan estas cosas, cuando ya gozamos de una justicia independiente, contrario a la que prevaleció durante los negros y ensangreantados doce años de Joaquín Balaguer, donde muchos jueces y fiscales eran altos dirigentes reformistas oficiales de la Policía Nacional
El ciudadano, sea quien sea, repito sea quien sea, que cometa una infracción a las leyes vigentes, debe ser apresado y sometido a la justicia por el hecho que cometa, y el que nada tiene que ver con ese hecho, no debe ser molestado porque a otra persona le venga en ganas. Para lograr este importante paso, los encargados de realizar las investigaciones correspondientes, deben ser personas capacitadas, serias, insobornables y respetuosas de las leyes, entre otros cosas.
La más temible de esas bandas "La Colorá", fue creada, según las denuncias de ese entonces, por el mayor general, Enrique Pérez y Pérez, cuando era jefe de la Policía Nacional.
Estas bandas tuvieron su apogeo durante los fatídicos 12 años de Joaquín Balaguer cuando las personas que no comulgaban con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) eran perseguidas, apresadas y acusadas injustamente de "comunistas" y "quema gomas").
La "banda colorá", la más famosa de todas, se caracterizó por cometer horrendos asesinatos, propinar palizas y golpizas a humildes obreros, comerciantes, amas de casa, carboneros, dulceros, heladeros, campesinos, limpiabotas, profesionales de diferentes áreas del saber, incluso contra algunos policías y guardias que tenían familias vinculadas al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y organizaciones de izquierda.
Se recuerda que en esa época, todo detenido por capricho de la policía, tan pronto llegaba a las casas de Guardia del cuartel de sus respectivos pueblos, escuchaba de parte de un simple raso o un suboficial de la uniformada "tranquen a ese comunista, quema gomas", contra quienes se instrumentaba falsos expedientes y se le enviaba a la justicia, donde jueces políticos les aplicaban severas condenas.
Como una violencia injusta genera otra justa, jóvenes revolucionarios de algunos sectores capitalinos conformaron contra bandas con el objetivo de enfrentar a los criminales de la "banda colorá", llegando a matar algunos de los antisociales. Si mal no recuerdo, entre estos bandoleros de aquella banda cayó el tétrico bandido "El Ombligú."
La tenebrosa "Banda Colorá", no conforme con los desmanes cometidos en la capital, trasladó sus antisociales a varios pueblos del país, incluyendo Barahona y San Cristóbal. En esta última localidad esa asociación criminal, cometió abusos contra muchas personas serias, honestas y trabajadores, sin saber que en esta población comenzaría su decadencia total. Una de las razones fundamentales de su desaparición fue debido al carácter del extinto mayor general, Neit Rafael Nivar Seijas, (quien era nativo de San Cristóbal), y en esa ocasión jefe del Ejército Nacional, que no se quedó de brazos cruzados y arremetió contra los bandoleros.
Esa vez, Nivar Seijas intervino tomando ciertas accciones que marcaron el final de la "banda colorá que era amparada por la Policía, al cual por esta medida que recibió el total respaldo de la ciudadanía, debe Dios tenerlo en la gloria.
El alto militar, que tenía diferencias con Pérez y Pérez, ordenó a un coronel de apellido Boves, que era el comandante militar de San Cristóbal que apresara metiera a la cárcel a los facinerosos de "la banda Colorá" que se trasladaron desde la Capital a cometer sus fechorías contra la población sancristobalenses, en especial conrta la juventud.
El coronel Boves que durante su permanencia en San Cristóbal no toleró abusos de los hombres bajo su mando contra los pobladores, actuó de inmediato, procediendo a detener a todos los bandidos, sin hacer caso a las advertencias que le hicieron los comandantes policiales locales de ese entonces.
De inmediato, el jefe policial, Enrique Pérez y Pérez, protestó bajo el alegato de que la Policía era la encargada de mantener el orden público en el país y no el Ejército, por lo que Nivar Seijas le dijo más o menos "que el Ejército tenía facultad para intervenir ante cualquier acción antisocial que pudiera poner en peligro la vida de los ciudadanos, a la falta de respuesta por parte de la Policía".
Gracias a la acción de este gran militar, la "banda colorá" desapareció, mientras pobladores capitalinos comenzaron a perseguir a los bandidos, quienes ya, sin el apoyo policial, no tenían más que andar con mucho cuidado por las calles, si era que salían de sus madrigueras, donde se ocultaban.
Hoy, gracias a Dios, ya los términos policiales de "comunista" y "quema gomas" no existen, pero sí el de las bandas de delincuentes, donde la Policía no hace diferencias.
Cuando digo que la Policía no hace diferencias, me refiero a que cuando dos personas o grupos de personas o familias serias, honradas y trabajadoras sostienen enfrentamientos por diferencias personales y sacan a relucir armas de fuego sean legales o ilegales, de inmediato la Policía habla de " enfrentamientos entre bandas de delincuentes".
Esto es producto de que cuando suceden esos hechos no hay seriedad en las investigaciones que realizan los oficiales designados para tales labores. En esto hay que tener mucho cuidado para no acusar de integrantes de bandas de delincuentes a todo ciudadano serio que por motivos normales, escenifiquen una pelea, riña, enfrentamiento, o como se le quiera llamar.
Se han dado caso de estos, donde personas honestas han peleado entre sí y se le ha sometido a la justicia como integrantes de bandas de delincuentes.
Concluyo diciendo que cuando en realidad integrantes de bandas de antisociales escenifican pleitos por motivos que nada tienen que ver con hechos delincuenciales, las autoridades deben investigar muy a fondo y con seriedad, para que en el expediente a instrumentar especifiquen sin apasionamientos ni perjuicios, los verdaderos motivos que originaron ese enfrentamiento, para que no se sigan cometiendo injusticias.
No nos explicamos que en pleno siglo XXI sucedan estas cosas, cuando ya gozamos de una justicia independiente, contrario a la que prevaleció durante los negros y ensangreantados doce años de Joaquín Balaguer, donde muchos jueces y fiscales eran altos dirigentes reformistas oficiales de la Policía Nacional
El ciudadano, sea quien sea, repito sea quien sea, que cometa una infracción a las leyes vigentes, debe ser apresado y sometido a la justicia por el hecho que cometa, y el que nada tiene que ver con ese hecho, no debe ser molestado porque a otra persona le venga en ganas. Para lograr este importante paso, los encargados de realizar las investigaciones correspondientes, deben ser personas capacitadas, serias, insobornables y respetuosas de las leyes, entre otros cosas.