FREDDY BERAS GOICO

(Por: Eli Heiliger)

Como reportero de diferentes medios entrevisté a Freddy Beras Goico en varias oportunidades lo que me permitió conocer sus inquietudes por los problemas sociales y, sobre todo, su vocación de servicio a los más necesitados.

Recuerdo que en una de esas oportunidades, laborando como editor político del desaparecido diario El Sol, me correspondió entrevistarlo sobre la situación política.

En esa época, a finales de la década del 1980, gobernaba Joaquín Balaguer y la nación estaba postrada por interminables apagones, escasez de combustibles y productos alimenticios, delincuencia y otros males.

En medio de todo ello desconcertaba el hermetismo del líder del reformismo. Era tal su silencio ante la problemática nacional que muchos lo consideraban una estatua orante.

Freddy Beras Goico, quien en varias oportunidades rechazó la oferta de los grandes partidos del país para postularlos a diferentes cargos como la Vicepresidencia de la República, se unió a los ciudadanos que demandaban que el Presidente tomará medidas o hablara para llevar aliento al país.

“A Freddy Beras Goico le preocupa el silencio de Balaguer”, ese fue el título que citó de memoria de primero que publicó el diario El Sol en primera plana y a ocho columna, que lógicamente provocó que a su reclamo se sumaran otras voces, hasta generar una corriente de opinión.

Balaguer, después de varios días oyó las voces que le reclamaban algún tipo de intervención frente a la situación nacional.

La voz de Freddy Beras Goico movía a la acción, sus pronunciamientos en contra del narcotráfico, corrupción y otras taras sociales eran tomados en cuenta por la autoridad que ganó en la población, de la que muchas veces fungió como su defensor, su vocero.

Con su partida a destiempo el país pierde un ciudadano ejemplar y un gran artista. Estuvo exiliado al final de la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo, fue de los que en abril de 1965, desde la trinchera del honor, demandaron el retorno de la constitucionalidad y restauración de la soberanía nacional.

Como artista fue un fino humorista que detrás de la risa que provocaba, aún en los momentos más convulsos del país, movía a la reflexión sobre los problemas nacionales. Los personajes que creó en ese sentido son muy elocuentes.

El país acaba de perder un gran hombre, un polifacético y talentoso artista, que sobresale su amor al prójimo.

¡Paz a sus restos!

(Fuente: Diario Libre)
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