Negligencia de algunos médicos del Jaime Mota, sigue cobrando vidas humanas
Por: Juan Francisco Matos
Ayer domingo, 17 de octubre, aconteció un hecho muy serio en el hospital Jaime Mota de Barahona, el cual pasó desapercibido como muchos otros que suceden en ese respetable centro asistencial público, no por culpa de sus incumbentes, sino por la irresponsabilidad de algunos médicos que al parecer no tienen sensibilidad humana, hechos que en ocasiones han costado la vida a humildes ciudadanos como en este caso.
Sucede que a eso de las tres y 15 o 20 minutos de la madrugada, llegó al hospital Jaime Mota referido desde el de Villa Jaragua el señor Pastor Díaz Espinosa con su hijo, Aquiles Yoel Díaz Rivas Espinosa, de 20 años, con una herida de bala en la región lumbar derecha con orificio de entrada sin salida, que se la hizo el cabo de la Policía Nacional Domingo Ferreras en el marco de una trifulca entre ciudadanos que compartían tragos, incluyendo al uniformado.
Tan pronto ocurrió este hecho Díaz Espinosa, que nos conocemos desde hace años, me llamó a mi casa en esta ciudad y me contó lo sucedido, diciendome que ya venía en una ambulancia rumbo a Barahona, por lo que me dirigí al centro de salud local a esperarlo.
Cuando esté llegó al Jaime Mota con su hijo herido, que ya había perdido mucha sangre, en la sala de emergencias había dos médicos, uno de los cuales dispuso que a este se le tomara una placa, en tanto era recluido en una sala del segundo nivel del centro asistencial, donde de inmediato fue asistido con sueros y creo que con antibióticos.
A eso de las diez de la mañana, el cirujano de turno no había hecho acto de presencia en el hospital, por lo que el padre del herido le dijo a la enfermera que quería llevarse al muchacho para la capital porque estaba notando que no estaba muy bien y aquí nop habían señales del cirujano y mucho menos de que sería operado, a lo que esta le contestó que no podía hacer eso sin que el médico le diera de alta oficialmente.
Debido a esto, este periodista le preguntó a la enfermera que llevaba puesta una bata de flores, qué quien era el cirujano, a lo que me contestó "es el cirujano Durán", "por lo que le dije está bien señorita".
Pasaron las horas y el cirujano no aparece, por lo que el padre insistió en que quería sacar su hijo hacia la Capital, la enfermera dijo que no se podía porque no estaba Durán. Luego pasó por el pasillo frente a la sala del interno junto a una enfermera, una joven doctora con un freiter en su dentadura, a la cual el padre llamó y le dijo que se quería llevar su hijo. Esta contestó correctamente " este paciente no está mi cargo, sino a la de un cirujano".
Minutos después se apareció un joven médico de Medicina General con quién el padre del herido habló. Este médico le hechó un vistazo a una placa que le habían hecho al herido. De inmediato, el galeno al ver las condiciones no muy buenas del joven, dispuso se le hiciera un hemograma que no se sabe porque no se le había hecho y le mandó a tirar una placa a nivel del tórax, cosa que no se pudo materializar porque el joven se desmayó cuando se luchaba para parrarlo de la silla en que fue conducido a Rayos Exis.
Para sorpresa de todos, al rato de presentó una enfermera, la misma que tenía la bata de flores y le comunicó al padre del joven "señor le mandó a decir el cirujano que su hijo ha sido dada de alta, debido a que la bala alojada en su cuerpo no representa peligro alguno para su vida". No se como este señor dijo eso, porque no se presentó a la sala a ver la placa.
Para mí, el referido cirujano le comunicó la de alta a la enfermera por la vía telefónica, ya que este en ningún momento se presentó a la sala donde estaba el herido a ver la placa que se le hizo cuando llego al Jaime Mota. No sabía que en este hospital, también se daba de alta a los pacientes de boca, sin la presencia del facultativo correspondiente.
Alegre, el padre del herido buscó al médico con quien habló momentos antes y le comunicó la situación, por lo que este no vaciló ni un segundo, para preparar el reherimiento del herido al Hospital Morgan de la Capital, centro de salud que fue escogido para tales fines por el padre del paciente y otros familiares presentes.
El hombre partió a las cinco de la tarde para el morgan con su hijo en un vehículo privado, porque en el hospital se dijo que la ambulancia de allí estaba "averiada en Santo Domingo. pero para desgracia del destino el humilde padre no tenía 6 mil pesos para disponer de un vehiculo similar privado, por lo que se lo llevó acostado en el asiento trasero de un Expreso de SINCHOMIBA.
A la una de la madrugada de este lunes 18, duermo en mi cama del barrio Savica, cuando mi esposa Rafaela me despierta "Juan, juan suena tú celular". me levanté con la presunción de que algo grave estaba ocurriendo y en realidad mi pensamiento no me traicionó. Abrí mi celular y pregunté -Quien habla. "Mi hijo murió anoche a eso de las nueve y treinta minutos", me contestó una voz que sonaba lejos. Era la del padre del joven Aquiles. Sinceramente, de mis ojos brotaron dos lagrimas.
Este me dijo que los médicos del Morgan le comunicaron que cuando su hijo llegó allí, practicamente ya estaba muerto, lo que significa que el proyectil le afectó un órgano vital de su cuerpo. En los últimos años han muerto varias personas en el Jaime Mota, quienes hubieran estado vivas de no ser por la irresponsabilidad y falta de sensibilidad humana de algunos de los médicos de este hospital, para quienes la vida de los pacientes no vale ni una colilla de cigarrillos. Como digo que allí hay médicos asesinos, criminales y cavernarios, tambien afirmó que hay buenos, que ponen en alto su profesión haciendo todo lo posible por salvar una vida de un paciente grave, por enfermedad natural o accidente.
Croe que este hecho debe ser investigado por el el director del Jaime Mota, doctor Gilberto Suero Cavallo, de quien digo que no quiere que ningún paciente muera allí, pero lamentablemente es el jefe de algunos asesinos (médicos), que creo gozan y se satisfacen cuando se les muere un paciente.
El criminal responsable de esta muerte merece que el Poder Ejecutivo le cancele su Exequatur y se le someta a la acción de la j
justicia, acusado de provocar la muerte de un paciente que duró muchas horas vivo, sin ser operado ni tratado adecuadamente. Hechos como este no pueden quedar impune.
Lo lamentable del caso es que en este centro asistencial siempre los asesinos (los médicos inhumanos), dejan morir y provocan la muerte de pacientes y siempre hay algún alegato para justificar la acción de estos criminales. Si allí no se toman medidas fuertes, sancionandose ejemplarizadoramente a estos galenos que se sienten bien con ver morir pacientes, lamentablemente seguirán sucediendo casos bochornosos, horrorosos o como cada cual les quiera llamar.
Recomiendo a los parientes de personas que presenten enfermedades naturales o serios problemas de salud a causa de accidentes y hechos violentos, que si no tienen dinero para pagar una clínica privada, que las lleven directamente a centros médicos públicos de Santo Domingo y no al Jaime Mota, porque habría más conformidad familiar que el paciente muera en el trayecto, a que un galeno desalmado, por negligencia lo deje morir en este hospital, cosa que no es responsabilidad de la dirección actual. Recalco que si no se toman medidas contra esos galenos criminales, en el Jaime Mota seguirá muriendo gente que pueden salvar sus vidas y en otros hospitales de la Capital.
Doctor Suero todavía usted tiene tiempo suficiente para controlar esa situación. Usted procede de una respetable familia barahonera, pero lamentablemente esos médicos irresponsables le están empañando frente al pueblo, todas las cualidades positivas que lo caracterizan como ser humano, con sus criminales actuaciones.
Ayer domingo, 17 de octubre, aconteció un hecho muy serio en el hospital Jaime Mota de Barahona, el cual pasó desapercibido como muchos otros que suceden en ese respetable centro asistencial público, no por culpa de sus incumbentes, sino por la irresponsabilidad de algunos médicos que al parecer no tienen sensibilidad humana, hechos que en ocasiones han costado la vida a humildes ciudadanos como en este caso.
Sucede que a eso de las tres y 15 o 20 minutos de la madrugada, llegó al hospital Jaime Mota referido desde el de Villa Jaragua el señor Pastor Díaz Espinosa con su hijo, Aquiles Yoel Díaz Rivas Espinosa, de 20 años, con una herida de bala en la región lumbar derecha con orificio de entrada sin salida, que se la hizo el cabo de la Policía Nacional Domingo Ferreras en el marco de una trifulca entre ciudadanos que compartían tragos, incluyendo al uniformado.
Tan pronto ocurrió este hecho Díaz Espinosa, que nos conocemos desde hace años, me llamó a mi casa en esta ciudad y me contó lo sucedido, diciendome que ya venía en una ambulancia rumbo a Barahona, por lo que me dirigí al centro de salud local a esperarlo.
Cuando esté llegó al Jaime Mota con su hijo herido, que ya había perdido mucha sangre, en la sala de emergencias había dos médicos, uno de los cuales dispuso que a este se le tomara una placa, en tanto era recluido en una sala del segundo nivel del centro asistencial, donde de inmediato fue asistido con sueros y creo que con antibióticos.
A eso de las diez de la mañana, el cirujano de turno no había hecho acto de presencia en el hospital, por lo que el padre del herido le dijo a la enfermera que quería llevarse al muchacho para la capital porque estaba notando que no estaba muy bien y aquí nop habían señales del cirujano y mucho menos de que sería operado, a lo que esta le contestó que no podía hacer eso sin que el médico le diera de alta oficialmente.
Debido a esto, este periodista le preguntó a la enfermera que llevaba puesta una bata de flores, qué quien era el cirujano, a lo que me contestó "es el cirujano Durán", "por lo que le dije está bien señorita".
Pasaron las horas y el cirujano no aparece, por lo que el padre insistió en que quería sacar su hijo hacia la Capital, la enfermera dijo que no se podía porque no estaba Durán. Luego pasó por el pasillo frente a la sala del interno junto a una enfermera, una joven doctora con un freiter en su dentadura, a la cual el padre llamó y le dijo que se quería llevar su hijo. Esta contestó correctamente " este paciente no está mi cargo, sino a la de un cirujano".
Minutos después se apareció un joven médico de Medicina General con quién el padre del herido habló. Este médico le hechó un vistazo a una placa que le habían hecho al herido. De inmediato, el galeno al ver las condiciones no muy buenas del joven, dispuso se le hiciera un hemograma que no se sabe porque no se le había hecho y le mandó a tirar una placa a nivel del tórax, cosa que no se pudo materializar porque el joven se desmayó cuando se luchaba para parrarlo de la silla en que fue conducido a Rayos Exis.
Para sorpresa de todos, al rato de presentó una enfermera, la misma que tenía la bata de flores y le comunicó al padre del joven "señor le mandó a decir el cirujano que su hijo ha sido dada de alta, debido a que la bala alojada en su cuerpo no representa peligro alguno para su vida". No se como este señor dijo eso, porque no se presentó a la sala a ver la placa.
Para mí, el referido cirujano le comunicó la de alta a la enfermera por la vía telefónica, ya que este en ningún momento se presentó a la sala donde estaba el herido a ver la placa que se le hizo cuando llego al Jaime Mota. No sabía que en este hospital, también se daba de alta a los pacientes de boca, sin la presencia del facultativo correspondiente.
Alegre, el padre del herido buscó al médico con quien habló momentos antes y le comunicó la situación, por lo que este no vaciló ni un segundo, para preparar el reherimiento del herido al Hospital Morgan de la Capital, centro de salud que fue escogido para tales fines por el padre del paciente y otros familiares presentes.
El hombre partió a las cinco de la tarde para el morgan con su hijo en un vehículo privado, porque en el hospital se dijo que la ambulancia de allí estaba "averiada en Santo Domingo. pero para desgracia del destino el humilde padre no tenía 6 mil pesos para disponer de un vehiculo similar privado, por lo que se lo llevó acostado en el asiento trasero de un Expreso de SINCHOMIBA.
A la una de la madrugada de este lunes 18, duermo en mi cama del barrio Savica, cuando mi esposa Rafaela me despierta "Juan, juan suena tú celular". me levanté con la presunción de que algo grave estaba ocurriendo y en realidad mi pensamiento no me traicionó. Abrí mi celular y pregunté -Quien habla. "Mi hijo murió anoche a eso de las nueve y treinta minutos", me contestó una voz que sonaba lejos. Era la del padre del joven Aquiles. Sinceramente, de mis ojos brotaron dos lagrimas.
Este me dijo que los médicos del Morgan le comunicaron que cuando su hijo llegó allí, practicamente ya estaba muerto, lo que significa que el proyectil le afectó un órgano vital de su cuerpo. En los últimos años han muerto varias personas en el Jaime Mota, quienes hubieran estado vivas de no ser por la irresponsabilidad y falta de sensibilidad humana de algunos de los médicos de este hospital, para quienes la vida de los pacientes no vale ni una colilla de cigarrillos. Como digo que allí hay médicos asesinos, criminales y cavernarios, tambien afirmó que hay buenos, que ponen en alto su profesión haciendo todo lo posible por salvar una vida de un paciente grave, por enfermedad natural o accidente.
Croe que este hecho debe ser investigado por el el director del Jaime Mota, doctor Gilberto Suero Cavallo, de quien digo que no quiere que ningún paciente muera allí, pero lamentablemente es el jefe de algunos asesinos (médicos), que creo gozan y se satisfacen cuando se les muere un paciente.
El criminal responsable de esta muerte merece que el Poder Ejecutivo le cancele su Exequatur y se le someta a la acción de la j
justicia, acusado de provocar la muerte de un paciente que duró muchas horas vivo, sin ser operado ni tratado adecuadamente. Hechos como este no pueden quedar impune.
Lo lamentable del caso es que en este centro asistencial siempre los asesinos (los médicos inhumanos), dejan morir y provocan la muerte de pacientes y siempre hay algún alegato para justificar la acción de estos criminales. Si allí no se toman medidas fuertes, sancionandose ejemplarizadoramente a estos galenos que se sienten bien con ver morir pacientes, lamentablemente seguirán sucediendo casos bochornosos, horrorosos o como cada cual les quiera llamar.
Recomiendo a los parientes de personas que presenten enfermedades naturales o serios problemas de salud a causa de accidentes y hechos violentos, que si no tienen dinero para pagar una clínica privada, que las lleven directamente a centros médicos públicos de Santo Domingo y no al Jaime Mota, porque habría más conformidad familiar que el paciente muera en el trayecto, a que un galeno desalmado, por negligencia lo deje morir en este hospital, cosa que no es responsabilidad de la dirección actual. Recalco que si no se toman medidas contra esos galenos criminales, en el Jaime Mota seguirá muriendo gente que pueden salvar sus vidas y en otros hospitales de la Capital.
Doctor Suero todavía usted tiene tiempo suficiente para controlar esa situación. Usted procede de una respetable familia barahonera, pero lamentablemente esos médicos irresponsables le están empañando frente al pueblo, todas las cualidades positivas que lo caracterizan como ser humano, con sus criminales actuaciones.