Un final de película para Roman Polanski

Por: EFE

Como si fuese el protagonista de una de sus películas, el cineasta Roman Polanski abandonó ayer su residencia suiza, tras siete meses de arresto domiciliario, ante la atenta presencia de decenas de periodistas y la amable mirada de sus vecinos.

Poco se podía imaginar Polanski que su imponente residencia en Gstaad, localidad alpina al sur de Suiza, se convertiría un día en una acomodada celda de la que sólo saldría para dar largos paseos por el prado, según comentan los vecinos del director de cine franco-polaco.

Polanski aguardó un poco hasta que el Ministerio de Justicia suizo hizo pública la noticia de su liberación a las 14.00 hora local (12.00 GMT).

Apenas una hora y media después, echó el cierre a la “Milky Way”, como llamó a su parcela alpina, y dejó el pintoresco pueblo suizo en el asiento trasero de un potente “Range Rover”, según testigos de la fugaz salida.

Sólo su ama de llaves quedó salvaguardando su patrimonio helvético.

A Polanski, acusado en Estados Unidos de haber mantenido relaciones sexuales con una menor de 13 años en 1977 -cuando él tenía 43-, le esperaba un avión privado en un cercano aeropuerto con rumbo a París, apuntaron fuentes cercanas al director.

El envidiable paraje de Gstaad, punto de encuentro en época de esquí de las esferas más altas de la sociedad europea, ya es para Polanski una escena pasada de su vida, un lugar al que, de vez en cuando, su mujer y amigos acudían a visitarle.

La Justicia suiza rechazó la demanda de extradición de Estados Unidos, le quitó el brazalete electrónico y abrió sus fronteras al director de “The pianist”, que salió despavorido a abrazar su libertad.
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